La invasión de Rusia a Ucrania ha desatado demonios nunca antes vistos y ha puesto de manifiesto la bajeza a la que el ser humano puede llegar, desde Greenpeace se ha logrado desarrollar una investigación donde se determina que Rusia ha disfrazado de “verde” ecológico todo el gas y su energía nuclear con la firme intención de debilitar de alguna manera el sistema de soporte de la Unión Europea con relación a combustibles y efectivamente estas empresas estatales rusas de las ramas nucleares y petroleras donde destacan (Gazprom, Rosatom, Lukoil) ayudadas por el estado y por los grupos de presión a las cuales representan, han llevado el negocio del lobby a un nivel nunca antes visto, alcanzado que la Asociación Nuclear Mundial y la Gas Infrastructure Europe concedieran el estatus de “sostenibilidad” tanto a la energía nuclear como al gas fósil extraído de Rusia.
Esto quiere decir que sin más ni menos se dará un completo apoyo a estas energías disfrazándolas o pintándolas de sostenibles y de verdes ante la comunidad internacional y por ende ante el mundo entero. Logrando que toda Europa siga dependiendo del uranio ruso (20 %) y del gas ruso (40 %). Estas empresas, según la investigación de Greenpeace podrán mediante esta calificación aumentar el número de centrales de gas hasta en un 70 % lanzando a la atmosfera cerca de 1500 millones de toneladas de CO2. Beneficiándose de forma directa al ser Rusia el país que más energías fósiles exporta a la Unión Europea y haciendo que toda Europa esté rendida a sus pies en cuestiones de dependencia energética y dejando a un lado soluciones sostenibles.
Greenpeace investiga y descubre este gran disfraz ecológico
Según las estadísticas más recientes a las cuales se tiene acceso, Rusia exporto en el año 2021 más de 155.000 millones de metros cúbicos de gas hacia la Unión Europea, lo que se traduce en cerca del 50 % de las importaciones totales de gas para esta comunidad y un increíble 40 % del consumo de gases fósiles para esta asociación de países. Con una proyección al alza en la necesidad y consumo de combustibles, aun estableciendo metas para ahorrar energía de todas las maneras posibles.
Con relación al uranio enriquecido Rusia ha estado suministrando hasta un 20 % del requerido, sin contar los servicios técnicos a 18 plantas nucleares que efectivamente son de diseño ruso y es la encargada del almacenamiento de gigantescas cantidades de desechos tóxicos provenientes de estas plantas y de países donde destacan Bulgaria, Alemania y Francia.
Una normativa que abrirá el enriquecimiento para Rusia
Evidentemente este lobby no es en vano y las potencias y empresas saben lo que está en juego monetariamente hablando. De allí que a este tema Rusia haya convenido darle la importancia de un proyecto de estado, si bien es una cuestión de economía nacional también abre paso al incansable debate de mantener un control sobre la energía de toda la Unión Europea o de buena parte de ella. Lo que a la larga y en términos de geopolítica significa un “AS” bajo la manga muy difícil de superar.
Esta proyección y la categorización de “sostenible” permitirán a empresas rusas como “Rosatom” participar de forma directa en la construcción e implementación de nuevas centrales nucleares y atrasar los diversos proyectos para el progresivo abandono de este tipo de energía. Un ejemplo de ello es Hungría, donde ya existen planes para la instalación de centrales nucleares, y los casos de Eslovaquia y de Bulgaria, donde está planificada una extensión de la vida útil de las centrales allí existentes.
Ahora bien si se tiene como precio e inversión promedia la suma de 10.000 millones de euros por cada central nuclear es imposible no visualizar los gigantescos beneficios que representa esta presión para acceder o gozar de ser categorizados como “sostenibles o verdes” por los diversos organismos competentes. Así mismo es para el caso del gas donde Rusia podría conseguir miles de millones de euros adicionales por cada año al lograr pintar o disfrazar de “verde y ecológico” tanto su energía nuclear como sus gases fósiles.
Una dependencia energética europea (gas y nuclear) en crecimiento
Si bien la invasión a ucrania por parte de Rusia ha generado la reacción de muchos gobiernos de la Unión Europea (unos con más carácter que otros), es indudable que esta dependencia energética tiene de manos atadas a la comunidad europea. Rusia supo apoderarse de esta debilidad y ahora juega a su favor y con el posible aumento de esta macabra y peligrosa dependencia energética del gigante ruso.
Este panorama evidentemente proporciona cifras que son directamente proporcionales entre las exportaciones de combustibles y el gasto militar ruso, una situación que los países de la Unión Europea no deberían de ignorar dada la reacción de Rusia ante su vecina Ucrania. En fin, una jugada crítica y que seguramente lleva años estudiándose y planificándose para apoderarse geopolíticamente de las necesidades de consumo de combustibles por parte de la UE y donde el único ganador aquí es Putin y por supuesto toda la comunidad de los conglomerados y multinacionales de Rusia.
Quedará esperar los movimientos políticos y el desenlace de las decisiones de muchos actores políticos y geográficos en este interesante y peligroso juego de poderes y de energía. El parlamento europeo aún tiene la última palabra, pero evidentemente está coaccionado por la dependencia de combustibles, por la necesidad de ofrecerlos a sus ciudadanos y por las gigantescas presiones por parte de estas gigantes empresas energéticas que van de la mano con el gobierno ruso. El tiempo lo decidirá y mientras tanto solo queda esperar las mejores decisiones por parte de los actores que rigen el destino de toda Europa.