Empezamos el año con un sinfín de buenos propósitos: ir al gimnasio, perder algún kilo, hacer ese viaje que hemos ido retrasando o dedicar un poco más de tiempo a nuestros seres queridos. Pero no debemos olvidarnos de que nuestro hogar también merece algo de atención. Y qué mejor que hacer limpieza de todo aquello que hemos acumulado y ya no nos gusta o no usamos. Es el punto de partida perfecto para preparar la casa de cara a un cambio de imagen.
Solo hay que echar un vistazo con ojo crítico a nuestro hogar para darnos cuenta de que casi todos hemos acumulado con los años un sinfín de objetos decorativos y muebles en los que ya no nos fijamos. ¿Realmente son necesarios? Si no es así, es el momento de deshacerse de ellos. Podemos regalarlos, venderlos o darles una segunda vida con una nueva utilidad o un cambio de aspecto.
¿Qué es lo que nos sobra en casa?
No se trata de dejar la casa vacía. Simplemente, de hacer una limpieza razonable. Tendremos un hogar más ordenado y también más despejado. Y en esa tarea hay que fijarse en todo: en lo que se ve y tenemos al alcance y también en todo eso que no se ve porque está guardado en los armarios. Llega el momento de despedirse de lo viejo para comenzar el año de la mejor manera posible.
Lo ideal es realizar la tarea habitación por habitación. Y no hay que olvidar que en algunas estancias como el salón, la cocina o la habitación de los niños es donde solemos acumular más objetos, aparatos, accesorios de decoración y muebles. Así que lo ideal es empezar por ahí. ¿De qué hay que desprenderse? Vamos por orden:
- En la cocina, seguro que tenemos pequeños electrodomésticos que compramos por capricho y apenas hemos usado. Sin olvidar sartenes y cazuelas que han perdido la superficie antiadherente o platos y vasos que ya no tienen brillo o están algo deteriorados. Así que hay que decirles adiós. También conviene dar un repaso a la despensa, es fácil que encontremos algún producto caducado o a punto de caducar.
- En el salón es fácil encontrar todo un repertorio de objetos y enseres que nos sobran: viejos aparatos electrónicos, objetos de decoración que ya no pegan con el nuevo estilo de la casa, algún cuadro que ya no nos gusta, unos pufs que hace años que no se usan o una colección de películas en DVD de hace unos cuantos años.
- Si nos centramos en el dormitorio, hay un buen número de cosas de las que podemos deshacernos: perchas de tamaños diferentes, ropa que no se usa o aquella colcha que guardamos hace años “por si acaso” y nunca más hemos vuelto a sacar. Y, en la habitación de los niños seguro que hay ropa y juguetes que llevan olvidados mucho tiempo.
- En el baño también podemos encontrar cosas ya inservibles, desde cosméticos o medicamentos caducados a toallas que ya no son esponjosas o neceseres de los que ya ni nos acordábamos.
- Y el repaso a la casa no ha acabado, queda el recibidor, ese espacio en que dejamos folletos, llaves, abrigos, bolsos o paraguas. ¿Cuánto tiempo lleva ahí? Si tenemos que hacer memoria para recordarlo, mejor deshacernos de ellos.
¿Lo mejor? Ya no solo que ganaremos algo de espacio y vaciaremos armarios para disponer de mayor capacidad de almacenaje. También podremos empezar a pensar cuál es la mejor manera de aprovechar esa limpieza para dar un nuevo aire a nuestro hogar de cara al nuevo año.
Si puedes, recicla
Seguramente, no todo lo que retiremos sea totalmente inservible. Si se puede donar o vender, perfecto. Pero también podemos aprovechar algunos muebles o enseres, precisamente, para redecorar la casa. Con un poco de creatividad, es muy fácil conseguirlo y los resultados pueden ser de lo más vistosos.
Por ejemplo, podemos pintar esa mesita auxiliar que estaba en un rincón del salón y colocarla en la terraza que ahora está vacía. O podemos convertir ese viejo baúl de la habitación de los niños en un banco para acompañar esa mesa. Vaqueros viejos o mantas servir para hacer fundas para los cojines. Y es muy sencillo recuperar los marcos de los cuadros para colocar alguna lámina que nos guste o un collage de fotos.
Solo es necesario algo de tiempo y, sobre todo, incluir en esos buenos propósitos de año nuevo dedicar un poco más de tiempo a nuestro hogar. Con un pequeño esfuerzo podemos conseguir que sea más cómodo, funcional y que, además, luzca un aspecto mucho más actual que el que tenía hasta ahora.