Los niños crecen volando y muy pronto es necesario introducir algún cambio en sus habitaciones. Se trata de que ese dormitorio que es también zona de juegos tenga un rincón en el que hacer deberes y estudiar. Pero hacer una zona de estudio es mucho más que poner una mesa y una silla allí donde quede hueco. Hay que pensar muy bien en los detalles para favorecer la concentración.
Diseñar una zona de estudio en el dormitorio, por lo tanto, requiere de una buena planificación. Primero es necesario analizar bien la estancia, puesto que es posible que sea necesario renunciar a algún elemento o cambiar algún mueble de lugar para conseguir que ese espacio sea cómodo, agradable y facilite la concentración y la realización de las tareas escolares.
Primer paso: la iluminación del dormitorio y la zona de estudio
A la hora de hacer deberes y de estudiar, es necesaria una buena iluminación. Si es natural, mucho mejor porque la vista sufre menos. Por lo tanto, lo ideal es que esa zona de estudio esté lo más cerca posible de la ventana de la habitación, preferiblemente debajo, para que la luz incida directamente en el escritorio. Si la orientación de la ventana hace que los rayos de sol sean directos en determinadas horas del día, conviene poner un estor para evitar que puedan resultar molestos.
El otro punto fundamental es la iluminación artificial. Aunque la luz de techo pueda parecer suficiente, lo más aconsejable es que la zona de estudio tenga también una lámpara o un flexo específicos, que ese elemento sea orientable y que tenga bombillas LED. De esta manera se evitan sombras sobre el escritorio y se mejora la capacidad de concentración.
Segundo paso: el mobiliario de la zona de estudio
A la hora de elegir los muebles para ese rincón de estudio, hay que tener en cuenta la edad del niño. Las necesidades van a cambiar con la edad y el mobiliario debe adaptarse a ellas. Un pequeño de seis años no necesita una mesa y una silla de “mayores”, pero sí que sean resistentes porque seguramente muchos de sus deberes tengan que ver con manualidades y pinturas.
En el caso de niños algo mayores que ya tienen que estudiar materias, lo ideal es que la mesa sea lo suficientemente amplia como para dejar libros y apuntes. Y muy importante es que tenga algún cajón para que pueda guardar lapiceros, calculadores u otro pequeño material escolar que conviene que tenga siempre a mano. En cuanto a la silla, es importante que sea ergonómica para evitar futuras dolencias de espalda.
Tercer paso: el almacenaje
Aunque la mesa tenga varios cajones, siempre va a ser necesario tener algún espacio de almacenaje extra en el que los niños puedan dejar materiales más voluminosos como cuadernos o libros de texto. Les ayudará, además a tener todo perfectamente organizado y el dormitorio lo más despejado posible. Si hay espacio en la estancia, una estantería de suelo junto al escritorio es la solución más ligera, cómoda y versátil.
Si el dormitorio es pequeño, la única solución de almacenaje son las estanterías de pared. En ese caso, hay que asegurarse de dos cosas: la primera, que soportan peso sin problemas y, la segunda, que el niño llega perfectamente a ellas. Y, además de esas estanterías, todo tipo de cajas y organizadores siempre serán de enorme ayuda para tener el material escolar bien organizado.
Cuarto paso: una nota de estilo
Es posible que el niño pase todos los días un buen rato en esa zona de estudio, por ello, debemos conseguir que sea especialmente cómoda y también que tenga un estilo propio que, además, ayude a diferenciar ese rincón del resto del dormitorio. Empezando por el color, siempre se recomienda que las paredes están pintadas en colores muy suaves para favorecer la concentración, puede ser azul, verde, blanco o tonos tierra. Si quieres introducir una nota de color o divertida, es muy fácil conseguirlo con una lámina o un cuadro.
Otra forma de darle un toque muy personal a esa zona de estudio es colocar en ella una tabla perforada. Son perfectas para colgar de ella pequeñas estanterías, cestas y accesorios decorativos de todo tipo. Además, resultan muy decorativas y prácticas, ya que la distribución de esos elementos que se colocan en ellas se puede variar tantas veces como se desee.
Una alfombra que transmita calidez, una carrito auxiliar o incluso una pequeña pared de pizarra donde los niños puedan apuntar cosas son ideas diferentes para darle ese toque personal a la zona de estudio. En cualquier caso, siempre hay un aspecto muy importante: es importante hacer partícipes a los niños en su decoración, al fin y al cabo, son ellos los que debe estar a gusto en ese rincón de estudio.