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¿Cómo y por qué desinfectar una sandía abierta?

Licopeno en la sandia peligroso o beneficioso

Es necesario conocer cómo y por qué desinfectar una sandía abierta, para evitar que su consumo pueda ser perjudicial. Ello debido a que es común encontrar en las ventas de frutas y verduras, frutas cortadas a la mitad o en cuartos, mostrando así su jugoso interior. Pero esta práctica puede resultar muy dañina para la salud del consumidor, dado que la exposición del interior de la fruta propicia el crecimiento de bacterias que pueden causar graves infecciones.

La pulpa de la sandía es 90% agua, algo que la hace un medio propicio al desarrollo de bacterias, sobre todo cuando no está convenientemente refrigerada. Un ejemplo del peligro que conlleva comer sandía cortada ocurrió en el año 2018 en Estados Unidos, cuando 70 personas se intoxicaron de salmonela por dicha causa.

Justo para evitar casos similares de intoxicación masiva, la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, lanzó una campaña con el lema La fruta cortada, ¡siempre refrigerada! Esta campaña buscó concientizar a la población de la comunidad sobre los riesgos que implica mantener las frutas cortadas sin refrigeración.

¿Por qué desinfectar una sandía abierta?

Las bacterias que provocan listeriosis o salmonelosis se encuentran en los insectos y roedores que suelen pulular en los expendios de frutas y verduras. Cuando estos se desplazan sobre las frutas cerradas, pueden contaminar su exterior, aunque ello no afecta su pulpa o carne, protegida por la piel o cáscara. Pero los empleados al cortarlas pueden transmitir las bacterias al interior de aquellas, un medio que resulta ideal para su reproducción, en el caso particular del melón y la sandía.

¿Cómo desinfectar una sandía abierta?

Desinfectar el exterior de una sandía es muy sencillo, basta con lavarla  bajo un chorro de agua abundante, preferiblemente tibia. Algunas  personas, sobre todo a raíz de la pandemia del Covid-19, suelen enjuagar el exterior de las frutas con vinagre, aunque no hay pruebas que este método sea realmente eficiente.

Esterilizar la superficie interior expuesta es bastante complicado, por lo que hay que cortar la parte expuesta a una profundidad de medio centímetro, y desechar dicho corte. Y refrigerar la fruta, ya que el frío evita la reproducción bacteriana, y conserva mejor los nutrientes, incluyendo las vitaminas. Y si se puede cubrir la zona interior expuesta con un papel plástico para envolver, mucho mejor.

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