La admiración del mundo hacia personas que crean mejoras son evidentes y existen casos como el de la escritora japonesa Marie Kondo quien ha desarrollado las bases para establecer el orden como un mecanismo generador de felicidad y alegría. Sus avances pueden ser aprendidos mediante sus libros o su programa de televisión y es seguida por miles de fans, pero esta popularidad y la facilidad de su método genera que muchos puedan mirarla con desconfianza.
La doctrina japonesa y la tradición de vida de este país asiático tienen en la mira a la famosa enseñanza del método KonMari “tira todo aquello que no genere alegría”. Una receta que según la autora ofrece hogares ordenados, aseados y un cambio de actitud hacia la búsqueda de la felicidad diaria. Un imperio mediático al que el propio país japonés reacciona con orgullo, pero con grandes muestras de recelo y con miedo a que su influencia perturbe un estilo de vida milenario.
Marie Kondo y su impacto en los hogares
Desde literales enfrentamientos con establecimientos o cuartos repletos de cacharros y de objetos almacenados sin ningún tipo de criterio, hasta entrevistas sublimes donde explica la filosofía de su famoso método. Y es que Marie Kondo es una mezcla viviente de lograr practicar una energía que explota al momento de organizar y ordenar, pero manteniendo los estándares del pensamiento taoísta de calma y concentración para conseguir una mezcla difícil de evitar seguir.
Su doctrina está inspirada por una verdadera pasión de orden que puede verse reflejada de inmediato en su piel y en todo su cuerpo, y es que esta entusiasta descubrió que disponía de las dotes y de las agallas necesarias para establecer nuevas pautas mundiales al momento de ordenar cualquier espacio. Desde mucho antes del lanzamiento de su famoso libro “La Magia del Orden” esta mujer estaba dando muestras de ir en una dirección hacia el éxito y más que ello, llevar el éxito a cada uno de los hogares y acompañarlo de orden, alegría, limpieza y salud.
Un recelo que es producto de la fama de Kondo
La famosa doctrina que esta mujer defiende y que simplemente reza que se debe tomar en la mano el objeto y preguntarte ¿realmente me hace feliz? Si la respuesta es positiva simplemente consérvalo y si es negativa puedes donarlo o venderlo. Una semilla de un método que se ha hecho famoso, pero que gracias a una gigantesca campaña publicitaria ha logrado desatar un imperio mediático que perfectamente coloca a la doctrina asiática y especialmente a la japonesa como la creadora de esta hazaña.
Si bien Marie kondo es más conocida en Japón por su excesiva fama en los Estados Unidos y en el resto del mundo, la población de Japón y por extensión muchos asiáticos generalmente mantienen el minimalismo como una doctrina de vida y por ello el método de Marie Kondo difícilmente podría aplicarse en este lado del mundo. ¿Por qué? Sencillamente porque no hace falta, y una muestra de ello es dar una simple y rápida mirada a cualquier hogar japonés donde disfrutaras de un sistema excelente donde el orden y la ausencia de pertenencias innecesarias es una premisa.
Una propuesta de orden de la casa sin raíces japonesas
Esto nos lleva a asegurar que la propuesta organizacional de Kondo nace de las profundidades del colectivo tradicional del país nipón y es que para ello se necesita de una sociedad que sea acumulativa y por ende Japón no lo es. Esta manera “supuesto modo japonés de ordenar” no existe en este país asiático que se caracteriza por vivir solamente con lo necesario. También contrasta radicalmente con las costumbres japonesas de tirar las cosas, del reciclaje y de la correcta gestión de la basura (algo que Kondo nunca explica).
Además, está el profundo hecho de que los tiempos de limpieza para los métodos tradicionales y los de Kondo no difieren en el tiempo empleado en conseguir que la organización y el orden se adueñen del hogar. Todo esto se suma a la rigidez de sus fórmulas y a un choque increíble de doctrinas, donde simplemente establece que debes de guardar como máximo 30 libros, una actitud que sin dudas es vista con dudas tanto por las personas como por el propio país japonés.