Programas de TV, libros con métodos de orden y una tendencia hacia el minimalismo, combinando a la perfección las nuevas tendencias decorativas con la funcionalidad de un estilo de vida ordenado y que genere alegría, salud y felicidad “la máxima premisa de Marie Kondo”. Estas doctrinas se han convertido en una pujante moda actual que nos dicen que tener muchas cosas es un sacrilegio para alcanzar el orden y donde tirar muchas de ellas te llevaran a vivir mejor.
Esto hace que te preguntes ¿Qué tan pecaminoso es tener muchas cosas en los hogares, que aunque inútiles te gustan?. Y es que los espacios de los hogares y donde se desarrollan las actividades laborales siempre están repletos de cosas que generen alegría y que no siempre sean útiles. Un dilema al que debemos buscar una salida satisfactoria a los intereses personales sin necesidad de pedirle perdón a Kondo y sin enfrentarnos directamente con el método KonMari.
Un hogar feliz y ordenado sin seguir ciegamente a Marie Kondo
Una chaqueta de mi equipo de baloncesto favorito cuando niño, una patineta regalo de mis padres que evoca los recuerdos de la infancia, un cuaderno de mis primeros años escolares, un televisor que hace tiempo dejo de regalarnos sus imágenes, pero que con solo mirarlo es capaz de transportarme a los recuerdos de mis padres reunidos en familia. Cosas inútiles en lo funcional, pero que me encanta tener cerca de mí y que el hecho de tenerlos y disfrutarlos permite asegurar que aunque sigo y apruebo las doctrinas de Marie Kondo, soy capaz de disfrutar de ciertos objetos sin remordimientos.
La reacción del mundo hacia el minimalismo es una respuesta frente al consumismo desmedido, logrando además de reducir los gastos inherentes a las compras sin sentido, un orden mucho más sincero y fácil de alcanzar en cualquier ambiente. Y es que definitivamente un espacio será más fácil de arreglar, ordenar y organizar mientras menos objetos tenga. Es decir, “una herramienta creada para deshacernos del desmedido consumismo, de los excesos de la vida y lograr una plena concentración en lo verdaderamente importante” alcanzar la felicidad, la libertad y la satisfacción de no derrochar.
¿Minimalismo? Tener cosas en casa también puede ser bueno y agradable
La denominada apóstol del movimiento minimalista en busca de la felicidad se llama Marie Kondo y es que esta menuda japonesa de sencilla sonrisa ha basado su estrategia en la famosa y milenaria técnica del “katazuke” encargada de ordenar de un modo funcional mientras se alcanza una efectiva limpieza de la casa. La escritora propone una técnica plagada de sencillez donde se aconseja reducir a su mínima expresión nuestras posesiones materiales como un mecanismo para que la estabilidad emocional y el orden hagan su aparición.
Las objeciones hacia esta teoría de la nipona Marie Kondo no se han hecho esperar y tratan de hacer frente a los excesos del minimalismo y a la concepción de fanatismo hacia esta doctrina, y es que la escritora Jia Tolentino ha logrado hacer un majestuoso análisis donde explica que cada día es más frecuente que se mire al minimalismo como una huida que ofrece un gran atractivo, pero desviándolo hacia condiciones frenéticas, además de asegurar que el minimalismo no es la solución hacia la libertad y que es mejor postular una doctrina de arraigo hacia cosas concretas y específicas.
El minimalismo va en contra de la naturaleza del ser humano, y es que la posesión y la acumulación van en el mismo camino de la supervivencia, y por ende es una doctrina que está ligada a nuestro desarrollo y crecimiento evolutivo como animales pensantes que son los seres humanos.