Todo avanza hacia la implementación de la energía solar como una alternativa limpia, barata y renovable de electricidad para comenzar a no depender de los combustibles fósiles y como medida para lograr la buscada independencia energética en una proporción que pueda ser satisfactoria. Pero los elevados precios actuales de la electricidad están tirando al suelo estos planes y traen consigo al fantasma de no cumplir con la bajada de las emisiones de carbono prometidas.
En estos momentos todos los fabricantes de componentes destinados a la energía solar, incluyendo las baterías, están enfrentando precios al alza en toda la cadena de suministros, y las investigaciones son muy pesimistas porque establecen que hasta 35 gigavatios (GW) de fabricación de energía fotovoltaica podrían suspenderse si los precios de la electricidad no regresan a los valores establecidos como normales por esta industria.
Energía solar europea en peligro por altos precios de electricidad
Los procesos donde se desarrollan y fabrican componentes de energía solar son intensivos y esta misma cualidad es la responsable de que muchos operadores hayan decidido paralizar temporalmente la producción. Una medida que ha ido proporcionalmente ligada a los aumentos de los precios de la electricidad, de allí que exista una gran preocupación en todo el continente porque se corre el real riesgo de perder hasta 2 mil gigavatios/hora (GWh) de fabricación de celdas de baterías.
Por lo que los planes establecidos y acordados para la reducción de la dependencia de los combustibles fósiles en calidad de importación mediante la implementación de medidas que busquen un desarrollo agigantado de la capacidad de producción y de generación de energías renovables limpias, así como el uso masivo de vehículos eléctricos (EV) podría salirse de control y terminar a un lado del camino.
La descarbonización es una lucha que Europa se ha tomado de un modo personal y estos altos precios de la energía no hacen más que significar una constante amenaza para cumplir estas metas, pero el peligro es aún de mayor escala porque la dependencia de fabricaciones llevadas a cabo en el extranjero aumentaran y esta es una situación que los gobiernos quieren evitar a toda costa.
Imposible competir con las empresas de energía fotovoltaica asiáticas
Las interrupciones no planificadas de muchas centrales nucleares acompañadas de fallas en las hidroeléctricas y un constante aumento en la demanda de energía para refrigeración debido a las olas de calor y sin dudas la disminución en las entregas del preciado gas ruso han colocado en una situación alarmante a casi la totalidad de viejo continente, porque todos estos factores han desencadenado los precios de la electricidad.
Como ejemplo claro de esta situación, los precios en Alemania de la energía al contado han superado con creces los 600 euros el megavatio-hora (MWh) y es precisamente el líder en la fabricación de baterías y de células solares. Esta situación se mantiene en Francia, donde se manejan precios de 700 euros y promedios de increíbles 1.500 euros en las horas pico, evidentemente una situación alarmante e insostenible para todos los consumidores sin excluir al industrial.
Un problema que si bien ha mejorado con pequeños retrocesos que mantienen rangos promedios de 400 euros, aún están por sobre las estimaciones previas a esta crisis energética. De allí que se intuya que cualquier cierre o paralización en la producción y en el incremento del uso de la energía fotovoltaica traerá consecuencias desastrosas, porque en la actualidad la generación solar europea solo representa un 2 % de la capacidad total mundial y por ende un cierre traería consecuencias nefastas a largo plazo.
La capacidad de producción para la energía fotovoltaica europea está basada en estimaciones de precios de energías estables con promedios de 50 euros el MWh. Por lo que quedara a espera de mejores condiciones o del rumbo de la guerra Rusia / Ucrania para verificar las condiciones a las que se enfrenta esta industria europea. Muy diferentes a las compañías asiáticas, las cuales disfrutan de una tarifa de entrada eléctrica muy baja y que genera que la tasa de competitividad comparada de los productores europeos cada día sea menor.