Cada día de nuestra vida estamos expuestos a los efectos de los productos de limpieza, sobre todo quienes ejercen trabajo de ama de casa diariamente -que, por cierto, es una labor difícil y que nunca acaba-. Es común ir al supermercado y encontrarte múltiples estanterías llenas de sustancias líquidas y en polvo para limpiar distintas superficies, desde limpiadores exclusivos para cada tipo de suelo, abrillantadores, desinfectantes, desengrasantes, desmanchadores, jabones ¡Es un mundo extenso! Sin embargo, ¿Sabías que existen mezclas peligrosas en el hogar?
Si, se trata de elementos químicos que manipulamos a diario y cada uno cuenta con una composición única, por ende, no se deben juntar unos con otros como si de especias en una receta se tratara. A continuación, te contamos cuáles son los productos de limpieza que no se deben mezclar y qué reacciones ocasionan, así tendrás más precaución y sabrás exactamente cómo actuar ante cualquier indicio de intoxicación.
¿Por qué no se deben mezclar los productos de limpieza?
Existe un pensamiento errado en el que se cree que mezclando dos o más productos de limpieza su acción se intensifica y los resultados son más óptimos ¡Nada más lejano a la realidad! Y es que además de ser falso, es peligroso y pone en riesgo tu salud y de quienes están a tu alrededor, provocando cuadros toxicológicos a nivel respiratorio (irritación de la faringe y laringe, rinitis, disnea, tos), dermatológico (irritación y quemadura de la piel, comezón, inflamación y enrojecimiento), irritación ocular, diarreas, dolor abdominal y dolor de cabeza. Así que, si te preguntabas: ¿Mezclar productos de limpieza puede matarte? Si se trata de casos muy extremos, sí.
Productos de limpieza que no se pueden mezclar
Amoníaco y lejía
Esta mezcla es capaz de generar vapores sumamente tóxicos y contraproducentes para el sistema respiratorio. Esta es una de las causas de intoxicación más frecuentes durante la limpieza, esto se debe a que produce una reacción química que origina un gas llamado “Cloramina” (NH2CI). Una vez que este gas entra en contacto con las mucosas, se descompone y produce ácido clorhídrico, generando irritación en las mismas y quemaduras en la miel. Por otro lado, su inhalación puede ocasionar ardor en los ojos, tos, asma y dificultad para respirar.
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Alcohol con lejía
Indiferentemente si se trata de alcohol en su forma pura o en gel, nunca debe mezclarse con lejía ni con otros productos de limpieza por si alta peligrosidad. Esta combinación entre el etanol y el hipoclorito de sodio (alcohol y lejía) da como resultado sustancias tóxicas, entre ellas, el cloroformo.
Los vapores que genera son contraproducentes para la piel, ojos, sistema nervioso y órganos principales como el hígado, los pulmones y los riñones, asimismo, es capaz de causar nauseas, mareos, pérdida de conciencia y de estar en contacto por tiempo prolongado sin protección, la muerte. ¡Mucho cuidado!
Vinagre y lejía
Él ácido débil que contiene el vinagre al combinarse con la lejía produce un gas químico llamado “gas cloro” el cual, al entrar en contacto con los ojos, la boca y la mucosa nasal, forma ácido clorhídrico, responsable de quemaduras químicas considerables en las vías respiratorias y los ojos.
Vinagre y bicarbonato
Si bien esta combinación no es exactamente nociva y se usa en gran medida para desmanchar tejidos, blanquear prendas de ropa, ablandar grasa en la estufa y desinfectar, lo recomendable es realizar esta mezcla en un recipiente abierto, bien sea un plato o una taza amplia. Esto se debe a que la base del bicarbonato de sodio es alcalina, mientras que la del vinagre es ácida, razón por la que al unirse se puede originar una explosión si se junta en un envase muy cerrado.
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Vinagre y agua oxigenada
Aunque son frecuentemente usados como desinfectantes ecológicos de diversas superficies, la unión de ambas sustancias provoca ácido peracético. En elevadas concentraciones puede ocasionar una reacción tóxica que irrita la piel, los ojos, la garganta, el sistema respiratorio y si la exposición es constante y por tiempo prolongado, puede dañar los pulmones de forma irreversible.
Lejía y cualquier sustancia para limpiar
No importa cuál sea, limpiador de inodoro, lavavajillas, limpiacristales o desinfectantes, lo más inteligente es no mezclarlos y dejar que la lejía cumpla su misión por si sola. Recuerda que al combinarla con cualquier producto se corre peligro de generar gas cloro y de sufrir intoxicación directa en la nariz, garganta, pulmones y ojos.
Ahora que ya conoces los riesgos de combinar productos de limpieza deliberadamente, es momento de tomar cartas en el asunto y prestar más atención a estos errores garrafales que a veces por ignorancia cometemos. No olvides que cada sustancia es elaborada con diversos componentes cuya función es diferente y generan reacción al combinarse con otro elemento.