El aceite de oliva es el más recomendado cuando se habla de este tipo de alimentos por sus antioxidantes y beneficios para la salud. A razón de ello se le conoce como el oro líquido, pero no olvidemos que no es el único óleo en el mercado; están disponibles los aceites de canola, coco, maní y el de girasol.
Precisamente este último es considerado la competencia directa del aceite de oliva y ante el valor nutricional que ambos tienen, muchos se preguntan si existen diferencias reales. Lo cierto es que si las hay e incluyen desde cosas obvias como la materia y procedimiento del cual ambos proceden, hasta el porcentaje de ácido graso que aportan diariamente.
Valor nutricional del aceite de oliva y del aceite de girasol
La primera diferencia que se puede apreciar entre ambos alimentos son los gramos de grasas poliinsaturadas. El de girasol aporta 3,94 gramos mientras que el de oliva ofrece al organismo 1,4 gramos. También se observa una marcada diferencia en las grasas monoinsaturadas: Del primero mencionado cuenta con 7,8 gramos mientras que el otro posee 10 gramos. En lo que respecta a las calorías, grasas totales y saturadas la variación es de apenas un 1% entre cada valor.
Por otra parte, el aceite de oliva, especialmente el virgen extra se caracteriza por tener un alto porcentaje de polifenoles, antioxidantes responsables de frenar el efecto destructor de los radicales libres. También contiene vitamina E, escualeno, clorofila y carotenoides como la luteína.
En el caso del girasol, no es el rey de los polifenoles, pero tiene una enorme dosis de vitamina E; nutriente que ayuda a proteger las células del daño relacionado con la edad. A diferencia del otro aceite, este no es el rey de los antioxidantes, razón que lo hace ser menos interesante a nivel nutricional.
Beneficios: Aceite de oliva vs. Aceite de girasol
El aceite de girasol podría estar relacionado con la prevención de la diabetes, aunque aún se necesitan más estudios para comprobar esto. La creencia se origina por un estudio que demostró los efectos de la semilla en el azúcar que está en la sangre.
Asimismo podría disminuir la inflamación gracias a que quienes consumen el aceite y la semilla tienen niveles de proteína C reactiva mucho más bajos. Las enfermedades cardiovasculares también quedan fuera con el consumo de este óleo, pues tiene la capacidad de bloquear una enzima que hace que los vasos sanguíneos se contraigan.
Sus niveles de magnesio reducen la presión arterial al igual que los ácidos grasos insaturados, como el linoleico. Cabe destacar que mientras más refinado esté el aceite, menos nutrientes tendrá. Su proceso de elaboración se basa en presionar las semillas de la planta.
Por otra parte, el aceite de oliva es básicamente un jugo producto del prensado del fruto del olivo que no requiere de métodos químicos. El beneficio por el cual es más conocido este aceite es porque disminuye el riesgo de sufrir un evento cardiovascular importante. Igualmente quienes consumen este producto regularmente tienden a tener mejores niveles de colesterol y una presión arterial baja.
El aceite de oliva tiene la particularidad de actuar como escudo anticancerígeno, evitando la aparición de esta enfermedad a nivel de mamas, sistema digestivo y colon. Los polifenoles que contiene actúan como antioxidantes que disminuyen las probabilidades de sufrir enfermedades como la demencia senil, el alzheimer y reducir la neuroinflamación.
La pérdida de peso es otro de sus beneficios, ya que estimula la actividad intestinal. La salud mental se ve igualmente favorecida según estudios. A nivel intestinal calma la inflamación de esta zona y le proporciona inmunidad producto de los polifenoles que posee.