La adicción a las compras por internet se ha convertido en un problema que ya no se puede ocultar. Lo que antes era un simple pasatiempo ahora se traduce en deudas, ansiedad y un enganche que afecta a miles de usuarios cada día.
Los expertos avisan de que el consumo digital se disparó tras la pandemia y no ha bajado. El resultado: personas que no pueden dejar de llenar el carrito aunque sepan que no lo necesitan.
Compras online y dependencia creciente: el panorama del nuevo consumo
La adicción a las compras online no aparece de golpe. Comienza con pequeños caprichos, ofertas que “no se pueden dejar pasar” y termina en un ciclo de gasto compulsivo. Plataformas y aplicaciones refuerzan ese comportamiento con notificaciones constantes, descuentos limitados y un bombardeo de publicidad personalizada.
Los psicólogos lo tienen claro: hablamos de una adicción conductual similar al juego online. El cerebro libera dopamina con cada compra, generando una sensación momentánea de placer que empuja a repetir el proceso una y otra vez.
En España ya hay consultas específicas para tratar este problema. El perfil más común suele ser el de adultos jóvenes con alta exposición a redes sociales y poco control financiero.
El papel del desempleo y la incertidumbre económica en los hábitos de consumo
A la adicción a las compras online se suma otro factor clave: el desempleo. Cuando falta estabilidad laboral, muchos buscan refugio en el consumo digital como vía de escape emocional. Esa mezcla de inseguridad y gratificación inmediata dispara el riesgo de endeudamiento.
Los datos de asociaciones de consumidores advierten de que una parte importante de los casos graves está ligada a situaciones económicas precarias. Quienes pierden el trabajo o encadenan contratos temporales son más vulnerables a este tipo de conductas.
Señales de alarma que conviene detectar
Los especialistas recomiendan prestar atención a ciertos síntomas: ocultar compras a la familia, sentir ansiedad si no se compra o gastar dinero destinado a necesidades básicas. En estos casos, la intervención temprana es clave para evitar un deterioro mayor. También aconsejan limitar el tiempo frente a apps de compras, usar recordatorios financieros y pedir ayuda profesional si el problema se descontrola.
Lo preocupante es que no se trata de un fenómeno local. La adicción a las compras online está creciendo en todo el mundo, con informes que apuntan a un aumento constante desde 2020. La digitalización del consumo ha cambiado los hábitos y el acceso fácil desde el móvil hace que el control sea todavía más difícil.
La adicción a las compras por internet no es una moda pasajera. Es un desafío social y económico que seguirá creciendo si no se ponen límites claros tanto desde la educación como desde la regulación de plataformas.