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El origen de la Navidad no es el que te imaginas: Envuelto en papel de colores y cintas brillantes

La tradición de intercambiar regalos data de unas fastuosas fiestas romanas en honor a Saturno, dios de las cosechas

Durante las fiestas navideñas, grandes y pequeños disfrutan de la sorpresa de abrir esos paquetes que, envueltos en papel de colores y cintas brillantes, encierran ilusiones y buenos augurios. Si bien en el mundo contemporáneo la celebración de las Navidades está marcada por un consumo que, no nos engañemos, tiende al exceso, el origen de esta práctica extendida está en el mundo pagano. La costumbre de intercambiar presentes durante las fiestas navideñas podría tener su origen en las fiestas romanas de las Saturnalia, que celebraban los frutos dados por Saturno, dios de las cosechas.

Tras los copiosos banquetes que se sucedían durante las fiestas, los comensales se intercambiaban pequeños regalos en el día de la Sigillaria. Este día festivo toma su nombre tanto de las estatuillas de cerámica que solían regalarse en estas fechas como de los talleres alfareros en las que se fabricaban. Durante las Saturnalia, además, los sectores sociales más necesitados cantaban de puerta en puerta a cambio de comida y bebida como un modo de participar de la abundancia de la cosecha a través de las dádivas de los más pudientes. Suena familiar, ¿verdad?

Navidades: unas fiestas con origen religioso que cada vez son más paganas

Las Navidades también se relacionan históricamente con las festividades del solsticio de invierno y de los ciclos agrícolas. En las fiestas de Yule del período precristiano, en los países del norte de Europa los niños disponían comida para el caballo de Odín y el dios, a cambio, les dejaba pequeños regalos. Con la paulatina cristianización de los territorios europeos, se fomentó la hibridación de esta diversidad de tradiciones bajo el paraguas que ofrecía la nueva religión. En lo que se refiere al calendario de entrega de regalos, también han convivido usos y costumbres distintos.

varios regalos navideños

Si el 6 de diciembre, día de San Nicolás, solían intercambiarse presentes, todavía hoy a lo largo del Adviento se disfruta diariamente de dulces y pequeños detalles hasta que, entre el 24 y el 25 de diciembre, se abren los regalos dejados bajo el árbol y, más allá, entrado ya el nuevo año, se descubre si los Reyes Magos nos han dejado carbón dentro de los calcetines o de los zapatos, aquello que les habíamos pedido o una carta en la que nos insta a portarnos mejor el próximo año si queremos recibir más regalos.

Aunque las fiestas navideñas se han popularizado hasta el punto de perder parte de su perfil religioso, desde el punto de vista del cristianismo, el intercambio de regalos simboliza los dones entregados a Jesús, todavía niño, por los tres Reyes Magos llegados de Oriente. Sin embargo, no son los únicos personajes a los que se les ha atribuido la capacidad de repartir regalos: Papá Noel, el Olentzero vasco y O Apalpador gallego, así como la Befana, entre otros, han detentado funciones similares. Estos son los más reconocidos:

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