La jubilación en España sigue mostrando una desigualdad que ya resulta difícil de justificar. Mientras la Seguridad Social presume de estabilidad, las pensiones se mueven en dos velocidades: quienes cotizaron durante décadas reciben una prestación alta… y el resto sobrevive con ingresos que apenas cubren lo básico.
En noviembre de 2025 la diferencia vuelve a ser escandalosa. Los jubilados con mejor pensión han llegado a cobrar más del triple que quienes están en la base mínima. Y, aunque el sistema de pensiones insiste en que todo se debe a la cotización previa, lo cierto es que la brecha se hace más evidente cada mes que pasa.
Las pensiones de jubilación en noviembre de 2025
La pensión de jubilación más alta reconocida este mes en España se sitúa en el tope máximo establecido para 2025. Por normativa, la pensión máxima pasa a rondar los 3.300€ mensuales en 14 pagas, cantidad que puede variar ligeramente por complementos. Quienes alcanzan ese nivel suelen venir de cotizaciones altas y largas carreras profesionales.
En el extremo contrario, la pensión más baja del sistema sigue marcada por la pensión mínima de jubilación con requisitos familiares básicos. Para noviembre 2025, la prestación mínima ronda los 850€ mensuales, también en 14 pagas. Esto afecta a jubilados que cotizaron poco o de forma irregular, y a quienes dependen de complementos a mínimos para superar el umbral establecido.
La diferencia entre ambas cifras ya supera los 2.400€ al mes, lo que evidencia una brecha que no deja de ampliarse en el sistema español.
Por qué existe tanta diferencia entre la pensión más alta y la más baja
El sistema español funciona de forma contributiva: cuanto más se cotiza y durante más años, más alta es la pensión. El problema llega cuando se compara la realidad laboral de generaciones completas, con carreras intermitentes, salarios bajos o muchos años sin cotizar.
La pensión máxima está pensada para quienes cotizaron por bases altas (ingenieros, directivos, funcionarios de nivel superior), mientras que la mínima es habitual en trabajadores del campo, empleos domésticos, empleos temporales o quienes tuvieron largas temporadas fuera del mercado.
Aun así, la brecha no deja de generar debate público porque la parte baja de las prestaciones apenas alcanza para cubrir alquiler, suministros y una vida digna en muchas ciudades.
Cómo se calculan las pensiones máximas y mínimas
El cálculo de la jubilación se basa en las bases de cotización de los últimos años previos al retiro. Para 2025 siguen subiendo los periodos computables, lo que afecta tanto a quienes tuvieron carreras estables como a quienes tuvieron “baches” laborales.
La pensión máxima está topada por ley: aunque se cotice por encima, no se puede superar la cifra fijada por el Gobierno. En cambio, la pensión mínima se completa mediante complementos a mínimos siempre que no haya otros ingresos que superen los límites establecidos. Este sistema provoca que, aunque dos personas hayan trabajado toda su vida, la diferencia final pueda ser enorme si la cotización fue distinta.
Qué esperar para 2026 y posibles cambios
A lo largo de 2025, la Seguridad Social ha dejado caer que las pensiones volverán a actualizarse con el IPC para 2026. Si la inflación se mantiene moderada, el incremento será menor que en años anteriores, pero suficiente para mover ligeramente las cuantías máxima y mínima.
Los expertos advierten que esta actualización no reducirá la brecha entre jubilaciones altas y bajas si no se toca el sistema contributivo o no se revisan los complementos a mínimos. De momento, no hay reformas anunciadas que vayan en ese sentido.
Aunque la pensión está regulada a nivel estatal, las diferencias territoriales son claras. En Madrid, País Vasco o Navarra abundan las pensiones altas porque las bases de cotización históricas fueron mejores. En zonas rurales y comunidades con salarios más bajos, las pensiones mínimas son mucho más habituales.
