Muchos cálculos ya están sobre la mesa sobre la jubilación y la pensión que se cobrará en 2026. Con el IPC de noviembre situado en el 2,7%, el dato clave ya está cerrado y permite anticipar cómo quedarán las cuantías mínimas de las pensiones a partir del 1 de enero. No es una estimación genérica: es el porcentaje que marcará la actualización real de miles de prestaciones.
La pensión de jubilación, en todas sus variantes, vuelve a ajustarse para mantener el poder adquisitivo. El sistema actual obliga a revisar las pensiones contributivas con el IPC medio anual, y eso ya tiene cifras concretas. A partir de aquí, cada pensionista puede empezar a hacerse una idea bastante clara de sus ingresos para el próximo año.
Cambios en la jubilación y pensión en 2026
La jubilación contributiva será una de las primeras en reflejar la subida del 2,7%. El incremento afecta tanto a quienes ya están cobrando como a quienes accedan a la pensión durante 2026, siempre dentro de los mínimos establecidos. En el caso de la jubilación con 65 años o más, la pensión mínima anual quedará en algo más de 13.000€ si no hay cónyuge.
Con cónyuge a cargo, la cifra sube de forma notable y supera los 16.800€ anuales. Cuando el cónyuge no está a cargo, la cuantía se queda en torno a los 12.300 euros.
Para quienes se jubilan antes de los 65 años, la pensión mínima es algo más baja. Sin cónyuge, ronda los 12.200 euros anuales. Con cónyuge a cargo se mantiene en el mismo nivel que en la jubilación ordinaria, mientras que con cónyuge no a cargo se sitúa ligeramente por encima de los 11.500 euros.
Jubilación por gran invalidez y pensión por incapacidad
La jubilación ligada a una gran invalidez es uno de los supuestos con importes más altos dentro del sistema. En 2026, la pensión mínima anual sin cónyuge superará los 19.500 euros. Cuando existe un cónyuge a cargo, la cifra se dispara por encima de los 25.000 euros al año, reflejando el mayor nivel de protección previsto.
Algo similar ocurre con la pensión de incapacidad permanente por gran invalidez. Las cuantías mínimas se alinean con las de la jubilación en estos casos, tanto para quienes tienen cónyuge a cargo como para quienes no lo tienen.
En las incapacidades absolutas o totales, los importes varían en función de la edad del titular. A partir de los 65 años, las cifras se mueven entre los 12.300 y los 16.800€ anuales según la situación familiar. Para titulares de entre 60 y 64 años, la horquilla es muy parecida, aunque con ligeros ajustes a la baja en algunos supuestos.
Pensiones no contributivas e IMV
Aquí la jubilación y la pensión siguen un camino diferente. Las pensiones no contributivas y el Ingreso Mínimo Vital no se actualizan con el IPC de forma directa. Su subida responde a un calendario progresivo que busca alcanzar en 2027 el 75% del umbral de pobreza de un hogar unipersonal.
Esto significa que, aunque también suben en 2026, lo hacen bajo criterios distintos. No dependen del dato exacto del IPC, sino de un plan ya fijado que continúa aplicándose año a año.
La pensión de viudedad también se ve afectada por la revalorización. En los casos con cargas familiares, la cuantía mínima anual se sitúa por encima de los 16.800€. Para mayores de 65 años o personas con una discapacidad reconocida del 65% o más, la cifra ronda los 13.000€.
Entre los 60 y los 64 años, la pensión mínima baja a algo más de 12.200 euros anuales. En menores de 60 años sin cargas familiares, el importe se queda por debajo de los 10.000€ .
En la pensión de orfandad, la cuantía mínima por beneficiario supera los 3.900€ anuales. En situaciones de discapacidad elevada o de orfandad absoluta, los importes aumentan de forma significativa, con cantidades que se reparten entre los beneficiarios cuando hay más de uno. En las pensiones en favor de familiares, las cifras también suben en 2026. El mínimo anual por beneficiario ronda los 4.000€, con incrementos específicos cuando no existen viudos ni huérfanos con derecho a pensión.



