El desempleo vuelve a estar en el centro del debate con la nueva cifra mínima que el SEPE ha fijado para noviembre: 570€ al mes. La subida, aunque modesta, marca un cambio clave en la red de protección para quienes se han quedado sin trabajo y dependen de esta ayuda para sobrevivir.
El paro no se mide solo en contratos rotos, sino en la capacidad de resistir cada mes. Por eso, el nuevo mínimo supone un pequeño alivio para miles de beneficiarios que hasta octubre cobraban 480€. A partir de ahora, el umbral sube y se ajusta al 95% del IPREM vigente, lo que da algo de aire a quienes están en situación de desempleo más prolongada.
Prestación por desempleo del SEPE máxima y mínima
El SEPE actualiza en noviembre la prestación mínima asistencial, estableciendo una base de 570€ mensuales. Esta cantidad afecta a los subsidios, no a la prestación contributiva del paro, que sigue calculándose según la base reguladora y las cotizaciones acumuladas.
En la práctica, el cambio se traduce en que ningún beneficiario del subsidio por desempleo cobrará menos de esa cifra, siempre que cumpla con los requisitos de cotización y de situación familiar exigidos. Para quienes tienen responsabilidades familiares, la cantidad puede elevarse ligeramente.
Quién puede acceder a la ayuda mínima
El nuevo mínimo se aplica a las personas que ya han agotado la prestación contributiva o no alcanzaron los días de cotización suficientes para cobrar el paro completo. También incluye a quienes, tras perder su empleo, no cuentan con otros ingresos ni recursos.
En cambio, quedan fuera quienes no estén inscritos como demandantes de empleo o superen los límites de renta establecidos. El SEPE mantiene un control más estricto sobre estas condiciones, con el objetivo de dirigir la ayuda a los casos más vulnerables.
Diferencias entre la prestación contributiva y la asistencial
La prestación contributiva sigue ligada a las cotizaciones acumuladas: quienes han trabajado al menos un año pueden acceder a ella y su cuantía depende del salario previo. Los primeros seis meses se cobra el 70% de la base reguladora, y después baja al 60%.
El subsidio asistencial, en cambio, se concede cuando la persona desempleada ya ha agotado esa vía o no cumple los mínimos. En este caso, el pago fijo pasa a ser de 570€ mensuales, una cifra que busca cubrir lo básico mientras se intenta reinsertar al trabajador en el mercado. La subida de la prestación mínima no soluciona el problema de fondo, pero sí mitiga el impacto del desempleo en los hogares más frágiles.
El incremento llega en un momento en que el mercado laboral muestra signos de desaceleración y los contratos temporales siguen marcando gran parte del empleo disponible.



