El color de las paredes es muy importante en decoración. No debemos olvidar que los colores tienen un efecto poderoso: hacen que las estancias parezcan más grandes o más pequeñas, también más frías o más acogedoras. Todo ello sin olvidar el influjo que tienen en nuestras emociones, ya que hay colores que nos calman y otros que nos excitan. Todos son aspectos que debes tener en cuenta a la hora de elegir el color de las paredes del salón.
Evidentemente, las modas, los gustos y la propia decoración de la estancia son aspectos que van a influir de manera decisiva la hora de decidirte por ese color que será el protagonista (o no) del salón. Para que no te equivoques, te vamos a dar algunos consejos muy prácticos y también muy fáciles de aplicar.
Lo más fácil: pintar el salón de blanco
Puede que te parezca una solución sosa y aburrida. Pero no necesariamente tiene que ser así. Hay miles de razones para elegir este color como protagonista de las paredes del salón. En primer lugar, es luminoso, refleja la luz y amplía los espacios. En segundo lugar, encaja perfectamente en cualquier estilo. Y, en tercer lugar, puedes introducir en la decoración cualquier otro color, combinará sin ningún problema.
Ten en cuenta, además, que hablar de blanco es hablar de un buen número de tonalidades diferentes: perla, roto, seda, tiza, nieve, marfil… La lista es enorme, de modo que si lo que quieres es dar un punto de calidez o de sofisticación al salón, solo tienes que elegir el tono de blanco que más te convenza. ¿Lo mejor? No hay margen de error, acertarás seguro.
La alternativa: los neutros
Colores arenas, beiges o grises coinciden con el blanco en que son colores que, en líneas generales, combinan bien en estilos muy diferentes y con una amplia gama de colores. El más versátil es el gris, un color siempre elegante. Además, tiene infinidad de tonalidades diferentes, por ejemplo, si tiene toques verdes o azulados aporta algo de calidez a los espacios. Si no quieres arriesgar, opta por los tonos que recuerdan a la tierra o los beiges, son muy fáciles de introducir en cualquier tipo de salón y de estilo. Además, son tendencia.
Verdes y azules para el salón
Aunque el azul no es un color habitual en salones, en esos tonos grisáceos es una buena alternativa, sobre todo en salones de estilo más moderno o industrial. Pero es importante equilibrar su efecto con elementos que le den algo de calidez al salón, como pueden ser muebles de madera al natural o complementos de fibras vegetales. El verde, por su parte, encaja bien en ambientes en los que se busque crear una sensación muy acogedora, así como en estilos rústicos o rurales, sobre todo en tonos oliva.
¿Colores intensos en el salón? Sí pero con cuidado
El hecho de que el salón sea pequeño o no sea muy luminoso no quiere decir que haya que renunciar a pintar las paredes de colores algo más oscuros e intensos. De hecho, el efecto puede ser muy atractivo y cálido. Pero en ese caso hay que tener en cuenta algunas cuestiones importantes. La primera de ellas es matizar la fuerza de ese color pintando solo de él una de las paredes. De esa manera, además, se ganará profundidad en el salón.
La segunda precaución es cuidar mucho la iluminación artificial y compensar también el efecto de esos colores más fuertes con una decoración que ayude a equilibrar el resultado final. En ese sentido, los muebles de madera sin barnizar, por ejemplo, son buena elección. Pero si son oscuros, entonces tendrás que renunciar a esas paredes en colores más intensos.
Otros consejos para acertar con el color de las paredes del salón
En la elección del color de las paredes del salón, por otra parte, conviene que tengas en cuenta algunos otros consejos generales. Al fin y al cabo, no hablamos Oslo de paredes, también de estilos y mobiliario:
- Si el salón es clásico, beiges y grises son perfectos para las paredes. Si tiene un aire vintage, verdes, azules y grises encajan bien. Y, si es moderno, el gris en cualquiera de sus tonalidades será siempre una buena elección.
- Ten en cuenta el color de los suelos y elige una tonalidad para las paredes que combinen bien.
- Si el salón es abierto, tienes muchas más posibilidades de jugar con los colores, especialmente con los más intensos. Puedes utilizarlos, incluso, para separar visualmente espacios.
- El color de los muebles determina el de las paredes, pero ten también en cuenta el de la tapicería del sofá. La paleta de colores debe combinar bien y, si son muy parecidos, es importante añadir accesorios que sirvan para crear un cierto contraste.
Un último consejo es no precipitarse. Es cierto que el color de las paredes se puede cambiar con relativa facilidad. Pero siempre conviene tener en cuenta todos los aspectos que hemos mencionado antes de elegir el color definitivo. Independientemente de aquel que nos guste más, siempre hay un sinfín de tonalidades entre las que podemos elegir y entre las que está la más adecuada para cada salón.