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Consigue un dormitorio mucho más luminoso y acogedor con estos sencillos consejos

Multiplicar la luz natural en un dormitorio es sencillo. Colores claros y espejos son algunas claves

No siempre le damos la importancia que tiene, pero la luz es fundamental en un dormitorio. Es cierto que es una estancia “nocturna”, pero eso no quiere decir que dejemos la iluminación a un lado. Durante el día, es la luz la que da vida a la habitación, la que resalta su estilo decorativo y la que consigue crear un espacio realmente acogedor.

Lo ideal es que esa iluminación sea natural. Si no hay grandes ventanales o la luz entra de forma indirecta, no quedará más remedio que acudir a lámparas y focos. ¿Qué conseguiremos? Primero, que el dormitorio parezca más grande y cálido. Segundo, darle ese ambiente que haga que nos apetezca mucho más sacarle todo el partido posible, por ejemplo, dedicando un pequeño espacio para disfrutar de nuestras aficiones.

Primer paso: eliminar todo lo que impida el paso de la luz

Si el dormitorio tiene ventanas amplias, hay que aprovecharlas al máximo. Pera ello, lo primero que hay que hacer es retirar todo aquello que suponga una barrera para la luz que entra desde el exterior. Esos obstáculos pueden ser muy diferentes y a veces no nos damos cuenta de ellos. Un ejemplo: las sobrecortinas. Pero también puede ser un elemento decorativo como un biombo o incluso el cabecero de la cama, si está debajo de la ventana.

dormitorio abuhardillado blanco

Los espacios poco recargados son siempre mucho más luminosos, por eso, en dormitorios pequeños y oscuros la clave está en el minimalismo. Hay que dejar que la luz fluya libremente por la estancia. Y, por cierto, el orden es otro factor que debemos tener en cuenta: un dormitorio ordenado es un dormitorio donde no hay elementos fuera de lugar que entorpezcan el paso de la luz.

Segunda clave para decorar y conseguir un dormitorio luminoso: el color

Es algo que todos sabemos: hay colores que hacen que los espacios parezcan más luminosos y amplios que otros. En este sentido, el color estrella es el blanco, puesto que refleja la luz. Si pensamos en las paredes, no necesariamente tiene que ser un blanco puro, es un color que también tiene matices y podemos aprovecharnos de ello. La alternativa son colores neutros muy suaves, como grises o arenas.

Evidentemente, no todo el dormitorio estará vestido en esos colores. Pequeños contrastes funcionan bien para dar un poco de vida a la estancia y crear un ambiente más acogedor: cabeceros en madera natural, ropa de cama en colores suaves, plaids, cojines, algún accesorio decorativo en color, etc.

No solo se puede jugar con los colores. Para crear un espacio acogedor y, a la vez dinámico, podemos jugar con las texturas. Y no solo en ropa de cama o accesorios textiles. También podemos hacerlo en las paredes. ¿Cómo? Con papel pintado. Una idea muy vistosa es revestir la pared del cabecero con un papel imitando ladrillo blanco.

Tercer consejo: coloca espejos

No hay mejor elemento decorativo para conseguir un dormitorio más luminoso que un espejo. Refleja la luz y multiplicará su efecto. Hay, además mil formas de decorar con ellos la habitación. Lo más clásico es colocarlos en las puertas del dormitorio, pero un espejo grande apoyado en el suelo o espejos pequeños en las paredes tendrás casi el mismo efecto.

Lo que es importante es que esos espejos estén cerca de la fuente de luz, en este caso de las ventanas. De esta manera, ese efecto se potencia y, además, se crea una conexión visual con el exterior muy interesante. Y si quieres seguir las últimas tendencias, un consejo extra: se llevan los espejos redondos.

Cuarto truco para ese dormitorio luminoso: adiós cortinas

Lo ideal para conseguir que la luz fluya libremente es olvidarte no solo de las sobrecortinas, también de cortinas y estores. Si te fijas, en los países nórdicos no se utilizan apenas. Es cierto que aquí nos cuesta imaginar una habitación sin cortinas, por ello, si no podemos prescindir de ellas siempre hay alternativas.

Lo más sencillo es colgar cortinas que sean muy ligeras, de tejidos como el lino. Te darán la intimidad que necesitas y, a la vez, dejarán pasar gran parte de la luz. En lo que se refiere a colores, mucho mejor blancas o en tonos muy suaves. Y, si no tienes inconveniente durante el día, ábrelas.

Otros consejos prácticos y muy sencillos

Cuando lo que falta es luz natural, lámparas y apliques son indispensables. Pero podemos jugar son solo con esas luces de techo o mesilla tradicionales. El LED permite mil posibilidades para iluminar de una forma muy atractiva el dormitorio, por ejemplo, con esas tiras que tanto decoran. Eso sí, siempre hay que buscar luces que sean cálidas.

Dos consejos añadidos. Las paredes, mejor con pocos elementos decorativos, ya que cuadros y accesorios que cuelgan de ellas también restan luminosidad. Y, en segundo lugar, si el suelo es frío o es oscuro, una alfombra en tonos claros y muy mullida dará el toque definitivo al dormitorio.

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