El grifo de la cocina es un elemento fundamental, pero a la hora de elegirlo no siempre se le presta la atención que se merece. Por un lado, debe ser un grifo estéticamente bonito, que encaje bien en el estilo de la estancia. Y es en ese aspecto en el que casi siempre nos fijamos más. Pero, por otro lado, no hay que perder de vista su función real, que no es solo decorar, sino facilitarnos el trabajo diario.
Entonces, ¿qué hay que tener en cuenta para elegir el grifo que nuestra cocina necesita? Son varios los factores que entran en juego. Pero no hay que preocuparse en exceso, lo cierto es que la variedad de modelos es casi infinita y se puede encontrar con facilidad ese grifo que lo tenga todo, que dé un punto de estilo a la cocina, que nos haga la vida más fácil y que, además, nos ayude a ahorrar agua.
Tipos de grifos para la cocina: ubicación y funcionamiento
Lo primero que hay que saber es que existen grifos muy diferentes. Los más habituales son aquellos que se colocan sobre encimera. Pero también se pueden colocar en la pared, son grifos fijos que, a pesar de que liberan espacio en la encimera y visualmente son muy ligeros, no resultan demasiado prácticos para trabajar.
La otra gran diferencia entre los grifos de la cocina tiene que ver con su modo de accionarlos. Por un lado están los clásicos, los que tienen un mando para el agua fría y otro para el agua caliente. Por otro están los monomando, mucho más cómodos. Y hay un tercer tipo mucho más eficiente, que son los grifos sin contacto, es decir, que sea bren y cierran según detecten movimiento. Estos últimos son prácticos, ahorran agua y, sobre todo, se manchan menos.
Grifos según formas y funciones
En este aspecto también cabe distinguir varios tipos de grifos. Y conviene prestar atención porque no todas las formas son igual de prácticas ni todos tienen las mismas funcionalidades. Teniendo en cuenta que se va a trabajar mucho con él, por ese motivo, hay aspectos que no conviene pasar por alto:
- Fijos o móviles: evidentemente, los más prácticos son los que se mueven por la base, ya que permiten cubrir gran parte del área del fregadero.
- Con manguera extensible: sobre todo en el caso de grifos móviles, resultan muy prácticos. Permiten fregar todo tipo de recipientes, incluso de grandes dimensiones, sin problemas.
- Grifos flexibles: tienen un flexo en el caño que permiten doblarlos ligeramente para cambiar la dirección del chorro. Pero no son tan versátiles como los que tienen manguera.
- Grifos plegables: son la solución ideal para esos fregaderos que están debajo de las ventanas. Si estas son batientes, para abrirlas solo hay que girar el grifo sobre la base y este quedará en paralelo a la encimera.
- Grifos termostáticos: tienen dos mandos, uno para regular el caudal y otro para la temperatura. No solo resultan más cómodos, sino que también contribuyen a ahorrar agua.
- Grifos de formas redondeadas o cuadradas: los primeros tienen líneas más elegantes que encajan bien en cocinas clásicas. Los de formas rectas son perfectos para esas otras cocinas de aires más contemporáneos.
- Grifos de caño alto: son los más cómodos, ya que permiten trabajar con cacerolas y utensilios de gran tamaño.
Los grifos con más funcionalidades, inevitablemente, con más caros. Sin embargo, sus ventajas superan con creces ese pequeño inconveniente. Por ello, el consejo es gastar algo más en un grifo que ofrezca todas las funciones posibles y necesarias para nuestra cocina.
Un aspecto fundamental: materiales y acabados
Los grifos de cocina más tradicionales son los de latón cromado, que tienen un acabado muy resistente, perfecto para el uso que van a tener. Pero si hay un material que destaca es el acero inoxidable por sus muchas ventajas: es muy resistente, hay acabados en los que no quedan marcas de agua o de dedos y se limpia con enorme facilidad.
Por otra parte, hoy es muy sencillo dar un toque especial a la cocina gracias a los grifos. ¿Cómo? Con los acabados. Hay grifos dorados que encajan perfectamente en cocinas muy clásicas, pero los hay también en negro para cocinas de aires industriales o más sofisticados. Y, si aún se quiere un toque diferente, se pueden elegir lacados en otros colores o con acabados metálicos en tonos cobrizos.
Lo que es importante en cualquiera de los casos, es elegir un grifo de cocina que resulte cómodo para trabajar con él y que encaje bien con el estilo de la estancia y, de manera muy especial, del fregadero. Y, por supuesto, conviene elegir siempre modelos que tengan sistemas de ahorro de agua incorporados y, sobre todo, de calidad, al fin y al cabo están sometidos a un uso intensivo.