El salón debe ser una estancia cálida y acogedora en la que nos sintamos cómodos. Al fin y al cabo, es donde pasamos esas horas del día que estamos en casa, a veces viendo la tele, otras jugando con los hijos, reunidos en familia o incluso trabajando. La luz natural es la clave para que sea un espacio agradable, ¿pero qué pasa cuando las ventanas son pequeñas o no entra por ellas suficiente luz natural?
Cuando eso ocurre, la clave está en elegir una decoración adecuada que potencie esa luz natural. Colores, accesorios y hasta tipo de mobiliario son muy importantes para conseguir que ese salón no parezca tan oscuro. Sin olvidar, por supuesto, la iluminación artificial. Vamos a explicar algunos trucos sencillos para que esa estancia parezca otra. ¡Toma nota!
En un salón oscuro, no tapes las ventanas
Las cortinas son un recurso decorativo muy importante. Pero no son imprescindibles. De hecho, fíjate en los países nórdicos, en los que la luz del sol es casi inexistente durante meses. En ellos las ventanas están desnudas. Cualquier obstáculo que impida que pase la luz no es bienvenido en un salón oscuro.
Si no puedes prescindir de cortinas, por aquello de mantener la intimidad en el salón, opta por tejidos muy ligeros y vaporosos. Un simple visillo será suficiente. Y mejor en blanco porque los colores matizarán la luz que entre en el salón. Si ahora tienes cortinas pesadas o dobles cortinas, despídete de ellas.
Los colores, siempre claros
El color es fundamental para conseguir que un salón oscuro parezca más grande y también luminoso. En ese sentido, en las paredes y el techo la mejor elección es siempre el blanco porque es el que mejor refleja la luz. Si no eres muy fan de ese color, puedes optar por la gama de los neutros, por ejemplo, grises o beiges, pero siempre en tonalidades muy, muy suaves.
Y este mismo consejo lo debes aplicar a los textiles. Las tapicerías no necesariamente tienen que ser blancas, pero elige siempre colores muy claros. Y, si el suelo es oscuro, nada como una alfombra blanca o en un color natural suave. Si te apetece una nota de color, lo ideal es introducirla con los complementos, unos cojines en el sofá y listo.
Opta por muebles que sean ligeros
En un salón oscuro, no todos los estilos encajan bien. Huye de todo lo que sea recargado y opta por el minimalismo. ¿Qué significa? Lo primero, que conviene olvidarse de todo el mobiliario que no sea imprescindible. Llenar un salón oscuro de muebles auxiliares no es buena idea. Tampoco lo es poner muebles que visualmente sean compactos y muy pesados.
¿Qué tipo de mobiliario encaja mejor en un salón oscuro? Muebles de cristal o de rejilla que dejan pasar la luz y resultan más ligeros, armarios abiertos, mesas y sillas con patas pequeñas o muebles modulares suspendidos. Y en lo que se refiere a los colores, también que sean claros, por ejemplo, madera natural.
Ten cuidado con la distribución
La forma de colocar los muebles también es importante en un salón oscuro. Evita poner piezas grandes en lugares que entorpezcan el paso de la luz. Un ejemplo: un sofá de respaldo alto que cubra parte de la ventana. Lo ideal es que los muebles altos o voluminosos estén pegados a las paredes para que los rayos del sol circulen libremente.
Otro truco que funciona es colocar el sofá, si es posible, mirando hacia la ventana. La razón es muy simple: cuando estemos sentados en él recibiremos de lleno la luz, de modo que percibiremos ese salón como mucho más amplio y luminoso.
Juega con espejos, cristal y reflejos dorados
En un salón oscuro, los espejos son un recurso decorativo maravilloso. Son los que consiguen hacer magia para que la estancia se vea más luminosa, no en vano, multiplican la luz que entra por las ventanas. Además son muy decorativos. Eso sí, colócalos en un punto en el que reciban la luz de la manera más directa posible. Puedes elegir un gran espejo o piezas pequeñas combinadas, ahí son tus preferencias las que deciden.
Hay otros recursos decorativos que también funcionan. Por un lado el cristal, que deja pasar la luz y también la multiplica gracias a su brillo. No tengas reparo en colocar piezas de este material, pueden ser jarrones, portavelas o marcos de foros, lo que más te apetezca. Por otro lado están los accesorios metálicos, que también lanzan brillos que ayudan a multiplicar la luz.
El toque final: la iluminación artificial
En un salón oscuro, la iluminación artificial es imprescindible. Es fundamental repartirla correctamente, de forma que sea suficiente, homogénea y que no queden sombras ni rincones oscuros. Lo ideal es combinar luminarias diferentes, hay mucho donde elegir: lámparas de techo, de pie o de mesa; focos de techo o pared; plafones y tiras LED, etc.
En salones oscuros, por otra parte, funcionan mejor bombillas desnudas o pantallas que no limiten el paso de la luz, es decir, de rejilla o, como mucho, blancas. Y, en lo que respecta al tipo de luz, lo ideal es que se trate de una iluminación cálida para que el efecto sea lo más acogedor posible.