Las buhardillas nos ofrecen infinitas posibilidades, incluso aunque su tamaño sea pequeño. Si tienes la suerte de tener una en casa, no dudes en sacar el máximo provecho de ella. Con unos sencillos consejos es muy sencillo transformar ese espacio a veces tan desaprovechado en un lugar cálido y muy acogedor que puedes convertir en tu lugar preferido de casa.
Lo más importante es tener siempre en cuenta que lo que sirve para otros espacios de la casa no siempre es válido en la buhardilla. A veces su forma, otras veces la altura o incluso la ausencia de ventanas pueden condicionar la elección del mobiliario y, por supuesto, la decoración. Pero siempre hay soluciones para dar una nueva vida a ese espacio. ¿Necesitas ideas o algunos trucos para conseguirlo?
Analiza bien el espacio
No importa si tienes pensado transformar la buhardilla en un rincón para desconectar, una salita de estar o incluso un dormitorio. Antes de empezar cualquier cambio hay que estudiar bien sus características, sobre todo en lo que a altura se refiere. Hay que tener en cuenta que aquel espacio que tenga menos de 120 cm de alto no se considera “habitable”. Pero aunque no se pueda aprovechar para poner muebles sí, por ejemplo, para hacer un armario bajo y ganar espacio de almacenamiento.
El otro aspecto relevante, más allá de sus dimensiones, es la forma de la buhardilla. Si tiene forma regular, amueblarla será sencillo. Pero si no es así, si tiene techos a diferentes alturas o recovecos, hay que elegir con mucho cuidado cómo se distribuyen los muebles y a qué se dedica cada una de las zonas. En cualquiera de los casos, el mejor consejo es no saturarla.
Lo mejor: muebles a medida
Puede que sean más caros, pero los muebles a medida son la mejor solución para una buhardilla. Con ellos es posible optimizar el espacio al máximo, adaptándose a la forma que tenga. Si tienes pensado destinar una zona a dormitorio, merece la pena gastar algo más en unos armarios que se adaptarán como un guante a cualquier rincón. Todo ello sin olvidar que se pueden personalizar no solo por fuera, también por dentro.
¿Y otro tipo de muebles? Si hablamos de sofás o de camas, lo ideal es que sean de poca altura. Así podrás apoyarlos en la zona más baja y dejar el mayor espacio posible libre. Además, este tipo de muebles dan mayor sensación de amplitud, algo que siempre viene bien en una estancia que, por lo general no es muy amplia.
Luz y color en la buhardilla
La luz es muy importante en una buhardilla para contrarrestar esa sensación de agobio que pueden crear unos techos más bajos de lo habitual. Si no tiene ventana o es pequeña, el consejo es abrir una ventana de tejado, incluso aunque sea pequeña, dotará de luminosidad a la buhardilla y ayudará a crear en ella un ambiente mucho más agradable y cálido. En cuanto a los puntos de luz, deben estar perfectamente repartidos para evitar sombras. Y siempre mejor lámparas de pie o de mesa.
Y, en lo que respecta a los colores, mejor claros para potenciar esa sensación de amplitud. Si el blanco te parece en exceso frío o soso, opta por colores con un toque de calidez, como los beiges o los ocres muy claritos. Otra opción: los grises, que combinan muy bien con un sinfín de colores y que son tendencia.
Un buen aislamiento
Aunque no tenga mucho que ver con la decoración de la buhardilla, el aislamiento es esencial. Las áreas directamente bajo cubierta están mucho más expuestas y son más sensibles a los puentes térmicos. Si quieres un espacio en el que de verdad puedas sentirte a gusto sin arruinarte en climatización, el aislamiento es clave.
Una forma elegante y vistosa de conseguirlo, además de que no requiere de grandes obras, es forrar la buhardilla de madera, un material que no es conductor y que es muy decorativo. Otra opción diferente es el corcho, que también es un gran aislante acústico, así que si vas a destinar parte de esa buhardilla a zona de trabajo, es una buena opción.