Cuando las temperaturas comienzan a subir, es momento de pensar en preparar la casa para que el calor sea lo más llevadero posible. Con la decoración puedes conseguir que tu hogar sea más agradable y mucho más fresco. Y, para ello, solo tienes que hacer unos pequeños cambios que no te llevarán mucho tiempo ni te costarán mucho dinero. Enseguida notarás la diferencia.
La clave está en acercarse a la naturaleza, es decir elegir colores que nos recuerden al campo y al mar, así como textiles y accesorios de decoración en materiales naturales. Y muy importante también es el orden y despejar espacios para no sentirnos agobiados en nuestra propia casa. Vamos a profundizar en todo ello.
Colores frescos para la decoración
Los colores tienen un influjo importante tanto en la percepción de los espacios como a nivel psicológico. Por eso, cuando suben las temperaturas es importante elegirlos muy bien. No se trata de pintar las paredes, sino, sobre todo, de ropa de hogar, tapicerías y complementos de decoración.
Lo ideal es apostar por colores claros. La gama de los neutros es una opción, por ejemplo, esos tonos beiges o tierra que siempre resultan agradables a la vista. Tonos pastel o verdes y azules muy claros son también posibilidades. Por un lado, invitan al calma y, por otro, esos colores suaves aportan amplitud visual y hacen que los espacios parezcan más grandes.
El toque alegre siempre se puede dar con los complementos de decoración. Pueden ser unos jarrones en tonos más intensos o colores cálidos o pueden ser cojines con estampados atrevidos. Elige siempre, esos sí, colores que combinen con esos otros que has elegido para los textiles.
Materiales naturales
Son importantes para dar esa sensación de frescura a los espacios. Y puedes introducirlos de diferentes formas. Lo más sencillo es cambiar esa alfombra de invierno por otra en yute, en sisal o bambú. Puedes optar por un acabado natural o, si te apetece esa nota de color, elegir una con patrones geométricos o rayas en diferentes tonos. Y este tipo de alfombras sirven exactamente igual para interiores y para exteriores.
En la ropa de hogar también hay que apostar por tejidos naturales que resultan siempre suaves al tacto y muy frescos. Por ejemplo, en ropa de cama o en fundas de sofá, lo ideal es apostar por tejidos como el lino o el algodón, puesto que dejan transpirar. De esta manera, resultan mucho más agradables cuando las temperaturas comienzan a subir.
Cortinas más ligeras
Las cortinas son otro elemento importante. Si tienes en casa dobles cortinas, lo mejor es retirarlas y dejar solo los visillos. De esta manera se aligeran los espacios a nivel visual y se consigue que parezcan más frescos. Si vas a cambiar las cortinas, elige tejidos lo más vaporosos posible, como seda o algodón de muy poco gramaje, que son buenas alternativas.
Una idea muy atractiva es combinar esas cortinas con estores de fibras naturales. Tiene la ventaja de que así podrás tamizar la luz cuando los rayos solares sean más intensos y rebajar su intensidad si tanta luminosidad es algo molesta. Esos estores, además, harán de aislante para contrarrestar las temperaturas exteriores.
No te olvides de las plantas
Si hay una manera sencilla, vistosa y colorida de refrescar una casa, es colocar plantas. Purifican el aire y dan un toque de frescura que siempre se agradece. Si te atreves, puedes colocar incluso un pequeño jardín vertical para decorar una pared. En cualquiera de los casos, es importante elegir siempre plantas que sean resistentes y de fácil mantenimiento.
Y, si tienes terraza, las plantas son un must. Te ayudarán a darle ese toque especial a su decoración y por las noches refrescarán ese espacio. Pero no solo la terraza, ese efecto se extenderá también al salón o el dormitorio que conecten con ella, solo tendrás que abrir la puerta para notarlo.
El orden también ayuda a refrescar
Retirar todos los elementos de decoración que sean accesorios y mantener el orden son también muy importantes a la hora de preparar la casa para esos días más cálidos del año. Espacios despejados hacen que la percepción que tenemos de ellos sea de mayor amplitud y, por tanto, mucho menos agobiantes. No tendremos esa sensación de falta de aire que nos provocan estancias muy sobrecargadas.
Por otro lado, cuanto más despejadas estén las habitaciones, más facilidad tendrá el aire para entrar, circular y refrescar el ambiente interior de casa. De esta manera, aunque no tengas aire acondicionado, la sensación térmica será mucho más agradable y conseguirás que te sientas mucho mejor en tu hogar.