No importa el tamaño del salón, la distribución es la clave para que resulte cómodo y para que el efecto que nos genere al entrar en él sea el de una estancia acogedora. Pero aún es importante por otro aspecto, que es especialmente importante cuando lo que sobra no son metros: una distribución adecuada optimiza el espacio.
Si tu salón te parece agobiante, si te cuesta tenerlo siempre bien organizado o si te resulta difícil moverte por él con soltura, tal vez ha llegado el momento de analizar cómo está distribuido. A veces algo tan sencillo como cambiar los muebles de sitio y tal vez deshacerse de alguna pieza tiene efectos decorativos sorprendentes. ¿Quieres probar? Aquí tienes algunos trucos que te ayudarán a conseguirlo.
Distribución según la forma del salón
No es lo mismo un salón rectangular que uno cuadrado. En cada caso tendrás que optar por una forma diferente de colocar el mobiliario. Si el salón es rectangular, lo ideal es que coloques sofá en un extremo y que el resto del mobiliario se apoye en la misma pared, de modo que podrás dejar un pasillo que permita moverse sin problemas. Para evitar el efecto “tubo”, lo mejor son muebles bajos y solo si es muy alargado y hay anchura puedes colocar el sofá en perpendicular para separar ambiente entre la zona de estar y la de comedor.
Distribuir salones cuadrados es algo más complicado. La protagonista debe ser la zona de estar, que debe ocupar dos tercios del espacio. En ellos puedes colocar los sofás enfrentados o, en su defecto, poner alguna butaca o pufs que ocupen espacio, pero dejando siempre pasillos en los laterales de las piezas más voluminosas. Coloca la mesa en perpendicular al sofá y, si es redonda, mucho mejor.
Guarda las distancias entre el mobiliario
Ya hemos apuntado alguna idea. Para que el salón sea funcional, hay que cuidar las distancias. Chocar con muebles cada vez que nos movemos por él no es nada agradable y piezas pegadas unas a otras, a nivel visual, no resulta nada estético. No se trata de emplear el metro, pero sí de aplicar un poco de sentido común. Por ejemplo, en los pasillos hay que dejar, al menos, 80 cm libres.
Por otra parte, lo ideal es que entre el sofá y la mesa del salón haya una separación de un metro. Hay que tener en cuenta que para sentarse es necesario retirar las sillas y que cada comensal necesita un espacio de alrededor de 60 cm para poder sentirse cómodo, para no estar demasiado pegado a la mesa. Entre las mesitas auxiliares y el sofá deben quedar unos 15 cm libres y la mesa de centro no debe estar a menos de unos 45 cm. ¿Y el mueble de la tele? Depende del tamaño de esta, pero hay que contar con un mínimo de dos metros.
No obstaculices el paso de la luz
A la hora de distribuir el salón, la luz es fundamental. Es importante no poner barreras porque de ese modo el salón no solo parecerá más oscuro y pequeño, también menos acogedor. Por lo tanto, nunca hay que poner muebles altos que tapen las ventanas, ni debajo de ellas ni haciendo de elementos divisorios en la estancia. Si quieres marcar diferentes ambientes, hazlo con alfombras o, en su defecto con muebles bajos como consolas o estanterías pequeñas.
Separa ambientes
Incluso en salones pequeños es una idea que funciona y que te ayudará a planificar mejor esa distribución ideal. Ya te hemos dado dos ideas: alfombras y muebles de poca altura. Pero hay otras formas de conseguirlo, por ejemplo, pintando de una forma diferente la zona de comedor o revistiendo la pared con papel pintado. De esa manera no solo diferencias ambas zonas, también trasmites sensación de orden.
Si el salón es amplio, otra forma de conseguir esa separación es mediante el sofá. Si tienes chaise longue, coloca el lado que no tiene respaldo hacia el centro de la estancia. En el caso de que lo que tengas sea un sofá convencional, ponlo de espaldas a la mesa, pero solo si el respaldo no es muy alto y no interrumpe el paso de la luz hacia el interior de la estancia.
No te olvides del almacenamiento
A la hora de distribuir el salón debes pensar siempre en el almacenamiento. ¿Por qué? Por que te permitirá guardar algunos enseres cuando no los uses, como los cojines del sofá o esa manta con la que te cubres cuando las temperaturas son más bajas y estás viendo lo tele. También evitará ese desorden tan poco estético que se produce cuando dejamos libros, revistas, aparatos electrónicos y un sinfín más de objetos sobre el mobiliario.
Ese espacio de almacenamiento no necesariamente tiene que ocupar parte del salón ni tienes que cambiar la distribución para conseguirlo. Un pequeño mueble auxiliar o una mesa con tapa te servirán sin problemas. Incluso una cesta decorativa puede ser suficiente.