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Tolix, la silla que adoran todos los hipster

Icono del diseño industrial, este asiento apilable de hierro galvanizado se ha convertido en un superventas de la decoración, además de estar presente en grandes museos de todo el mundo

Si te dicen que pienses en un mueble que represente a la perfección la decoración hipster, la cual vivió su gran momento no hace muchos años, seguro que a la gran mayoría les vienen a la mente una silla que, aunque quizá muchos no sepan como se llama, les suena de ver en innumerables restaurantes, cafeterías, tiendas, oficinas, así como en las casas y cuentas de Instagram de los influencers del momento. Se trata de un diseño omnipresente que se ha convertido en un icono del diseño moderno  y que puede contemplarse también en museos de todo el mundo, como el MOMA de Nueva York o el Pompidou en París.

La silla en cuestión lleva más de 80 años en el mercado y es una de las más vendidas a escala mundial. Se trata de un mueble versátil, que da un toque industrial a cualquier interior, pero que a la vez encaja perfectamente en un ambiente más clásico, rústico o incluso contemporáneo. Las más codiciadas son las piezas originales de los años 50 y 60, con el diseño definitivo de 1956, en las que se aprecia claramente la huella del paso del tiempo en la capa galvanizada exterior. Son piezas de coleccionista, aunque actualmente se editan sillas que imitan ese acabado con toques de óxido.

Silla A o Tolix, una silla apilable ideada para los locales de hostelería de París

Pues bien, esta pieza de la que hablamos es  la casi nonagenaria silla A o silla Tolix, que pasó de ser icono del diseño industrial en todo el mundo a pieza indispensable en los locales de moda, especialmente, en sus versiones en colores brillantes, los cuales encajan a la perfección dentro del estilo retro y vintage. Hoy en día es uno de los modelos de sillas más vendidos en todo el mundo y la hermana mayor de una familia en la que ya han surgido mesas, bancos o taburetes de varias alturas.

sillas y taburetes tolix en una cocina

La historia de esta silla comienza en Francia de la mano de Xavier Pauchard, un joven nacido en Le Morvan, una región, curiosamente, conocida por su producción maderera. La familia de Pauchard llevaba tres generaciones dedicada al tratamiento del zinc cuando este comenzó a experimentar con el proceso de galvanización con este metal. En 1907, este descubrió que podría usar el zinc para proteger el metal de la corrosión y diez años después, cuando únicamente tenía 27, fundó Tolix, su propia fábrica para la producción de mobiliario de acero galvanizado para el hogar.

En 1934 aparece el primer modelo de Silla A que tuvo mucho éxito en fábricas, hospitales, parques públicos y terrazas de restaurantes, ya que era un producto barato, ligero, resistente y de fácil limpieza. Inicialmente estaban pensadas para exterior, por eso el asiento contiene tres agujeros pensados para evacuar el agua. En 1937 Tolix llenó los pasillos de la Exposición Universal de París y a finales de la década de los 50 se fabricaban alrededor de 60.000 unidades anualmente.

Su popularidad fue tal que las grandes cerveceras la utilizaban como regalo para cerrar acuerdos de suministro con sus clientes. Esto contribuyó decididamente al éxito de la misma, aunque no fue hasta 1956 cuando se puso en el mercado la versión que se conoce actualmente. Este rediseño responde a una demanda de los propietarios de cafés y restaurantes que necesitaban que la silla fuera apilable. La empresa lanzó al mercado un producto con una estructura más fina y ligera que permite apilar hasta 25 unidades con una altura de 2,3 metros de altura satisfaciendo esta demanda. Sin duda, un ejemplo de diseño accesible.

El éxito del nuevo diseño traspasó los cafés parisinos, llegando a oficinas, fábricas y hospitales de todo el mundo, permaneciendo hasta hoy como uno de los modelos de silla más vendidos de todos los tiempos. La empresa estuvo en manos de la familia Pauchard hasta su quiebra en 2004. Entonces Tolix fue adquirida por Chantal Androit, ex directora financiera de la misma y un grupo de empleados. Androit es la responsable de esta segunda juventud de la silla.

Su estrategia fue introducir nuevas variaciones (taburetes altos, bajos, sillas con apoyabrazos, mesas…), aunque lo más novedoso fue la nueva gama de colores: más de 50 tonos diferentes. En esta nueva etapa Chantal tuvo la ayuda de los diseñadores Jean-François Dingjian y Eloi Chafaï,, de Normal Studio que tomaron las riendas de la dirección de arte de Tolix, acompañando a la empresa en su nueva andadura. También crearon algunas de las piezas nuevas que hoy forman el catálogo de la compañía, como es el caso de los Y Benches (bancos), así como mesas y taburetes altos y bajos.

Destacar que la empresa ha sido fiel a sus raíces y la producción se realiza enteramente en el país galo, de forma que puedan asegurar la calidad de todo el proceso de fabricación. En 2006 recibió la etiqueta «Entreprise du patrimoine vivant» que otorga el gobierno francés para celebrar el trabajo patrimonial que realizan diferentes empresas en el país. En la actualidad, la silla Tolix factura en torno a 8 millones de euros, la mayoría de ellos provenientes de ventas de exportación.

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