Uno de los momentos más esperados de la Navidad son las campanadas que marcan el final del año y el comienzo de uno nuevo. Si vamos a celebrar esas fechas tan señaladas en casa, es fundamental preparar todo con tiempo suficiente para que todo esté perfecto. Cuando hay invitados a la cena de Nochevieja, a la fiesta posterior o a la comida de Año Nuevo, nada puede quedar a la improvisación.
Y no solo hay que vestir la mesa. Como el comienzo del año siempre está rodeado de alguna que otra costumbre particular y supersticiones, también hay que prestar un poco de atención a la decoración, que puede ser algo diferente a la del día de Navidad. Por un lado, la Nochevieja invita a ser algo más atrevidos. Por otro, para entrar con buen pie en el nuevo año no deben faltar esos amuletos que atraen a la buena suerte.
Luces y adornos para recibir el nuevo año
Sin duda, el rojo es el gran protagonista. Es el color de la buena fortuna y de la alegría. Es una tradición de origen Chino que se ha extendido a Occidente. Tan arraigada está, que hoy pocos conciben empezar el año sin alguna prenda o accesorio de ese color o sin incluir velas o adornos rojos en la decoración navideña. Un consejo: para conseguir un toque de elegancia, lo ideal es combinarlo con dorado.
Además de apostar por el rojo, siempre hay que pensar en otros elementos que también ayudan a atraer a esa suerte a veces esquiva. Las velas son uno de ellos, un adorno sencillo, muy decorativo y que se adapta a todo tipo de estilos. Las velas rojas son las tradicionales, las que se identifican con la buena estrella. Pero también se dice que las blancas o las amarillas atraen suerte y dinero.
Y, si se quiere ser algo más original, las estrellas, las campanas, los cascabeles o los duendes también se asocian a la buena suerte. Es fácil que ya haya alguno adornando el árbol, así como en coronas o guirnaldas. Sin embargo, para empezar bien el año, nunca vendrá mal poner alguno más en la mesa en la que se colocarán las uvas y esas copas con las que brindar después de las campanadas.
Una idea muy vistosa es acompañar esa decoración con globos de colores, con brillantina y, sobre todo, con mucha luz. Si la fiesta de Nochevieja se va a celebrar en casa, también es muy sencillo hacer unas bolsitas con esos accesorios que no pueden faltar: antifaces, matasuegras o confeti. Decora una cesta y deja que cada invitado coja su bolsa cuando entre en casa.
Y, para continuar con la fiesta y pasarlo a lo grande, un photocall es una idea que cada vez se impone más. Lo divertido es hacerlo y personalizarlo, sobre todo si se organiza una pequeña celebración temática. ¿No hay tiempo para ello? Sin problema, siempre se puede comprar y “tunear” al gusto. Por supuesto, no pueden faltar los clásicos letreros deseando un feliz año nuevo a todo el mundo.
La mesa: la gran protagonista de Nochevieja y Año Nuevo
Vestir la mesa para la ocasión también requiere atención. Sirven los consejos generales para decorarla en cualquier evento importante: mantel blanco o en colores neutros, vajilla y copas elegantes y algún detalle como un servilletero hecho para especialmente para ese día. La nota de distinción y de color la pondrá la decoración, que debe ser siempre diferente en Nochevieja y Año Nuevo.
Lo clásico, es decir los centros de mesa y las guirnaldas hechas con ramas, frutos rojos y piñas siempre funcionan. Al igual que las velas o los lazos dorados. Pero la Nochevieja es la ocasión perfecta para mostrarse un poco más atrevido, por ejemplo, cambiar el rojo por el negro o por un azul muy intenso y combinarlo con dorados. El resultado es atrevido, pero muy elegante. En año Nuevo, en cambio, funciona mejor lo más clásico, sobre todo, blanco combinado con ese dorado imprescindible en estas fiestas.
Y una recomendación muy importante que ya hemos avanzado: todo debe estar en perfecto estado de revista con una cierta antelación, tanto adornos como mantelería o vajilla o incluso mobiliario. Un pequeño descuido en forma de mancha en el asiento de una silla puede arruinar el resultado final. Y, cuando se esperan invitados en unas horas, no hay tiempo que perder.