Las alfombras son una parte muy importante en la decoración de cualquier estancia, pues se encargan de marcar el estilo y de armonizar por completo la habitación. Muchas veces sirven también para separar ambientes en una misma sala sin la necesidad de levantar una pared o de poner otro tipo de separador. Decoran, en muchas ocasiones dan color y calor, y donde se coloquen siempre ofrecerán un aspecto más acogedor y placentero.
Si bien hay personas que las mantienen todo el año, hay otros que prefieren retirarlas en primavera o cambiarlas por unas de lana fina o viscosa, así como de yute, ligeras pero también cómodas, resistentes y acogedoras, perfectas para días aún algo frescos o para días cálidos. Y es que se pueden poner alfombras durante todo el año, pero es importante aprender a combinarlas para tener tu casa siempre a punto, cómoda y confortable, además de aprender a potenciar su efecto aislante.
Las alfombras tienen un gran valor estético y funcional, aportando mucho estilo a una estancia
Las alfombras tienen un sinfín de cualidades que hacen que muchos las adquieran no sólo por el valor estético que resulta tenerlas en casa, sino por su funcionalidad, pues son muy buenas aislantes de frío o calor, según su material, además de absorber el sonido. La gran variedad de alfombras que existe en el mercado incluye desde moquetas hasta aquellas de menor tamaño que se usan en el baño para evitar resbalones y la fría sensación que se tiene al entrar en contacto los pies con el suelo.
No obstante, todo tiene una «cara B» que, en este caso, es la humedad y el consecuente moho, el polvo o los alérgenos, los cuales se instalan cómodamente en aquellas alfombras en las que se descuida su cuidado y mantenimiento. Y es que no cabe duda de que las alfombras dan al hogar un ambiente más íntimo y elegante, pero en ocasiones cuesta mucho mantenerlas en buen estado. No sólo tienden a atraer la suciedad, las manchas y los pelos, sino también los olores o los hongos.
Las alfombras requieren una limpieza profesional al menos una vez al año
La vida útil de una alfombra depende del mantenimiento de la misma. Además del aspirado diario en casa, es necesario limpiarla de forma profesional al menos una vez al año, especialmente las de lana y pelo largo. No sólo por la suciedad, sino también por los ácaros que habitan en ellas y que pueden provocar alergias y enfermedades. Esta recomendación es todavía más importante en el caso de que haya niños en casa, que siempre son más propensos a que les afecten las bacterias.
Por este motivo, es necesario cuidarlas para prevenir que bichos y otros microorganismos se muden a vivir en ellas y se garantice un ambiente limpio y sano en los hogares. Además, cuanto más limpia se mantenga la alfombra, más durará. Por ello, las alfombras que más se pisen, como la del pasillo o el salón, conviene que al menos una vez al año se limpien en la tintorería. En cambio, el resto de las alfombras de la casa pueden lavarse de forma profesional cada tres o cuatro años.
Cuando la alfombra esté limpia, se recomienda guardarla correctamente. La forma más adecuada de hacerlo es enrollándola, no doblándola, especialmente si la pieza es grande, aunque con las pequeñas tampoco debería hacerse. También es recomendable cubrirla con una sábana o un paño grande para que se conserve mejor. No es aconsejable envolverla en plástico pues, dado que no transpira, si la lana de la alfombra conserva algo de humedad, con el tiempo puede llegar a crearse moho.
Siguiendo estos consejos, seguramente conseguirás que tus alfombras luzcan perfectas y libres de alérgenos y bacterias durante todo el año. Tanto si las mantienes siempre puestas en las habitaciones como si las retiras durante las estaciones más cálidas del año o las cambias en función de la temperatura, has de saber que puedes alargar su vida útil siguiendo estas sencillas pautas. Tu casa y tu salud lo agradecerán.