Sostenibilidad, eficiencia, ecología, ahorro en recursos, energías renovables, …. son términos que poco a poco van calando y que ya se aplican a todos los sectores y productos, entre ellos, la vivienda. La casa sostenible es ya una realidad, y tanto en interiorismo como en arquitectura se usan cada vez más materiales naturales, saludable y duraderos. Así, se cuida a los habitantes de las casas, se ahorra en los consumos y se protege al medio ambiente.
Convertir tu hogar en un espacio sostenible no solo te permitirá contribuir activamente a mejorar el medio ambiente, sino que también te ayudará a ahorrar en energía, agua y en el mantenimiento de los sistemas eléctricos y los electrodomésticos. Esta transformación influirá también mucho en la salud, ya que creará un lugar más limpio y saludable para ti, tu familia y tus mascotas si es que las tienes.
¿Cómo es una casa sostenible?
Una casa respetuosa con el medio es aquella en la que se usan materiales sostenibles bien para hacerla, para decorarla, o ambas. Y para que un material sea sustentable o sostenible, este debe proceder de la naturaleza, ser saludable para las personas y duradero en el tiempo. Se trata, principalmente, de reducir a la mínima expresión lo que se denomina “huella ecológica”, tanto en el diseño y la construcción de las viviendas como posteriormente en su demolición.
En este sentido las administraciones y la Unión Europea vienen aprobando en los últimos años normas dirigidas a reducir ese impacto buscando un consumo energético casi nulo, apoyar la lucha contra el cambio climático y contribuir en la reducción de emisiones de gases a la atmósfera. La implicación por lo ecológico y lo natural forma parte de la sociedad actual pero muchas veces está reñido con lo económico.
Una vivienda sostenible significa un ahorro del 40% de agua y un 60% en el consumo de energía, pudiendo llegar a ser del 90% en función de la construcción. Aunque inicialmente parezca que este tipo de viviendas son más caras, en pocos meses se habrá amortizado la inversión. Estas casas usan materiales de alto y bajo impacto, siendo eficientes en términos de fabricación, envío e instalación. Además, se rompen y desperdician menos y duran más.
Consejos para hacer de tu casa un espacio respetuoso con el medio
Una vivienda sostenible está construida o modernizada de manera que se respetan los recursos, se optimiza el uso de la energía y el agua y su estructura usa sistemas de calidad, lo que lo hará más perdurable en el tiempo. Los principales detalles de una casa que respetarían el medio ambiente van desde los materiales y métodos de construcción al aislamiento, la decoración, los accesorios, el uso de sistemas inteligentes o la calefacción, el aire y la ventilación.
La elección entre construir una casa sostenible o modificar tu piso actual no es una decisión fácil de tomar, ni al alcance de todos los bolsillos. La construcción de nuevas estructuras, basadas en la sostenibilidad, implica también costes para el medio ambiente. Por otro lado, los nuevos edificios ya incluyen tecnologías que benefician al entorno a largo plazo.
Si finalmente te decides y optas por comprar un piso sostenible, hacerte una casa eficiente o convertir la tuya en un espacio más respetuoso con el medio ambiente, sigue leyendo para conocer cómo puedes hacerlo, pues las principales características que tiene que tener una vivienda de este tipo son:
- Emplazamiento y orientación. Una vivienda rodeada de zonas verdes reducirá la contaminación atmosférica y ayudará al confort térmico y climático, reduciendo el consumo. Una casa orientada al sur permite el aprovechamiento de la energía solar tanto para luz como para calor. La denominada arquitectura bioclimática recomienda también tener en cuenta las corrientes de aire y usar las ráfagas cruzadas para ventilar y enfriar la vivienda.
- Materiales de construcción. Limitar o reducir el consumo de energía en la construcción también contribuye a minimizar esa huella ecológica. La utilización de materiales ecológicos o reciclables es una arista fundamental en las casas sostenibles. Maderas como el bambú, los ladrillos cerámicos, el corcho, el vidrio reciclado, la celulosa o incluso algunos morteros ecológicos son los más indicados para conseguir ese compromiso ecológico.
- Aislamiento térmico en una vivienda sostenible. La mayor parte del consumo de energía en la mayoría de las viviendas se va en los calentadores y en los aparatos de aire acondicionado, por eso es fundamental conseguir un perfecto aislamiento con ventanas de calidad y evitar la variación de temperatura en el hogar.
- Autoconsumo y tecnología. Las casas sostenibles deberían dirigir sus pasos hacia el autoconsumo, aprovechando las fuentes renovables para producir y almacenar la energía necesaria, así como captar agua de lluvia, transformar basura en abono, hacer del reciclaje una obligación…. etc. Pero también es muy importante la utilización de electrodomésticos eficientes y aprovechar los avances de la domótica para reducir los niveles de consumo.
Y es que, después de los sistemas HVAC (calefacción, ventilación y aire acondicionado en inglés), los electrodomésticos son los grandes consumidores de energía en el hogar. Hay que pensar que tienen dos precios: lo que cuesta su compra y el coste de operación. Cuando se adquieren sistemas con alta eficiencia energética, se reduce drásticamente el segundo coste.
Otros gestos sostenibles en el hogar
A todo lo dicho anteriormente se le pueden unir el uso de las pinturas naturales y tintes ecológicos, que pueden estar presentes en mobiliario y también en las paredes. También opta por muebles realizados con materiales reciclados o reciclables, de manera que contribuyas al círculo del reaprovechamiento y generación cero de residuos.
Asimismo, puedes investigar las opciones de energía renovable que tiene tu compañía de electricidad, instalar un «techo fresco» (aquel que refleja el calor del sol en lugar de absorberlo en casa, lo que tendrá un gran efecto en tu factura de electricidad) o reciclar y reutilizar cualquier residuo de la construcción como ladrillos, madera y metal, incluso electrodomésticos viejos, para que puedan seguir utilizándose en lugar de tirarlos.