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Así se pinta una puerta de madera para que no se desgaste

Lacar una puerta no es más que pintarla y barnizarla. Te explicamos cómo hacerlo.

Con el tiempo, las puertas se desgastan, por lo que conviene limpiarlas, cambiarlas o reparar este desgaste. Un método sencillo, y sobre todo barato, es el lacado, que no es más que la aplicación de barniz y pintura sobre su superficie para mejorar su estética.

Antes de derribar la puerta de tu hogar para poner otra nueva en su lugar, que es un proceso que puede resultarte demasiado costoso, puedes optar por esta técnica. En este artículo, te contaremos cómo llevarla a cabo de la mejor manera posible.

¿Qué es lacar una puerta exactamente?

Se trata de una técnica decorativa que existe desde hace muchísimos años, y se utiliza para lograr un acabado resistente y extremadamente fino en los muebles. En sus comienzos, el proceso consistía en superponer capas hechas con savia y resina del árbol de la laca hasta lograr un buen resultado. Hoy por hoy el método es muy diferente, pero se puede notar prácticamente el mismo efecto.

qué es lacar puertas

El lacado, por tanto, no es más que una técnica que se usa para aplicar un recubrimiento a superficies de madera. Tenemos que dejar claro que, si tu puerta no está fabricada en madera, este método no funcionará. El objetivo es conseguir un acabado de lámina lisa y suave. Para pintar se sigue un proceso parecido, pero no se utiliza esmalte, sino pintura, y no se pretende conseguir un resultado final perfecto.

Cómo lacar tu puerta

Es un proceso que te llevará algo de tiempo, pero si tienes paciencia y ganas de que tu puerta quede como nueva, no te será muy complicado realizar este trabajo. Solo tienes que seguir los pasos que te indicamos aquí:

Saca la puerta

Para que puedas trabajar lo más cómodamente posible, retira la hoja de la puerta, que es donde está el picaporte. También debes quitar los herrajes de la puerta si puedes, ya que de esa manera llegarás a cubrir toda la superficie. Si no es posible sacar ninguna de las dos cosas, protégelas para que no se ensucien con cinta de carrocero o con cualquier otro material que te sirva para ello.

Lija su superficie

Te recomendamos usar una lija de grano muy fino. De esta manera, mejorarás mucho la adherencia de la superficie de tu puerta, logrando que el resultado final con laca sea extraordinario. Si tu puerta está muy deteriorada, utiliza primero una lija más gruesa para corregir las imperfecciones antes de pasar la lija fina.

Quita los restos de polvo

Después de un proceso de lijado, queda algo de polvo, fibras y pelillos. Hay que eliminarlo todo con ayuda de un trapo o de un aspirador si quieres asegurarte de que no quede absolutamente ningún resto. Es muy importante este paso, porque de él depende mucho el resultado final.

Imprimación y laca

Si la superficie de tu puerta es muy porosa o ha tenido que ser lijada con lija gruesa y fina, es recomendable que apliques una imprimación previa. Solo te hará falta una o dos capas, ya que es más que suficiente para tapar los pequeños agujeros y hacer que la laca se fije mejor. Posteriormente, abre el bote de laca y remuévela, para que quede bien homogeneizada antes de aplicarla.

Utiliza un rodillo para repartir la laca por toda la superficie y sírvete de la brocha para repasar las zonas más afectadas, que suelen ser las partes más rugosas. Las pasadas deben ser continuadas para lograr un buen acabado.

¡A secar!

Según el tipo de laca que hayas utilizado, valdrá con dejar que se seque durante unas horas o tendrás que aplicar otra capa después de que el tiempo de secado haya concluido. Sea como sea, tendrás que dejar secar sí o sí la primera capa que apliques.

Como puedes ver, es un proceso muy sencillo que cualquier persona puede llevar a cabo. De esta manera, conseguirás que tu puerta luzca más moderna, nueva y, sobre todo, presentable. ¡Mucho ánimo con ello si lo vas a hacer!

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