Cuando hablamos de la limpieza de la ropa, las teorías, métodos y trucos caseros abundan, y la verdad, ya no sabemos qué funciona realmente y qué es mentira. Una de estas dudas frecuentes aparece cuando lavamos con agua fría o caliente, ¿Es lo correcto lavar a elevadas temperaturas?, ¿es preferible agua templada?, ¿corre riesgo de encogerse la ropa? Para aclarar estas interrogantes, he investigado sobre ambas opciones y la respuesta es más sencilla de lo que crees.
Si también sientes incertidumbre y quieres saber cuál es la verdad sobre lavar la ropa con agua fría o caliente, presta atención a este artículo y conoce las diferencias, beneficios y en qué casos está recomendada cada una para obtener resultados satisfactorios y, sobre todo, ¡sin riesgo a dañar la tela en el proceso!
Qué es mejor: ¿Lavar con agua caliente o fría?
Aunque la creencia popular es que lavar la ropa con agua caliente es mejor y que limpia más profundamente la tela, la verdad es que, aunque en parte es cierto, existen prendas que requieren un trato más delicado y deben lavarse con agua fría para no estropearlas, sumado a eso, por si no lo sabías, las elevadas temperaturas hacen que las manchas se fijen aún más en las fibras del material.
Beneficios de lavar ropa con agua fría
Personalmente y por experiencia propia, lavar la ropa con agua templada o fría es la mejor alternativa si quieres ahorrar dinero, pues se requiere menos energía eléctrica en cada ciclo de lavado, y es que, aunque te parezca sorprendente, el 90% de la energía que consumen las lavadoras es para llevar a cabo el calentamiento del agua. Además, el lavado de la tela con agua fría es más ecológico y amable con el medio ambiente, pues se reducen los gases de efecto invernadero (por la misma razón de que gasta menos electricidad al calentarla).
Igualmente, si tu objetivo es preservar el estado de tu ropa, cuidar el aspecto del tejido y que esas prendas que tanto te gustan duren muchos años en tu armario como nuevas, lavar con agua fría es lo indicado, en especial si son textiles oscuros o naturales como la seda o la lana, que son enemigos del agua caliente (se encogen, se arruina su forma y se destiñen).
En qué casos usar agua caliente para el lavado de la ropa
Si tu objetivo es eliminar manchas difíciles en la tela poco delicada y lograr una desinfección profunda (por ejemplo, en la ropa de trabajo), es recomendable lavar con agua caliente. Los paños, toallas, ropa de cama, cortinas de tela y tejidos blancos gruesos deberían lavarse a temperaturas 60 °C o más para blanquearlos y eliminar todo rastro de suciedad, pelos, polvo, mal olor, bacterias y ácaros presentes en las fibras.
Otra de sus cualidades es que ayuda a disolver mejor el detergente, bien sea en polvo o en líquido, además de que favorece a que el jabón penetre de manera más profunda en las prendas y logra resultados más suaves y con mejor textura. No obstante, siempre debes revisar la etiqueta con las instrucciones del fabricante para cuidar la prenda y prevenir accidentes.