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Cómo debes limpiar un mueble hecho con fibras naturales

Son atemporales, cálidos, atractivos y si les das un bue cuidado y mantenimiento ¡Durarán muchísimos años!

Limpieza muebles fibras naturales

El mobiliario fabricado con bambú, mimbre, ratán, esparto, cáñamo, yute o sisal no pasa de moda y razones hay de sobra. Son sostenibles, ligeros, resistentes, acogedoras, frescas y camaleónicas, es decir, se adaptan con facilidad a casi cualquier decoración y ambiente, bien sea en el interior o exterior. El único “pero” que tienen es su delicada limpieza y sus cuidados un tanto confusos y limitantes.

Hoy en día se ha convertido en tendencia lo natural y ecológico, por lo que es muy frecuente encontrar alfombras, lámparas, sillones, butacas, mesas y cestos en materiales naturales. Si tú también te decantas por este tipo de mobiliario y accesorios, sigue leyendo y conoce cuáles son los secretos mejor guardados para limpiar muebles de fibras naturales para que duren más tiempo.

Cómo limpiar muebles de fibras naturales

A pesar de que su aspecto es muy bonito y son duraderos, la verdad es que no pueden limpiarse de cualquier manera y tampoco deben descuidarse en el tiempo, ya que acumulan polvo y tienden a mancharse con facilidad. Toma nota de estos consejos de cuidado y mantenimiento de mobiliario de fibras naturales en casa:

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Semanalmente

Recoge el polvo y suciedad superficial de todo el mueble con el aspirador de forma delicada, luego humedece un paño con una solución casera (1/2 litro de agua, un poco de jabón neutro y una cucharada de sal). Exprime bien el trapo y limpia con atención en los rincones y no te olvides de las patas, pues se acumula mucha mugre en esta zona.

Nota: De preferencia, escoge un paño de microfibra o uno que no suelte pelusas ni deje hilos sueltos.

Limpieza profunda o manchas persistentes

Si tu objetivo es limpiar las fibras naturales a fondo porque están muy sucias, debes saber que no se recomienda empaparlos en exceso, por el contrario, lo idóneo es rociar algún limpiador que contenga amoniaco, esperar un par de minutos a que haga efecto y luego aplicar vapor de agua (puede ser con una vaporeta). Al final, pasa un paño ligeramente humedecido con agua tibia para recoger la suciedad desprendida y aclarar y deja secar al aire libre (pero no directo al sol).

Manchas de moho

Si notas marcas oscuras, es probable que la humedad haya hecho estragos. En este caso, la lejía es la opción ideal para combatir el hongo. Para eliminar el moho, lo primero es mezclar 1 litro de agua y media taza de lejía, rociar esta solución sobre el área afectada, dejar actuar por 5 minutos y frotar con un trapo hasta que se despegue.

Advertencia: Usa mascarillas antes de realizar este método para cuidarte de las esporas de este hongo que pueden provocar alergias y problemas para la salud.

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Si al finalizar la limpieza del mueble, notas que las fibras están desgastadas o “resecas”, hidrátalas con aceite de linaza y espera a que lo absorba y se seque por completo antes de utilizarlo (puede tardar varios días en secarse). Esto les devolverá el brillo y su aspecto lucirá como el primer día —o al menos se verán mucho mejor—.

Cada cierto tiempo y cuando lo creas necesario, aplica barniz incoloro para sellar las fibras y protegerlas por más tiempo. Recuerda que la luz solar y la humedad son los principales responsables del deterioro elaborados en materiales naturales como el ratán, mimbre, yute, sisal o bambú. ¡Prevén y te acompañarán intactos por años!

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