El suelo radiante se ha convertido en una de las mejores alternativas para conseguir tener calefacción en nuestro hogar de manera más económica y respetuosa con el Medio Ambiente. Y es que, si se combinan con energías renovables, pueden suponer un ahorro más que considerable en nuestra factura de suministros.
No obstante, en ocasiones pasamos por alto una cuestión sumamente importante y es el sistema de mantenimiento del suelo radiante. Por eso hoy te vamos a contar todas las claves para que consigas que tu suelo radiante funcione como el primer día con el paso de los años.
Sistema de mantenimiento del suelo radiante: por qué debes conocerlo
Cualquier sistema que funcione con circuitos cerrados y se rellena con agua que viene de la red puede generar fango, lodos e incluso oxidación con el paso del tiempo. Y esto es algo que ocurre no solo con nuestro sistema habitual de calefacción, sino también con el suelo radiante que podamos instalar en nuestra vivienda.
Esto ocurre porque habitualmente la red de agua está llena de bacterias y otra serie de microorganismos que pueden variar en función de cada ubicación geográfica, afectando finalmente al funcionamiento del mismo. Además, por otro lado, como los sistemas de suelo radiante funcionan con una temperatura baja que oscila entre los 30 y los 45 °C, se dan las condiciones óptimas para que pueda proliferar el crecimiento de este tipo de organismos en las mismas.
Esto va a depender también, en cierta medida, de los materiales que se hayan utilizado para llevar a cabo la instalación, ya que los más resistentes impiden en cierta medida que estas bacterias campen tan anchas por los mismos, por lo que se evita una mayor acumulación de esta suciedad. Si bien es cierto que, en cualquiera de los casos, lo más recomendable es llevar un control de nuestro suelo radiante y detectar aquellos posibles problemas en el mismo con el objetivo de solucionarlos lo antes posible.
La mejor manera de detectar una instalación de suelo radiante sucia
Como acabamos de ver, una de las mejores formas de evitar este tipo de problema es aprender a ver las señales que nos indican que nuestra instalación de suelo radiante está sucia. Algo esencial para poder detectar a tiempo los posibles problemas que, en caso de no corregir, el día de mañana pueden provocar una avería grave en nuestra instalación.ñ
Algunas de estas señales son:
- El color del agua es oscuro y parece mucho más densa de lo que debería en un primer momento. Además, algunas de las piezas del sistema también están sucias.
- La instalación no calienta del todo o lo hace en algunas zonas, mientras que en otras no. Esto hace que el calor no se distribuya de manera homogénea por toda la vivienda.
- Existe falta de caudal. Algo que puede deberse a que las tuberías están demasiado sucias.
- Las bombas están rotas o sucias. Este es uno de los daños más evidentes y va a conllevar tener que cambiar ciertos elementos del sistema.
- Pérdida de rendimiento. Es decir, de repente vemos como nuestro sistema está consumiendo mucho más, pero su efectividad es la misma o incluso menor.
Cualquiera de estas señales puede ser indicativa de que necesitamos llevar a cabo el mantenimiento o limpieza de nuestro suelo radiante para conseguir que vuelva a funcionar de manera óptima. Por eso es esencial estar pendiente de las mismas y realizar un mantenimiento habitual que nos permita localizarlas a tiempo.
Cómo funciona el sistema de mantenimiento del suelo radiante
Una de las mejores formas de mantener en buenas condiciones este tipo de sistema es utilizar productos de limpieza que nos permitan llevar a cabo un lavado de las tuberías. En este sentido, en el mercado existen muchos productos que podemos comprar y cuyo uso es bastante sencillo, ya que solo tendremos que introducir la cantidad de producto necesaria basándonos en el volumen de la instalación y luego dejarla circular durante varios días para que actúe bien.
Este tipo de productos lo que suelen hacer es despegar toda la suciedad que se encuentra en las paredes internas para ir haciendo que salga la misma. Posteriormente, tendremos que vaciar la instalación y volver a llenarla con agua limpia, pero además, incluyendo aditivos que impidan que se vuelva a acumular toda esa suciedad y que aparezcan los temidos microorganismos. De esta forma nos garantizamos tener que estar llevando a cabo las limpiezas de manera muy habitual.
Además, en caso de tener una avería grave, siempre podemos contactar con una empresa especialista para que se acerque a echar un vistazo y nos proporcione alguna otra solución para nuestro suelo radiante.
En cualquier caso, lo más importante es tratar de prevenir que se produzcan este tipo de problemas en la instalación, para lo cual te recomendamos hacer el mejor uso posible de la misma y emplear aditivos para evitar las algas o la corrosión desde el minuto uno. Esperamos que este artículo te haya ayudado a entender un poco mejor cuál debe ser el mantenimiento de un sistema de suelo radiante y por qué es tan relevante hacerlo correctamente.