Las filosofías de vida existentes son tan numerosas que resultaría una tarea titánica y casi imposible reunirlas en un solo volumen y Marie Kondo nos ofrece una visión de la doctrina “ikigai” también llamada “razón de ser”. Originaria de las famosas islas japonesas de Okinawa y capaz de ofrecer una especial solución para la ambientación de los hogares, con la plena intención de alargar la esperanza de vida y lograr un motivo de existencia.
Esta doctrina proviene de una de las cinco zonas azules del mundo, estas zonas son llamativas por ofrecer una esperanza de vida muy superior al promedio general a nivel mundial y por ende son consideradas como generadoras de la eterna juventud. Marie Kondo las conoce muy bien y expone que esto se debe a su filosofía de vida o motivo de existencia, por lo que al ser aplicadas al hogar es posible gozar de sus amplios beneficios.
Marie Kondo y la filosofía de vida japonesa
Trasladar el estilo de vida de estas comunidades a la calidez de la casa es una de las tareas fundamentales a lograr para establecer que los mecanismos que han permitido la longevidad en estas comunidades puedan beneficiar a las personas que viven e interactúan en los espacios del hogar. ¿Cómo lograrlo?, Marie Kondo ofrece sus enseñanzas y explica que la doctrina “ikigai” necesita de cambios en el espacio y la posibilidad de interactuar con las plantas.
Una doctrina y filosofía que ha logrado recopilar lo mejor de muchas otras y adaptarlo al ambiente japonés para crear una magnífica obra de arte relacionada con la perfección de los hábitos en pro de conseguir un estilo de vida más saludable. Siempre partiendo de lo sencillo, del minimalismo, del orden de las cosas y de una doctrina de vida enfocada en un concepto cargado de energías, así como de orden, felicidad, alegría y organización.
Marie Kondo y el impacto de los hábitos alimenticios
La especialista afirma que el impacto de la alimentación es una de las causas fundamentales de la longevidad de estas zonas azules, por lo que la doctrina “ikigai” recomienda que los platos sean de menor tamaño con la firme intención de llenar los estómagos solo hasta un 80% de su plena capacidad. Así mismo están unidos con la cultura del té, un alimento imprescindible para generar salud, por lo que comienza a consumir té y a comer en platos más chicos.
Salud a través de baños de sal
Para calmar el estrés y reponer las energías, nada mejor que los baños de sal, en la cultura japonesa este ritual es ampliamente recomendado para la correcta relajación y la distensión muscular, además de favorecer la salud de la piel. Acompáñalos con un ambiente cargado de iluminación y aromas, para incentivar la curación y la relajación y podrás disfrutar de resultados impresionantes.
Una óptima interacción con las plantas
Un huerto repleto de plantas (comestibles, frutales u ornamentales) crea las condiciones perfectas para generar un espacio verde dentro del hogar, con ello es posible incrementar la alegría, la paz y la relajación de los sentidos y del cuerpo. Para aquellos lugares donde no haya el suficiente espacio es posible utilizar los balcones y recurrir a plantas de interiores perfectamente cultivables en macetas.
Un ambiente destinado a la socialización
El poder de la doctrina “ikigai” también hace hincapié en la comunicación entre las personas y en los beneficiosos efectos que esta socialización ofrece para la salud, los japoneses tienen clubes para todo e interactúan a través de sus juegos favoritos o simplemente reuniéndose. Es importante destinar un pequeño espacio del hogar para socializar y recibir a los invitados, con una mesa grande y lograr dar rienda suelta a las amenas reuniones y charlas.
Pasión por los espacios para el trabajo y la meditación
El trabajo en el hogar es perfecto para conseguir altos estándares de productividad y los japoneses reconocen que el ambiente es capaz de influir enérgicamente en la creación del éxito laboral, un ambiente libre de distracciones es perfecto para aumentar la concentración y el fluir de ideas creativas potenciando la producción. Igualmente, se debe establecer un ambiente para la meditación, como un mecanismo liberador de las cargas acumuladas por las exigencias sociales.