La reparación y la reconstrucción de las cosas rotas o dañadas tiene una gran significancia para muchas culturas y la famosa reina del orden Marie Kondo por su condición de japonesa no escapa a esta milenaria costumbre. Para los nipones, reconstruir un objeto roto es una lección sobre lo material, la integridad y la forma; ellos lo llaman “kintsugi”, un arte japonés que es capaz de lograr apreciar tu propio trabajo e incrementar la compasión y el cariño por tus pertenencias.
Reparar y arreglar un objeto roto resulta en una actividad de amplia satisfacción, que además evita la acción de desecharlo y por ende incrementa la vida útil de muchos objetos que por regla general son sentimentales, heredados o apreciados, por su gran valor artístico o su belleza física. Marie Kondo entrega sus enseñanzas para reparar los objetos rotos y la manera en la que el “Kintsugi” es capaz de cambiar el destino de muchos objetos.
Marie Kondo y la técnica del Kintsugi
La traducción literal de la palabra “Kintsugi” es “unir con oro” y hace perfecta alusión al arte japonés capaz de reparar y de restaurar objetos rotos, generalmente de cerámica o de vidrio. Por regla general se utiliza una laca de color dorado en las uniones de los fragmentos rotos, lo que desembocó en el anterior nombre y en la creación de un objeto de mayor hermosura a través del propio acto de reparación del daño.
El Kintsugi nos anima a reparar y a arreglar en vez de descartar, lo que imprime un valor adicional a cada objeto reparado o restaurado, además del propio valor que implica el gran esfuerzo y la plena dedicación de entregarse a la reparación de objetos que se consideran valiosos para la vida. La laca japonesa para reparar se llama “Urushi” y se deriva de la savia de los árboles, aunque muchos artesanos profesionales utilizan metales como el platino, el cobre o la plata.
Marie Kondo explica la filosofía japonesa del Kintsugi
Aunque es una técnica a la que se han dedicado los artesanos japoneses durante generaciones, es una acción que no es limitativa y a la que cualquiera puede incursionar de un modo de conseguir la restauración o la reconstrucción de cualquier objeto querido y llevarlo a un nuevo nivel de elegancia. Marie Kondo explica que la técnica japonesa está enteramente ligada al “Wabi-sabi” que es la aceptación de la imperfección como una parte inevitable del mundo en el que vivimos.
Es decir, que al ser parte del mundo humano, la imperfección y las inconsistencias de la mano humana deben ser una razón para el deleite. Así mismo está presente la filosofía del “Mottainai”, la cual hace plena referencia a la disminución y al minimalismo del despilfarro. Incidiendo directamente en disminuir el desperdicio, por lo que una forma de lograrlo es a través de la reparación de los objetos rotos o dañados, evitando la compra de nuevos objetos.
Pero también es una tradición que hace plenitud de referencia al “Mushin”, una doctrina que establece que evitar adquirir o comprar nuevas cosas permite una sana liberación mental de la angustia provocada por el cambio inminente. Lo que incrementa la aceptación del destino y se convierte en una genial guía para la aceptación y para crear una magnífica fortaleza mental, con la simple reparación de los objetos favoritos a través del Kintsugi.
La perfección de honrar la imperfección
Honrar la historia y la trayectoria del objeto a través del propio esfuerzo de repararlo es una manera perfecta para aceptar que los accidentes son una parte integral de la experiencia llamada vida. Por lo que la doctrina principal es no conseguir la perfección en la reparación el objeto y más allá de buscar devolverlo a su estado original, se busca es conseguir la originalidad de un objeto reparado que sea distintivo y único en su estilo.
En muchos casos no es posible recuperar la funcionalidad o la alegría al unir los fragmentos, lo que enseña que no es primordial aferrarse al curso de los acontecimientos de la vida, lo cual incluye en muchos casos la perdida de cosas materiales que se consideran importantes. Además de demostrar que las cicatrices y las imperfecciones son las responsables directas en muchas oportunidades de la hermosura de las cosas.