¿Eres de los que vierte suavizante a todos los ciclos de lavado sin importar el tipo de prenda? Yo también lo era, hasta que supe que cometía un error garrafal, y que en vez de limpiar y cuidar la tela darle esponjosidad, ¡la estaba dañando en ciertos casos!
Aunque es un producto que fácilmente puedes encontrar en cualquier casa, lo que muchos no saben es que, a pesar de su popularidad, variedad y el agradable aroma que deja en las fibras, no es exactamente “bueno” para la limpieza algunos materiales. En este artículo te revelamos en qué tejidos no se debe usar suavizante de telas y cuál es la razón. ¡Toma nota!
Telas y prendas en las que no debes usar suavizante
El suavizante de telas es elaborado con aceites especiales y tensioactivos catiónicos que, una vez se disuelven en el agua, penetran en el tejido, dando sutileza, ligereza y un agradable aroma perfumado. Aunque esto parece ser un beneficio a simple vista, las desventajas del suavizante no pueden esconderse bajo la alfombra y debes conocerlas.
Si se vierte de forma incorrecta, por ejemplo, directamente sobre la tela, este producto ocasionará manchas grasosas y cerosas muy difíciles de remover, este mismo problema ocurre cuando el tambor está muy lleno y no se distribuye bien el líquido en el interior. Si aun así decides utilizar este producto para suavizar y perfumar tu ropa, presta atención a las prendas donde no se aconseja:
Toallas y paños de microfibra
Un error común es agregar un gran chorro de suavizante a las toallas, no obstante, en vez de quitar la aspereza y rugosidad de las fibras, su efecto es el contrario. Aunque en un principio los paños quedan suaves, disminuye su calidad, las desgasta y reduce la absorción de la humedad hasta un 29%.
En estos casos la vía factible, asequible y práctica es agregar un poco de vinagre blanco en el compartimento del suavizante y aprovechar las propiedades naturales de este aliado casero.
Ropa deportiva
La principal función de la ropa de deporte es garantizar comodidad y absorber el sudor para mantenerte fresco/a, entonces, al aplicar suavizante, se genera grasa en el interior de la estructura de las fibras y se verá afectada su capacidad transpirable, haciendo que sea complicado lavarlas, quitar manchas -e incluso malos olores-.
Cachemir, lana y otras fibras naturales
Este tipo de fibras son frágiles y deben tratarse con especial cuidado. Si se aplica suavizante, minimizan sus propiedades de controlar la humedad, por ende, no regula la temperatura corporal y no serán tan cálidas y confortables como normalmente deben ser.
Pijamas y ropa de dormir
Sí, enjuagar con este producto los camisones y ropa de cama hace que queden suaves y con perfume, no obstante, las hace inflamables. Por lo tanto, en caso de que ocurra un incendio durante la noche, esta tela se cubrirá en llamas en cuestión de minutos. Evita este paso y asegura que sean más resistentes al fuego.
Prendas de bebé
Como bien sabes, los bebés, especialmente los recién nacidos, tienen una fina capa de piel sumamente sensible, que, al entrar en contacto con residuos de sustancias químicas agresivas, se irrita o podría producirle una reacción alérgica.
Lo adecuado es emplear detergentes suaves, específicos, incoloros y sin perfume.
Ropa interior
Si en algún momento te has preguntado si es malo poner suavizante a la ropa interior, la respuesta es: sí. Los restos sintéticos cerosos y la fragancia de estos productos puede inducir a irritaciones o alergias en esta zona íntima tan delicada.
Prendas impermeables o resistentes al fuego
Similar a lo que sucede con la ropa deportiva, los tejidos elásticos, el nailon y prendas como abrigos de nieve o chubasqueros, no son los mejores amigos del suavizante, ya que poco a poco van perdiendo su efectividad para aislar el agua o el fuego.
Otro de los motivos por los que usar suavizante no es la mejor idea del mundo, es que no es nada amable con el medio ambiente. Esto se debe a que contiene una gran cantidad de químicos perjudiciales para animales y humanos en general. Lo más recomendable es acudir a alternativas ecológicas como el vinagre blanco destilado o jabones biodegradables.