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Un sofá de leyenda para estar como un rey en tu salón

Belleza, sobriedad inglesa, clase y distinción convierten al sofá Chesterfield, creado en 1773, en un mueble muy cotizado

El sofá más famoso del mundo y el símbolo por excelencia del estilo inglés clásico. El sofá Chesterfield, o Chester, es un genuino diseño de cuero, con reposabrazos y respaldo a la misma altura y tapizado capitoné que, más que un sofá, es una pieza de diseño. Belleza, sobriedad inglesa, clase y distinción lo convierten en un mueble muy cotizado. Está todo tapizado en piel, aunque hoy en día podemos encontrarlo también en tela o terciopelo. Tiene un tapizado en capitoné, de aspecto mullido y acolchado gracias al abotonado que lleva a lo largo de toda la tapicería. Sus brazos están característicamente enrollados y su base es baja.

Nació hace más de 200 años y no ha envejecido ni un solo día desde entonces. Diseñadores y decoradores han conseguido adaptar la forma y el tapizado capitoné a todas las épocas, lo han convertido en una pieza más cómoda y también más adaptable a los hogares modernos y a todo tipo de entornos. De hecho, ha aparecido mucho en la televisión y en el cine. Quizá el Chester más famoso sea el que apareció durante años en la serie «Friends», pero no es el único: los años ochenta amueblaron todas las consultas psiquiátricas del cine con este modelo de sofá y tampoco lo tienen en sus casas muchas «celebrities» internacionales.

Chesterfield: versatilidad y elegancia para un sofá al que no afecta el paso del tiempo

Si nos remontamos a la historia de su creación, se considera que Lord Phillip Stanhope, conde de Chesterfield, encargó a un prestigioso ebanista local un sofá especial que permitiera a los caballeros de la alta sociedad sentarse en él, con la espalda recta y así no estropear su distinguido atuendo. Corría el año 1773 aproximadamente y nacía así el primer sofá de cuero abotonado. Un sofá que, casi tres siglos después, sigue siendo muy solicitado para casas particulares, empresas, clubes, o despachos privados.

viejo sofá Chester en un salón

Existe una leyenda adicional acerca de la historia de este sofá, pues se cree que el conde habría realizado el encargo con una intención más doméstica: que el uniforme de su mayordomo no desluciera mientras este estuviera sentado a la espera de recibir sus instrucciones. Así, habría exigido un mueble robusto que le obligara a permanecer recto. El mayordomo, a lo largo de los años, se habría cansado de tener que sentarse en una postura muy correcta pero también muy incómoda y    el mueble.

Se cuenta que, en su lecho de muerte, el conde, conocido miembro del partido conservador inglés, recibió la visita de un joven diplomático: el señor Dayrolles. Al ver que su huésped carecía de lugar donde sentarse, el moribundo indicó al mayordomo que diera a este un asiento y, aunque el conde se refería que le ofreciera un lugar para que el invitado no se quedase de pie, el mayordomo decidió interpretar que debía darle físicamente no un asiento cualquiera, sino el suyo.

Así, muy en contra de sus deseos, el joven Dayrolles se encontró  viajando con el sofá Chester hasta su domicilio. Una vez allí, tras los múltiples inconvenientes de transportar un mueble tan pesado, el político se dio cuenta de la impecable factura del sofá y de la suerte que, a fin de cuentas, había tenido. Se hallaba en posesión de un elemento de decoración atemporal al que los años habían enriquecido gracias a la calidad del cuero marrón de su tapicería y a la impecable factura de su estructura cuadrada y formal.

Además, cuando las damas y los caballeros de la alta sociedad londinense lo vieron, se encapricharon de él y empezaron a pedir sus propios Chester. Y de allí, el resto es historia, pues el sofá Chester se convirtió en el gran sofá que hoy conocemos. El modelo no tardó en pasar a formar parte del mobiliario de los clubes masculinos primero y de las viviendas de la clase acomodada después. Ya fuera para mostrar opulencia o para aparentar la pertenencia a una clase social superior, el hecho es que el Chester y su capitoné se convirtieron en una pieza imprescindible en la Inglaterra victoriana.

Sin duda, el sofá Chester es una pieza que destaca por encima del resto dentro de los muebles icónicos del diseño. Pocos sofás han resistido al paso de modas como él. Su diseño clásico atemporal es elegante y pone la nota de distinción en cualquier ambiente, sea del estilo que sea.  Lo más curioso de este sofá es la gran versatilidad que ofrece, pues lo mismo lo encontramos en un ambiente clásico que en una habitación más moderna. Incluso en una decoración industrial. De hecho, el sofá chester es una pieza muy frecuente en los ambientes fabriles.

La elegancia de su diseño hace que los salones industriales luzcan mucho más sofisticados y acogedores. Como se trata de un sofá con mucha presencia, se recomienda que el resto de piezas de la estancia en la que está colocado tengan un diseño ligero y poco recargado Otro tipo de salón en el que encaja el sofá chester es en los ambientes románticos y de espíritu clásico, además de ser un gran aliado de las decoraciones más sofisticadas y glam, o incluso las de estilo oriental con matices exóticos. Sólo hay que saber acompañarlo bien.

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