Al igual que otros artículos de la casa como las alfombras y el horno, las almohadas suponen un elemento que tendemos a dejar en el olvido a la hora de hacer las tareas de limpieza del hogar. Las almohadas, incluso, deberían ser unos de los objetos que tendrían que estar más limpios y en excelentes condiciones, ya que está en contacto directo con nuestra piel diariamente. Las mismas suelen acumular suciedad y sudor con el tiempo, siendo el ambiente perfecto para la generación de ácaros y bacterias. Además de ser perjudicial para nuestra salud ocasionando alergias y enfermedades, el no limpiar nuestras almohadas periódicamente, puede originar manchas amarillentas que dan un aspecto desagradable a nuestras almohadas, al igual que generar malos olores.
Si bien juega un papel importante el lavar regularmente la ropa de cama, este problema no se resuelve con limpiar las fundas de las almohadas y las sábanas únicamente, debemos enfocarnos directamente en las almohadas. Afortunadamente, existen diversos métodos caseros que puedes usar para limpiar tus almohadas y uno de los mas recomendamos es utilizando bicarbonato de sodio. Este componente es famoso por su versatilidad, en especial en la limpieza del hogar, gracias a sus propiedades antibacterianas y blanqueadoras. Por lo tanto, te invitamos a seguir leyendo y conocer como usar este ingrediente natural para desinfectar tus almohadas y dejarlas como nuevas.
Métodos para dejar tus almohadas impecables con bicarbonato
El bicarbonato es un producto natural y de precio accesible, lo cual, junto a su acción blanqueadora, antifúngica y antibacteriana para remover hongos, ácaros y bacterias, lo convierten en tu mejor aliado para limpiar tus almohadas y deshacerte definitivamente de esas antiestéticas manchas amarillas. Con este objetivo en mente, dependiendo de tu tiempo y la cantidad de suciedad que esté impregnada en tus almohadas, puedes emplear dos métodos de limpieza. Estos son:
Lavado en seco
Para aplicar este truco, realizaremos un detergente en seco combinando en un recipiente, 80 gr de bicarbonato de sodio con 10 gotas de aceite esencial de árbol de té. Este último también cuenta con propiedades desinfectantes y antisépticas que te permitirán tener tus almohadas libres de bacterias y suciedad. Luego de obtener un producto uniforme, espolvorea toda la superficie de tus almohadas con él y déjalo reposar durante 50 minutos. Finalmente, retira el exceso de bicarbonato con ayuda de un cepillo o una aspiradora. ¡Y listo! Podrás descansar tranquilamente en almohadas impecables.
Usar lavadora
Si tus almohadas están muy sucias y con manchas, debes tomar medidas más drásticas en cuanto a su limpieza. Para ello, utilizaremos una potente combinación muy conocida por su efectividad en la desinfección y blanqueamiento de diferentes superficies: Bicarbonato de sodio y vinagre blanco. Además, ambos ingredientes contribuyen a suavizar los tejidos, así, no solo tendrás almohadas limpias sino de textura agradable.
Este procedimiento consiste en mezclar en un recipiente bicarbonato de sodio, vinagre y jabón líquido. Seguidamente, debes poner las almohadas sin funda en el tambor de la lavadora junto a la mezcla que realizamos anteriormente. Eso sí, se aconseja lavar de dos almohadas a la vez para no causar daños en la máquina, manteniéndola equilibrada. Finalizado el primer ciclo, debes usar agua caliente en el segundo para eliminar cualquier tipo de residuo de manera fácil.
Es importante evitar el lavado con centrifugado para no deformar las almohadas. Lo mejor es, al terminar el enjagüe, sacar las almohadas y apretarlas poco a poco para escurrirlas. Seguidamente, guíndalas de ambos extremos en el tendedero, asegurándote de que reciban suficiente sol y ventilación. De ser necesario, voltéalas cada cierto tiempo para que se sequen mejor ¡Y ya está! Disfruta de tus almohadas nuevas.
¿Con qué frecuencia deben lavarse las almohadas?
Con el paso del tiempo, las almohadas se convierten en el hábitat ideal para ácaros y bacterias, por ello es de vital importancia lavarlas con regularidad. Se recomienda aplicar cualquiera de los métodos que te enseñamos anteriormente 4 veces al año o por lo menos cada 4 meses, así podrás conservar estos objetos en las mejores condiciones. Además, una parte importante en el cuidado de nuestra almohada es el uso de fundas de protección, las cuales debes lavarse junto al resto de la ropa de cama en una rutina de limpieza realizada semanalmente.
Si bien, es importante realizar este mantenimiento periódico, llega el momento en que es indispensable reemplazarlas. Se aconseja cambiarla cada uno o dos años. Aunque esto dependerá del tipo de almohada que tengamos, ya que algunas pueden durar por más tiempo. Si quieres saber cuando es momento de desechar tu vieja almohada lo mejor es tener en cuenta algunas señales, si cumples con cualquiera de ellos sabrás que requieres una nueva almohada. Estas señales son:
- Si no pasa la prueba de plegado, la cual consiste en doblar la almohada por la mitad y si esta no regresa a su forma, es hora de conseguir una nueva.
- Si al despertar cada mañana sientes dolor en la zona del cuello debido a que la almohada está muy baja y ya no mantiene tu cuello en la posición correcta.
- Si está llena de bultos y por más que intentes amoldarla y regresarla a su posición original, los bultos se mantienen.