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¿Conoces los beneficios del consumo de aceite de oliva? Te contamos como te afecta

El oro líquido es considerado uno de los alimentos más saludables para prevenir algunas enfermedades.

El aceite de oliva, como bien sabemos, es uno de los pilares de la dieta mediterránea. Este oro líquido, además de darle a las comidas un sabor de otro planeta, también tiene numerosos beneficios para nuestro organismo ya que, a grandes rasgos, ayuda a reducir el desarrollo de muchas enfermedades y, por consiguiente, alarga la esperanza de vida.

Son tantos los beneficios que tiene para la salud, especialmente el de más alta calidad como es el AOVE, que hasta la propia Unión Europea reconoce la importancia de incorporar en nuestra alimentación el ácido oleico, la vitamina E y los polifenoles que contiene el aceite de oliva en su composición. A continuación, te detallamos cuáles son los beneficios más importantes que podrás obtener a través de su consumo.

Beneficios del consumo de aceite de oliva

A lo largo de la historia de la humanidad, nos encontramos con muchísimas evidencias que avalan que el aceite de oliva siempre se ha usado, desde la Antigüedad, tanto para curar enfermedades como para el cuidado personal, lo que corrobora que este alimento líquido es un fuerte aliado para nuestra salud ya que, entre otros, nos ofrece los siguientes beneficios:

Fortalece el sistema inmunológico

Gracias a su alto contenido en ácido oleanólico y en ácido maslínico, el aceite de oliva es capaz de aumentar el número de células que participan en el proceso que nuestro cuerpo activa para defenderse ante agentes externos, lo cual es clave para tener una buena salud. A todo esto hay que sumarle su gran potencial antimicrobiano y antivírico, que nos da protección extra ante virus y bacterias.

Es un antiinflamatorio natural

Otro de los componentes estrella de este alimento es el oleocanthal. Gracias a él, el aceite dispone de una serie de propiedades que se asemejan mucho a las que tiene el ibuprofeno pero, eso sí, sin los efectos secundarios que este puede ocasionar con el paso del tiempo.

Mejora la salud intestinal

El aceite es un gran aliado y protector para cuidar de nuestra salud intestinal en todos los sentidos ya que su consumo, especialmente en ayunas, ayuda a reducir la acidez gástrica y favorece la absorción de nutrientes tales como calcio, magnesio, zinc y vitaminas del grupo B. También es muy bueno para combatir el estreñimiento gracias a su efecto laxante y, gracias a sus propiedades antibacterianas, también ayuda a eliminar bacterias que causan problemas en el estómago, como la Helicobacter Pylori.

Equilibra los niveles de colesterol

Otro de los componentes a destacar del aceite por los grandes beneficios que aporta a nuestro organismo es el fitoesterol. Esto es debido a que los fitoesteroles ayudan a equilibrar los niveles de colesterol, protegiéndonos contra el colesterol LDL y aumentando los niveles del colesterol HDL. Esto también influye en la prevención de enfermedades cardíacas ya que mejora la circulación y la función de los vasos sanguíneos y ayuda a prevenir la coagulación gracias a sus propiedades antitrombóticas.

Mejora las funciones cognitivas

Los polifenoles que contiene el aceite, los cuales actúan como antioxidantes y antiinflamatorios, potencian el nacimiento de nuevas neuronas, lo que implica un mejor desarrollo cerebral, mejor memoria y la prevención del alzhéimer.

Ayuda a perder peso

Si quieres empezar a perder peso, es muy importante que empieces a incorporar en tu dieta el aceite de oliva, y si es aceite de oliva virgen extra (AOVE) mucho mejor. Y es que el aceite, gracias a la oleiletanolamida que contiene, acelera el metabolismo y, por consiguiente, la quema de calorías. Además, tiene un gran efecto saciante por lo que calma el apetito y, lo mejor de todo, las grasas que contiene son denominadas como buenas, es decir, son grasas monoinsaturadas.

Otros beneficios

El aceite de oliva tiene muchísimos más beneficios de los anteriormente explicados pero, para acabar con este pequeño resumen, haremos mención, más brevemente, de otros que también son importantes, tales como:

Tipos de aceite de oliva

Dispensador de aceite sobre una encimera de cocina.

Dependiendo de la variedad de aceituna, el método de recolección, el transporte y su elaboración, podremos obtener diferentes calidades de aceites de oliva. Según la legislación de la Unión Europea encargada de la regulación del aceite de oliva, las tres categorías principales que nos encontraremos en el mercado en en base a la calidad que le ofrece al consumidor son las siguientes:

Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE)

El AOVE, como mayoritariamente se le conoce, es el aceite de oliva que ofrece la calidad más alta. Este tipo de aceite no puede sobrepasar los 0,8º de acidez y tiene un inconfundible sabor y aroma, un poco más fuerte que el resto de categorías y de textura algo más espesa. Esto lo consigue gracias a que procede de aceitunas en buen estado tratadas únicamente mediante procedimientos mecánicos.

Aceite de oliva virgen

El aceite de oliva virgen tiene diferencias casi imperceptibles por el consumidor con respecto al aove, pero las podemos notar principalmente en su sabor y textura, ya que es algo más líquido que el anterior y, además, no puede sobrepasar los 2º de acidez. En cuanto a su método de obtención, sigue el mismo proceso que el del aceite de oliva virgen extra.

Aceite de oliva

El aceite de oliva es uno de los que tiene menor calidad ya que se obtiene de la mezcla de aceites de oliva refinados y aceites de oliva vírgenes, es decir, no es 100% puro. Para más inri, cuando un aceite de oliva es refinado quiere decir que se consigue a partir de aceites que no han alcanzado los parámetros de calidad y que, por tanto, son considerados como defectuosos. Además, este tipo de aceite de oliva ha pasado por un proceso químico para limpiar aromas, sabores y colores. Su ácido oleico no puede ser mayor de 1º.

Usos más allá de la cocina

El aceite de oliva es uno de los alimentos principales de la dieta mediterránea, de ahí que uso más conocido sea el culinario. Se usa para cocinar, freír, aliñar ensaladas, hacer salsas, conservar ciertos alimentos como sardinas, atún, mejillones, quesos, etc. Además, en algunas zonas de España, como Andalucía y el Levante, es tradición comer pan mojado en aceite crudo o echárselo a las tostadas del desayuno con un poco de ajo y sal.

Pero el aceite de oliva tiene otros usos mucho más allá de la cocina gracias a sus grandes propiedades medicinales. Por ejemplo, en cosmética se utiliza como bálsamo y para proteger la piel de factores externos como el sol y para favorecer la regeneración de las células. Este es el motivo por el que muchos productos de higiene, como por ejemplo jabones, y cosmética sean ungüentos con base de aceite de oliva mezclado con otros ingredientes naturales como hierbas aromáticas o flores.

Además, también este oro líquido puede utilizarse para curar la otitis, heridas, torceduras, durezas de la piel e, incluso, para las quemaduras. También es muy bueno para el hígado y la vesícula biliar y, por eso, aparece como principio activo en muchos medicamentos que tomamos hoy en día.

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