Loading...

El estudio que habla de comer por ansiedad y los riesgos cardiovasculares que conlleva hacerlo

Un nuevo estudio revela los riesgos de comer con ansias fruto del estrés

comer ansiedad riesgos

Muchas personas cuando están ansiosas, no lo pueden evitar, la nevera es su única aliada. En una búsqueda insaciable por calmar los nervios, recurren a la ingesta de alimentos como único bálsamo inmediato a su malestar. En realidad, comer puede ayudar, pero no de esa forma compusiva, sino al revés. De lo contrario, los riesgos y los síntomas de esa ansiedad puedes desembocar en otras alteraciones para la salud más graves.

Al menos es lo que acaba de publicarse de revelarse en un nuevo estudio publicado en la revista científica European Journal of Preventive Cardiology donde se explica cómo lo que los expertos llaman “comedores emocionales”a quienes ingieren alimentos de forma compulsiva fruto del estrés y la ansiedad, y por ello, son mucho más propensos a padecer problemas cardiovasculares.

¿Qué dice el estudio sobre comer por ansiedad?

Se trata del primer estudio que se ha realizado en el mundo en relación con el estrés y la ansiedad y las conductas alimentarias derivadas de ello. En la investigación se analizaron los daños cardiovasculares y cerebrales en individuos sanos hasta 13 años despúes de tomar las muestras en los participantes.

que dice estudio comer

En los ensayos se incluyeron a 1109 personas, entre ellas, padres de familias y adolescentes de la región de Lorena, en el noreste de Francia, entre los años 1993 y 1995. De esta forma reclutaron a personas con tendencia a la alimentación emocional, o hambre emocional, es decir, a comer en exceso en respuesta a emociones negativas como la tristeza o la ansiedad, y lo evaluaron mediante un cuestionario de hábitos alimenticios.

Las medidas de daños cardiovasculares incluyeron la velocidad de la onda del pulso carótido-femoral y la disfunción diastólica, que indican rigidez en las arterias y el corazón, respectivamente. Según estudios anteriores relacionados, los aumentos en la velocidad de la onda del pulso, significa arterias más rígidas, y se asocian con mayores riesgos de enfermedad cardíaca y accidente cerebrovascular. La disfunción diastólica, lo que significa que el corazón no se relaja lo suficiente después de la contracción, se correlaciona con una mayor probabilidad de desarrollar insuficiencia cardíaca.

Alimentación consciente

Al final se trata de un círculo vicioso. “Los comedores emocionales consumen alimentos para satisfacer sus cerebros en lugar de sus estómagos”, comenta el autor del estudio, el profesor Nicolas Girerd, coordinador del Centro de Investigación Clínica (CIC-P) y cardiólogo del Hospital Universitario de Nancy, en Francia. “La alimentación consciente puede ayudar a romper este hábito. Significa tomarse un tiempo para comer, ya sea en soledad o con otras personas, estar en el momento y ser consciente de lo que estás comiendo, y no distraerse con el móvil la televisión o lo que sea”.

Además, los expertos hablan sobre cómo el estrés prolongado en el tiempo hace que hasta un 32% de las personas coman para paliar esa incómoda sensación. “El estrés es una de las razones por las que mucha gente come; comen para aliviar sus sentimientos en lugar de por el hambre”, explica la autora principal del informa, la Dra. Sandra Wagner, epidemióloga nutricional del CIC-P.

“Sabemos que los comedores emocionales son menos conscientes del hambre y la saciedad, pero la alimentación consciente llama la atención sobre estas sensaciones físicas. La actividad física, ya sea dar un paseo largo o hacer y practicar ejercicio más intenso, es otra forma de evitar el comer emocional, que desemboca en la comida compulsiva, porque alivia el estrés y proporciona una actividad denominada “de reemplazo”.

“Con tan solo 10 minutos al día de meditación o ejercicios de respiración o mindfulness también puedes volver a tu centro y reducir el estrés”, añade la experta. En resumen, utiliza las tres M para dejar el hábito del comer emocional: muévete, medita y come conscientemente”.

La magia de las 3M: muévete, medita y come conscientemente

Al final, para evitar estas conductas, los expertos apuntan siempre a incluir en tus rutinas tres hábitos que reducen las prácticas más nocivas o compulsivas como es el hambre emocional. El ejercicio, la meditación y el estar presente mientras comes resulta uno de los brebajes naturales más potentes contra toda enfermedad.

Moverse o practicar ejercicio

Moverse implica, solo eso, mover tu cuerpo para sentirte mejor. Estirar los músculos, flexiblizarlos y fortalecerlos. Porque si pasas muchas horas sentada delante del ordenador, por ejemplo, puede que a la larga te pase factura. Moverte no implica una rutina física súper intensa, sino que, de vez en cuando, irte a dar un paseo, u organizarte alguna sesión de ejercicio o el deporte que más te guste es esencial para no caer en el sedentarismo.

Meditar

La meditación es una herramienta que te lleva a la calma. Los beneficios que aporta el hercho de sentarte, cerrar los ojos y meditar durante cinco minutos o más es increíblemente placentero y calmante. Sobre todo, porque se puede hacer de forma natural mediante la propia respiración. Tomarse unos cinco o diez minutos al día es suficiente para ello y también te puede ayudar la práctica a comer de forma consciente. Porque saber parar es importante y es el único modo que te lleva a relajarte.

Comer de forma consciente

Todo lo anterior citado ayuda a lo que se denomina alimentación consciente. Es decir, comer atentos y prestando atención a los alimentos, al igual que lo hacemos al meditar o al acudir a un retiro o, incluso, si te apuntas a un curso, es lo mismo. Es estar, o intentar, estar presente. La paciencia y las prisas pueden jugar malas pasadas pero, en realidad, es la única forma de conectar con nuestro entorno y entrar en unas dinámicas más saludables.

En definitiva, respira y come con tranquilidad, por tu bien físico y emocional.

Salir de la versión móvil