Los tomates son una fruta muy consumida gracias a la variedad de usos que permite en cocina, como ensaladas, salsas, condimento para guisos, etc. y que se trata de un alimento refrescante y con unas cualidades nutritivas muy saludables.
Este alimento no suele tener un precio muy elevado al tratarse de una fruta disponible todo el año y en bastante abundancia. Es habitual tener de sobra en la nevera y también que en ocasiones se nos pase la fecha límite para que su consumo no suponga un riesgo para la salud.
Cómo saber si un tomate está apto para el consumo o tenemos que tirarlo a la basura
Los tomates son unos alimentos con unas características en aspecto, olor, sabor y textura muy notables y llamativas. Su fuerte aroma e intenso color rojo en su estado óptimo de maduración son signos inequívocos de que el tomate está perfecto para ser consumido.
Es precisamente esto lo que hace que cuando empieza a estar en mal estado no tardamos mucho en darnos cuenta de que la pieza se ha echado a perder.
Señales de que el tomate está pasado y no debemos comerlo
El color del tomate es el principal indicador del estado de madurez o conservación de esta fruta. Una vez ha alcanzado su rojo intenso, ira perdiendo coloración a medida que se vaya alejando de su mejor momento de consumo.
A partir de ahí, debemos prestar atención a señales que pueden suponer mayores riesgos para el consumo como la aparición del moho, áreas hundidas o grietas. Es a partir de estas señales cuando debemos tirar el tomate. Se recomienda no tratar de salvar la parte aparentemente sana, puesto que el moho puede haber empezado a reproducirse en esas zonas aunque aún no sea visible.
Otras señales que nos advierten de que es mejor que no nos comamos el tomate son:
- Al apretarlo suavemente, la piel se hunde con facilidad.
- Tiene un intenso olor agrio incluso sin estar abierto o cortado.
- Al abrirlo, notamos que el interior tiene un tacto viscoso.
Todas estas señales advierten de que el tomate ya no está en buen estado y su consumo no es recomendable.
Cómo evitar que los tomates se nos pongan malos
Los tomates son alimentos frescos. Está libres de conservantes y otros métodos de prolongación de la vida útil. Son un fruto y como tal, su estado evoluciona, cambia, mejora y empeora por días. Para evitar que los tomates se nos pongan malos, lo idea es adecuar la cantidad que compramos a un consumo a corto plazo —dos o tres días—. Asimismo, conviene guardarlos en el cajón de las verduras del frigorífico, con frío pero con una temperatura ligeramente más alta que el resto de la nevera.
Posibles consecuencias de comer tomate en mal estado
Las personas que sufren problemas digestivos como acidez estomacal o reflujo, deberían reducir al mínimo su ingesta de tomates, debido a que se trata de un alimento con un nivel alto en acidez que podría acentuar estos problemas. Aquellas personas que no padecen de este tipo de trastornos, pueden tomar una pieza de tomate diaria, ya sea en el desayuno o en ensaladas. Pero si notamos que el tomate ya ha pasado su mejor momento para consumo es mejor no jugárnosla.
Una intoxicación por comer tomates en mal estado puede derivar en problemas de nauseas, vómitos fuertes dolores estomacales y diarreas. Como consecuencia de estos padecimientos se puede entrar en un estado de deshidratación del que puede costar salir si nuestro cuerpo rechaza la ingesta de nuevos alimentos.