Muchos dicen que las casualidades no existen, pero en el caso del nacimiento de la champagne, estamos hablando de una de las mejores casualidades del mundo.
Esta bebida es una invitada infaltable de celebraciones y momentos especiales; deleitando a los consumidores con su sabor particular que en los últimos años ha variado muchísimo, pero siempre sin perder la calidad y con una historia fascinante de por medio.
¿Conoces la historia de la champagne y su origen? Entonces siéntate y disfruta porque estás ante un fascinante viaje histórico.
¿Qué es el champagne?
En algunos países se le conoce como champagne, champaña, champán o cava, pero sea cual sea la forma en que sea conocida, se trata de un vino espumoso elaborado con una mezcla que contiene uvas de diferente tipos como petit, meslier, pinot gris, entre otras.
Debido a su valor cultural el término champagne está incluso protegido dentro de la Unión Europea.
Además de ello, esta bebida puede ser del tipo vino blanco o rosado espumante y en los últimos años ha servido para elaborar cócteles navideños.
Origen
En la Edad Media el vino ya existía y era un producto propio de la iglesia, o por lo menos de buena calidad, ya que este era el utilizado para realizar la consagración en las misas y demás.
La conversión al cristianismo de muchos reyes, como el rey de Francia Clodoveo I, contribuyó para que este líquido de la región de Champagne llegase a la realeza.
Es por eso que no era raro que monjes y sacerdotes estuvieran involucrados en el proceso de distribución y elaboración. El monje benedictino Dom Pierre Perignon en el año 1693 se encontraba en Francia, región de Champagne tratando de dar con un método para eliminar las burbujas presentes en el vino.
No obstante, tras múltiples esfuerzos y por el mismo proceso de fermentación que no había sido estudiado hasta los momentos, las burbujas seguían presentes en la bebida. Tras ver esto, el monje se dejó llevar por su curiosidad, probó el vino y quedó fascinado con su sabor y textura.
A partir de este punto, la champagne es presentada a la élite que en aquella época tenía acceso a ella.
Proceso de elaboración
Para poder mantener este efecto espumoso, el champagne es guardado en botellas de vidrio bien aseguradas para que de esta manera no se escapen las burbujas propias de la fermentación.
Gracias a esa observación por parte de su inventor, luego se descubrió que para conseguir un vino no espumante, es necesario guardar el líquido en barricas de madera para frenar el efecto burbujeante; siendo esto último mejor estudiado por parte de Louis Pasteur en la posteridad.
También hay que mencionar que para tener un efecto especial, la champagne es sometida a un proceso de fermentación doble, el cual se realiza en cubas de madera como primera paso.
La segunda fermentación es llevada a cabo en botellas de vidrio, donde el champagne se deja retenido mínimo dos años.
Evolución de la champagne
No conforme con su descubrimiento casual, Dom Perignon se dedicó a mejorar el método champenoise en 1670. Para esto implementó una mezcla de uvas más adecuada, un tapón de corcho sujeto con un cordel de cáñamo.
Asimismo cambió el vidrio de las botellas por uno mucho más grueso que pudiera resistir la presión de la fermentación y para dar un toque especial, la forma de la misma era semejante a una manzana.
Datos adicionales
Se cree que el vidrio utilizado en las botellas de champagne fueron creadas por los ingleses, mientras que la copa baja es un molde de los pechos de Madame de Pompadour. Tal personalidad consumía unas 200 botellas de champagne al año.
Posteriores modificaciones vinieron al trabajo realizado por Don Perignon. El productor francés Perrier-Jouét le rebajó la cantidad de azúcar empleada.