Todo exceso es dañino para nuestra salud, pero con el alcohol puede ser todavía peor. Aunque su consumo sea visto como algo normal, no lo debería de ser, ya que estamos hablando de una droga como otra cualquiera, con sus efectos secundarios particulares si se abusa de ella.
Por ejemplo, tomar alcohol para evadirse o para superar inseguridades no es para nada recomendable, ni tampoco beber demasiado en una fiesta. Te argumentamos por qué a continuación.
Los efectos de tomar alcohol
El alcohol es una droga depresora del Sistema Nervioso Central que inhibe progresivamente las funciones cerebrales. Entre otras cosas, afecta a la capacidad de autocontrol, produciendo inicialmente desinhibición y euforia, por lo que puede considerarse como un estimulante. Esta información se puede consultar en la página web del Ministerio de Sanidad de España. Sin embargo, cuando pasan estos efectos que se consideran positivos, el que ha consumido alcohol sufre un bajón de ánimo importante en algunas ocasiones.
El alcohol es una potente droga psicoactiva, que puede dejar lagunas mentales o falta de coordinación en el pensamiento o en la movilidad física. Su consumo puede producir daños en los consumidores dependiendo de muchas variables: sexo, edad, peso, estado físico, estado psíquico… De hecho, existen circunstancias o características del consumidor que pueden agravar los daños:
- Edad: por lo general, los jóvenes son más sensibles al impacto que tiene el alcohol en actividades relacionadas con las funciones de planificación, memoria y aprendizaje.
- Peso: el alcohol afecta de modo más grave a las personas con una menor masa corporal. Por ello, las mujeres corren un mayor riesgo de sufrir daños psico-orgánicos y desarrollar problemas con el alcohol que los hombres.
- Cantidad y rapidez de la ingesta: una mayor ingesta de alcohol en menor tiempo provocará una mayor posibilidad de intoxicación.
- Combinación con bebidas carbónicas: es decir, refrescos con gas como agua tónica o Coca-Cola. Esta mezcla puede acelerar la intoxicación.
- Ingestión simultánea con comida: un mito que queremos desmontar es que si comes mucho mientras bebes o antes de beber alcohol no te pasa absolutamente nada. Esto puede reducir el riesgo de intoxicación, pero ni evita ni reduce los daños al organismo.
No obstante, si no abusas del alcohol y lo consumes con mucha moderación no te pasará nada grave. La clave reside en el autocontrol y en la responsabilidad que tú tengas.
Cómo saber si tienes un problema con el alcohol
Si eres hombre, tomar más de 15 tragos a la semana o 5 cada día, puede considerarse que tienes una adicción. Si eres mujer, la cantidad se reduce a 8 tragos o más a la semana y a 4 cada día. Un trago es el equivalente a 335 mililitros de cerveza, 148 mililitros de vino o 44 mililitros de licor o de cualquier bebida espirituosa. Ten mucho cuidado con esto si es tu caso, porque puedes desarrollar cualquiera de estas afecciones:
- Sangrado de estómago o de esófago
- Inflamación o daño del páncreas
- Daños en el hígado
- Entumecimiento o sensación dolorosa parecida a un hormigueo en brazos o piernas.
- Disfunción eréctil
- Dificultad para orinar o goteos de orina
- Si la mujer está embaraza, puede causarle mucho daño al bebé, que también puede correr el riesgo de desarrollar una adicción en un futuro.
Con este artículo no pretendemos asustarte, sino advertirte de los riesgos que conlleva beber más alcohol de la cuenta de una forma continuada, ya que es una droga que puede llegar a ser muy dañina para la salud. No queremos decir que no puedas disfrutar de una copa de cuando en cuando, siempre que sea con moderación. El consumo de una sustancia que tiene un potencial tóxico alto debe ser lo más responsable posible.