En interiorismo, la estética es una clave imprescindible. Pero no es lo único importante porque un hogar debe ser, además, armónico, cómodo y muy acogedor. Y conseguirlo no es tanto cuestión de estilos como de optimización de espacios, de una buena elección de materiales y de otras técnicas decorativas. Alcanzar ese equilibrio es complicado, pero sin necesidad de ser un profesional, tú también puedes aplicar algunos pequeños trucos a tu hogar.
El objetivo del interiorismo es conseguir un hogar agradable y funcional, en el que de verdad nos sintamos absolutamente cómodos, que refleje nuestra personalidad y responda a nuestro estilo de vida. No importan ni su tamaño ni su estilo, siempre es posible conseguir una casa acogedora y no en todos los casos es necesario realizar costosas obras para conseguirlo. Vamos a verlo.
La distribución del hogar en el diseño de interiores
Uno de los aspectos fundamentales para conseguir un hogar acogedor es la distribución de los espacios y la proporcionalidad de los elementos. En el primero de los aspectos, hay un truco que los profesionales aplican y que es importante: el mobiliario debe ocupar un tercio de la superficie, mientras que los dos tercios restantes deben quedar libres. De esta manera, se consigue el equilibrio en la distribución y se facilita el movimiento.
En lo que respecta a la proporcionalidad, todos los elementos, deben mantener una cierta escala respecto a los espacios. Nada de vigas decorativas excesivas, ni de piezas de mobiliario demasiado grandes. Tampoco ayuda a conseguir un hogar acogedor recargar las estancias de muebles o accesorios de decoración.
La luz, un elemento clave
La luz es fundamental en un hogar porque tiene un fuerte componente psicológico, sobre todo la iluminación natural. Esa luz aporta calidez a los interiores y tiene un efecto positivo en las emociones. Además, es esencial para dar relevancia a la decoración y ampliar visualmente los espacios.
Por ello, el diseño de interiores apuesta siempre por potenciar la iluminación natural. Se traduce en ventanas amplias y, sobre todo, en no poner trabas a que esa luz circule libremente. Nada de cortinajes pesados ni muebles altos que tapen parte de las ventanas. Al contrario, se apuesta por soluciones que faciliten que la luz se mueva con libertad, lo que en muchos casos implica la eliminación de tabiques.
El complemento indispensable es una adecuada y muy bien planificada iluminación artificial, con una combinación de luces directas y funcionales y otras ambientales o decorativas. Estas últimas, en forma de apliques, de tiras LED o de lámparas de pie o de sobremesa, siempre con luz cálida.
Colores cálidos
Los colores también tienen una enorme influencia en las emociones. Por eso, cuando lo que se busca es transmitir una sensación agradable y acogedora, los colores neutros, pero con un toque de calidez, como son beiges o arenas son los reyes. La alternativa son los tonos pastel, o incluso ciertas tonalidades de blanco o de gris que encajan a la perfección en un ambiente acogedor.
Por otra parte, los colores permiten conseguir efectos a los que se puede sacar mucho partido. El ejemplo más clásico es el blanco o los tonos claros para ganar en luminosidad y engañar a la vista para que vea los espacios más amplios. Pero con una adecuada combinación, también se puede conseguir que las estancias ganen en profundidad o los techos se eleven. Y todos ellos son aspectos que también influyen en esa percepción más o menos acogedora de los espacios.
Materiales y texturas imprescindibles
Un hogar acogedor es un hogar que se reviste de materiales que transmiten calidez y que recuerdan a la naturaleza. Esos materiales son, sobre todo, la madera y las fibras naturales. La madera se introduce en mobiliario, pero también en suelos, revestimientos y elementos arquitectónicos como vigas vistas. En lo que respecta a las texturas, ayudan a crear efectos y sensaciones. Y esas texturas se consiguen de mil formas diferentes: con textiles, con alfombras, con esas fibras naturales en mobiliario y accesorios de decoración, etc. Lo importante es introducirlas en pequeñas dosis para que el efecto no sea en exceso recargado.
El estilo, el toque definitivo
Una de las premisas del interiorismo es adaptarse a personalidad y a la forma de vida de quieres habitan la casa. Por eso, no hay un estilo único, sino que siempre se busca que el hogar sea una prolongación de la persona. Es lo que al final, hará que se sienta cómoda en ella. Por eso, se tienen en cuenta todos los estilos.
En todos ellos hay formas de conseguir que el resultado final sea, de verdad, acogedor. A veces se consigue con un mobiliario de líneas orgánicas, otras con esos materiales naturales y en ocasiones basta un complemento como un plaid o una alfombra mullida. Hay miles de recursos decorativos para que incluso los estilos aparentemente más fríos resulten acogedores.