Las vacaciones escolares llegan a su fin y es momento de empezar a preparar todo para el nuevo curso. Y cuando decimos todo, no hablamos solo de uniformes, libros o material escolar, también de su dormitorio. No hay que olvidar que los niños crecen y sus necesidades también. Así que no hay mejor momento para dar un repaso a su habitación que antes de empezar las clases.
No debemos olvidar que su dormitorio, en muchos casos, será durante meses su lugar de descanso, de juego y también de estudio. Por eso debemos fijarnos bien en todos los detalles, hacer que sea práctico, cómodo y acogedor y, a la vez, conseguir que tenga estilo y refleje su personalidad. Ha llegado, por tanto, el momento de ponerse manos a la obra. ¿Por dónde empezar? ¿A qué hay que prestar mayor atención?
Lo primero: limpiar y vaciar el dormitorio
Para preparar el dormitorio de niños y adolescentes, lo ideal es vaciarlo: muebles, armarios, estanterías, canapés… El motivo es doble: por un lado porque de esa manera podemos elegir mejor qué es lo que sirve para el nuevo curso y lo que no y, por otro, porque de esa forma liberamos un espacio de almacenaje precioso.
Además, al vaciar el dormitorio conseguimos mirarlo desde otra perspectiva. Podemos darnos cuenta de que si cambiamos la distribución ganamos espacio. O a lo mejor encontramos la forma de colocar ese escritorio más amplio que nuestro hijo necesita. Si la idea es cambiar el mobiliario, podremos ver con más claridad qué tipo de muebles encajan mejor. Y, además podemos aprovechar para darle una mano de pintura o empapelar y renovar así su aspecto.
Las claves del mobiliario
De cara al nuevo curso, hay que prestar especial atención a dos aspectos muy importantes del dormitorio de los hijos. El primero es la cama. Los niños o jóvenes van a necesitar descansar bien para recuperar todas esas energías que requieren para el día a día: estudiar, actividades extraescolares, y juegos. Por lo tanto, si el colchón tiene unos años o la cama se ha quedado pequeña, es momento de cambiarlos.
El segundo aspecto esencial es la zona de estudio. En ella hace falta mucho más que un escritorio. Para mejorar su concentración y facilitar que puedan hacer los deberes necesitan una iluminación adecuada. Lo ideal es que la mesa esté junto a una ventana y que la luz, natural o artificial llegue desde el lado contrario a la mano dominante. Además, debe ser una luz fría o blanca, que no deslumbre y, si es posible, regulable. ¿Necesitan algo más? Sí, una silla adecuada a su edad y ergonómica.
Orden y almacenaje en el dormitorio
Ya has limpiado el dormitorio y has dejado espacio para todo lo que va a necesitar durante al curso. Pero debes preguntarte si será suficiente. Ten en cuenta que, según crecen, los hijos tienden a necesitar y a almacenar muchos más objetos y enseres. Así que es posible que debas plantearte soluciones de almacenaje extra. Si es así, tienes infinidad de ideas superútiles.
Para la zona de estudio, los carritos auxiliares son una buena solución para que los hijos dejen el material escolar o los libros que deben tener siempre a mano. Y en la pared del escritorio puedes colocar un tablero microperforado con pequeños colgadores para que puedan dejar en ellos lapiceros, pinturas y otros utensilios pequeños. Si el dormitorio es pequeño, las estanterías voladas son también una posibilidad.
Y para la ropa, fíjate en la distribución interior del armario. A veces no es la más adecuada y se pierde un espacio precioso. Si no puedes modificarla con facilidad, hay infinidad de accesorios que te ayudarán a optimizar su interior, desde organizadores de cajones a colgadores, cestas o estanterías extraíbles.
Textiles para personalizar el dormitorio
Lo que hemos explicado hasta ahora es la parte práctica, la que se refiere a lo que sí o sí necesita una habitación de estudiantes, independientemente de su edad. Pero queda un aspecto también importante: ese estilo propio que hará que sientan que su habitación es parte de ellos. La forma más sencilla de conseguirlo es a través de los textiles.
El verano es corto y pasa volando. Pero en esas semanas nuestro hijo parece que ha crecido años. Ahora se siente mayor y ese cobertor de la cama con muñecos le parece cosa de “niños pequeños”. Es solo un ejemplo, pero esos cambios de gustos se suceden hasta que los hijos son algo mayores. Cambiar colchas, cojines o alfombras no cuesta demasiado y permite adaptar el estilo del dormitorio a la edad de los hijos y, además, darle ese estilo propio.