El salón es ese lugar en el que muchas veces nos relajamos al llegar a casa, en el que pasamos tardes de peli y manta y en el que disfrutamos de un buen rato de lectura antes de acostarnos. Por eso es importante que sea cómodo y acogedor y, sobre todo, que invite al relax y a la calma. Conseguirlo es muy sencillo con solo unos pequeños trucos de decoración.
Las bases de ese salón relajante serán dos. Por un lado, la iluminación: mucha luz natural durante el día y luces regulables en intensidad para la noche. Por otro lado, los colores, que deben ser claros, preferiblemente colores neutros en tonos muy suaves o en colores pastel, sobre todo en las paredes. No significa todo ello que no pueda haber alguna nota de color más intenso, pero siempre en los complementos. A partir de ahí, solo queda poner en práctica algunos consejos muy sencillos.
Elige bien los textiles
Un salón relajante es un salón cálido en todos los sentidos, por eso hay que prestar especial atención a los textiles. Tejidos naturales como el lino, el algodón o la lana son siempre un acierto. También esos otros más elegantes y algo pesados, como es el terciopelo. Lo importante es que sean de tacto suave y en colores claros. El contrapunto pueden ponerlo, por ejemplo, los cojines del sofá, en los que se puede optar por un tono más oscuro o algún estampado sencillo.
Y otro elemento que no puede faltar en el salón para que transmita tranquilidad e invite al relax es una alfombra. Mejor también si es en materiales naturales, por ejemplo, la lana. Como el salón es una zona de mucho tránsito no son adecuadas alfombras de pelo largo, pero siempre puedes elegir una que tenga texturas, por ejemplo, nudos.
Decora con plantas
Las plantas son imprescindibles en un salón relajante. Nos conectan con la naturaleza y ayudan a purificar el ambiente. Pero, además de ello, aportan esa nota de color que reste frialdad a la decoración. Además, puedes elegir según el estilo del salón o tus preferencias. Las plantas con porte son ideales para rincones vacíos, las pequeñas lo son para mesas o estanterías y las que tienen flores aportarán aromas de lo más agradables.
¿Quieres dar un paso más allá? Atrévete a hacer un pequeño jardín vertical. Son muy decorativos y, si no tienes buena mano con las plantas, tienes la opción de las plantas preservadas, de aspecto absolutamente natural, pero que no necesitan cuidados. No te convence ninguna opción, opta por flores o elementos vegetales secos, no solo lo mismo, pero siempre son una alternativa.
Diseña un rincón para el relax
Si te gusta leer o escuchar música, lo ideal es que busques un lugar donde hacer tu pequeño santuario, preferiblemente al lado de la ventana y en una zona algo apartada del salón. Será ese rincón zen donde te olvidarás de todo y podrás relajarte de verdad. No necesitarás mucho: un sillón extracómodo, una mesita auxiliar, una lámpara de pie y tal vez alguna estantería. Añade algún cojín y un plaid para los días más fríos y tendrás ese lugar perfecto para aislarte del mundo.
No te olvides del orden
Pocas cosas hay que generen más estrés que el desorden y por ello debes evitarlo en el salón si quieres que de verdad sea un espacio que transmita calma e invite al relax. Para conseguirlo hay un sinfín de soluciones tan ingeniosas como decorativas. Si no tienes mucho sitio en los muebles para guardar cosas, las estanterías son una buena solución, pero también las cestas y cajas, los sofás con almacenaje, los baúles o esos pufs y mesas con tapa en los que cabe casi de todo.
Otros consejos para un salón que invite al relax
Además de todo lo anterior, hay otros pequeños trucos que también te ayudarán a transformar tu salón es un espacio en el que podrás relajarte y llenarte de energías positivas. Uno que siempre funciona es apostar por la simetría. Aporta equilibrio a los espacios, muy importante para conseguir ese efecto que queremos conseguir en la estancia. A nivel emocional, la simetría es un gran aliado para conseguir estados de relajación.
Otro consejo es dar un toque personal al salón. Es importante que lo sientas como algo tuyo, por eso, tener un rincón propio no siempre es suficiente. Deja tu huella en forma de objetos personales y colócalos en un lugar en los que los tengas a la vista, si te traen buenos recuerdos, mucho mejor. Una foto, tu libro preferido o esa figura que trajiste de un viaje pueden servir.
Y una recomendación más: quitar de la vista los dispositivos electrónicos. Ya sabemos que es muy difícil vivir sin ellos, pero si los tenemos a mano es difícil que consigamos relajarnos como queremos. Para esos momentos de desconexión, lo ideal es tener alguna caja decorativa en la mesa de centro o en alguna mesita auxiliar para guardar el móvil.