Son divertidos, son cómodos y también pueden resultar muy decorativos. Pero cuando pensamos en ellos casi siempre los imaginamos en el porche o en la terraza. Sin embargo, los columpios y sillones colgantes también se pueden introducir en la decoración del salón o el dormitorio y crear un rincón de lo más relajante.
Los sillones colgantes, además, pueden ser tan ligeros que no supongan un elemento que de sensación de agobio en la estancia. Todo depende del modelo que elijamos. Y, al igual que cualquier sillón o hamaca convencional, siempre se le puede dar personalidad propia colocando en ellos algún complemento de decoración, como plaids o cojines.
Distintas sillas para diferentes estilos y decoraciones
Una de las grandes ventajas de los sillones colgantes es que son muy versátiles. Hay miles de diseños diferentes, por lo que se pueden colocar sin grandes problemas en salones y dormitorios de estilos muy diferentes. Es cierto que la mayoría tienen un toque boho muy definido, pero según el material, también combina sin problemas en otros ambientes.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que hay dos grandes tipos de sillones colgantes. Por un lado, los de techo, los más clásicos y también los más ligeros. Son ideales para estancias más pequeñas o cuando no queramos dar demasiado protagonismo al sillón. El segundo tipo son los sillones con soporte, que son más voluminosos, pero tienen la ventaja de que se pueden cambiar de sitio con facilidad.
El material: clave para elegir
Esa versatilidad de los sillones colgantes se debe, en buena medida, a los materiales con los que se pueden fabricar. Su estilo, su diseño y su presencia van a depender de ello. ¿Qué materiales son los más comunes en este tipo de sillones? Hay mucho donde elegir:
- Fibras naturales: ratán, mimbre bambú, etc. Estos materiales son muy resistentes y también muy estéticos. Además, permiten diseñar sillones con formas y estilos diferentes. Son una gran elección para estilos decorativos como el escandinavo.
- Fibras sintéticas: son una alternativa a las naturales. Su aspecto es similar y por su elasticidad permiten diseños más elaborados, pero no resultan tan cálidas.
- De cuerda o macramé: son los más ligeros. Tienen una pequeña estructura metálica que hace de soporte y el resto son trenzados de cuerda. Visualmente son mucho más ligeras y dan un toque muy boho a cualquier rincón.
- Tela: son sillones hechos enteramente de telas. En algodón o lona son cómodos y ligeros. Su diseño se parece más al de una hamaca, por ello es también un buen modo de dar un toque muy fresco a la estancia en la que se coloquen.
- Plexiglás: son los de diseño más moderno, más atrevido y también los que pasan más desapercibidos por ese material transparente. Por ello, encajan bien en estilos urbanos, jóvenes y minimalistas.
Tanto en sillones fabricados con fibras, naturales o no, como en plexiglás, los más habituales son los conocidos como “sillones huevo”. Son diseños de líneas redondeadas y envolventes que se adaptan a la perfección al cuerpo y que resultan especialmente cómodos por su forma, aunque pueden resultar algo voluminosos.
Ideas para decorar con sillones colgantes
Un sillón colgante es un pequeño sujo que todo podemos tener en casa. Como has visto, son cómodos y decorativos. Y según su diseño y material también los hay al alcance de cualquier bolsillo. Además, su suave balanceo ofrece una dosis de relax que hará que nuestros músculos se relajen y nuestra mente desconecte. ¿Cómo integrarlos en la decoración?
- Los sillones colgantes son perfectos para decorar ese rincón de una habitación en el que no sabemos muy bien qué poner para que no parezca tan vacío. Con ello se conseguirá, además, darle un toque divertido.
- También son una buena idea para tener una pequeña zona de lectura sin necesidad de disponer de mucho espacio para ello.
- En el dormitorio o la sala de estar, si la decoración es sencilla, un sillón colgante puede crear un punto focal de lo más atractivo.
- En habitaciones infantiles, los sillones colgantes no solo son muy decorativos. También son superdivertidos, de modo que son una buena forma de poner un columpio sin que realmente lo sea.
Consejos finales
A la hora de colocar un sillón colgante en casa también hay que tener en cuenta otros consejos. Si es colgante, por supuesto, el primero de ellos es asegurarse de que se ancla a una viga que ofrezca la suficiente resistencia. También conviene asegurarse de que a su alrededor queda espacio libre. Un sillón de este tipo es muy decorativo en el centro de estancias grandes, pero si no hay mucho espacio lo habitual es colocarlos en un rincón, siempre alejado algunos centímetros de la pared.
Otro consejo importante es elegir siempre modelos que encajen con la decoración de la estancia. En ambientes rústicos nórdicos o japandi, las fibras naturales en su color son perfectas. En estilos shabby o boho, el macramé y, en estilos industrial o urbano el plexiglás en siempre un acierto.
Después solo quedará el toque final: los textiles. Ten en cuenta que estas piezas, al igual que cualquier sillón o sofá, también se visten y decoran. Por ello, hay que elegir con cuidado el diseño de la bases acolchadas y buscar complementos que encajen con ese estilo de la estancia. Lo habitual es colocar algún cojín. Pero un plaid le dará un aspecto aún más atractivo.