Los espacios diáfanos son tendencia en decoración. Tienen muchas ventajas, sobre todo en viviendas más pequeñas, en las que proporcionan una sensación de amplitud que hace que los espacios parezcan más grandes de lo que en realidad son. Y, además, favorecen que la luz llegue a cada rincón, también importante en esa sensación visual de amplitud y para que la estancia parezca mucho más acogedora.
A cambio, lo que se pierde es un cierto grado de intimidad, de manera especial cuando los espacios que están conectados son el salón y el dormitorio o este último con el vestidor o el baño. Pero en decoración e interiorismo no hay límites, el ingenio y la imaginación consiguen superar cualquier obstáculo. ¿Cómo separar ambientes sin perder las ventajas de los espacios abiertos? Vamos a verlo.
Tabiques de cristal: prácticos y muy decorativos
Es la solución ideal si lo que quieres es que las estancias estén reamente separadas por un tabique y que, a la vez, haya una continuidad visual y no se pierda luminosidad. Son perfectos, por ejemplo, para separar la cocina del salón y evitar que humos y olores lleguen a él. Y pueden ser completos o solo de media pared, de manera que la parte inferior se pueda aprovechar para colocar algún mueble. En ellos se puede combinar el cristal con pladur, con madera o incluso con metal.
Pero frente a esos tabiques fijos, hay una solución mucho más versátil: los tabiques móviles de cristal, bien correderos, bien plegables. ¿Por qué son tan prácticos? Porque puedes tener los espacios conectados o no según el momento. Esto es especialmente útil, por ejemplo, en el caso del dormitorio, en el que siempre se necesita intimidad o en el de la cocina cuando estás trabajando en ella. Precisamente, una forma de ganar intimidad sin perder luminosidad es optar por cristales traslúcidos, que dejan pasar la luz, pero ocultan la estancia de la vista.
Una alternativa son puertas correderas. Sin embargo, al igual que los tabique móviles, van a necesitar espacio para abrirse o recogerse, y, a cambio no permiten abrir tanto los espacios. Solo resultarían una opción viable en el caso de que los huecos sean realmente amplios, lo suficiente para poner una puerta doble o triple.
Muebles abiertos: funcionales y decorativos
Están a medio camino entre el tabique convencional y los espacios diáfanos. Y resultan muy prácticos en espacios pequeños que necesitan soluciones de almacenaje. Sus usos, además, pueden ser muy variados. Empezamos por las estanterías. Una estantería abierta es ideal para separar el salón del dormitorio. En ella se pueden colocar la tele, libros y todo tipo de objetos decorativos.
Según el grado de intimidad que queramos, podemos llenarla más o menos. Y, según las dimensiones de las estancias, podemos elegir soluciones más o menos pesadas a nivel visual. Significa que, para espacios pequeños, lo mejor es elegir estantería metálicas con soportes que no sean gruesos y, a ser posible, estantes de cristal. Si no hay problemas de espacio, pueden ser estanterías de madera o incluso de pladur. En cualquiera de los casos, es una idea decorativa, práctica y que no resta luminosidad.
Otra idea, en este caso para separar el dormitorio del vestidor: un cabecero de pladur. Si se dejan los lados abiertos y no llega al techo, dará la suficiente intimidad a las estancias con las que conecta la habitación y dejará pasar la luz. El único inconveniente es que se necesita espacio suficiente como para que el vestidor tenga la amplitud necesaria. Esta solución es válida no solo para el vestidor, también para el baño.
Otras posibilidades para separar ambientes
Hay muchas más ideas para mantener la continuidad visual, al menos, en parte, entre las estancias y separarlas de algún modo. En cocinas abiertas, la solución habitual son las islas o las barras. Elegir una u otra dependerá de los gustos y también del espacio disponible. Las islas tienen una ventaja: ofrecen espacio de almacenamiento.
Una posibilidad muy diferente, que deja pasar la luz y que es muy decorativa es la palillería. Son esos listones de madera que se colocan de suelo a techo y que pueden estar más o menos separados. Son perfectos para cualquier estancia, por ejemplo, para separar el dormitorio del salón o este de la entrada. En algunos casos, además, puedes colgar de ellos pequeñas estanterías. Y su mayor ventaja es que pueden ser realmente decorativos.
Luego quedan esas otras soluciones de toda la vida, pero menos funcionales y también menos vistosas a nivel estético. Es el caso, por ejemplo, de los biombos de toda la vida o de las cortinas. Tienen la ventaja, eso sí, de que son muy económicos y, además, te los puedes llevar a cualquier sitio. Sin olvidar, por supuesto, la variedad de modelos entre los que se puede elegir.