Sin importar el uso que tengan, las sillas del comedor siempre están expuestas a la suciedad, bien en forma de manchas, bien en forma de polvo que se acumula en ellas. Mantenerlas en perfecto estado, sobre todo si el comedor se usa a diario, puede parecer misión imposible, pero no lo es.
Basta dedicarles un poco de atención de vez en cuando para que las sillas se conserven casi como nuevas durante mucho tiempo. Vamos a dar algunos consejos muy sencillos para conseguirlo. Los puedes aplicar tanto a las sillas de ese comedor formal que es parte del salón y solo usas de vez en cuando, como a las sillas del office en el que desayunas, comes y cenas cada día.
El mejor consejo: elige bien los materiales de las sillas del comedor
En este aspecto, vamos a hablar de dos cuestiones fundamentales. Por un lado, la estructura de la silla. Por otro, la tapicería. El mantenimiento de una silla de madera es más complicado que el de otra de metal o materiales plásticos. Por ello, el primer consejo es que elijas el material de las sillas según su uso.
El segundo consejo es que te fijes también en la tapicería. Hay tapicerías para sillas de comedor realmente bonitas, pero muy delicadas, que se limpian con dificultad y que, además, absorben rápidamente las manchas o se decoloran si reciben mucha luz. Si quieres que nada las altere y se mantengan como el primer día, la solución es elegir tejidos resistentes y de fácil limpieza: algodón, pana o microfibra, por mencionar algunas posibilidades. Y si son en color oscuro o estampados, mejor, las manchas se notan menos.
Si no quieres renunciar a un tejido bonito, pero delicado para las sillas de ese comedor formal, entonces lo mejor es que optes por las fundas. No solo protegerán la silla, sino que le darán une estilo diferente. Si se manchan o se ensucian, simplemente tendrás que lavarlas y quedarán como nuevas, mientras que la tapicería original se mantendrá impecable.
Una buena limpieza es fundamental
Para que las sillas de comedor se mantengan impecables, es importante una buena limpieza puntual y también regular. Estos consejos te ayudarán en la tarea:
- Aspira regularmente las sillas. Cuando no se usan tienden a acumular polvo y este se puede incrustar en los tejidos.
- Si se produce alguna mancha, limpia enseguida. Cuanto más tiempo pase, más complicado será eliminarla, sobre todo en esos tejidos que las absorben con mayor rapidez.
- Ten cuidado con los productos que usas. Hay tejidos que solo se pueden limpiar en seco, otros son menos delicados, pero antes de aplicar cualquier producto sobre ellos, como bicarbonato o vinagre, haz una prueba en un lugar que no se vea. En cualquier caso, evita siempre productos abrasivos.
- Ante la duda, confía en profesionales. Si estropeas sin querer la tapicería de una silla, seguramente tengas que reemplazar la de todas las sillas del comedor. Por ello, lo mejor es que no arriesgues si no tienes la total seguridad de que sabes cómo limpiarlas sin dañarlas.
Aunque estos consejos se refieren sobre todo a la tapicería, la estructura también es importante. Para limpiarla, utiliza un paño humedecido en agua con un jabón neutro. Es la solución que te servirá tanto para madera como para metal o materiales plásticos. Y usa siempre un paño suave, que no arañe.
Otros consejos para mantener las sillas del comedor en perfecto estado
Más allá de esa limpieza periódica, hay otras recomendaciones que conviene no olvidar. La primera de ellas es evitar la incidencia de la luz solar directa sobre las sillas. Sobre todo si son de madera, el material se puede decolorar o agrietar. Evitarlo es sencillo, además de poner cortinas que hagan de barrera, baja las persianas cuando la incidencia del sol sobre el comedor sea más directa.
Otra recomendación es reparar de inmediato cualquier daño que puedan presentar las sillas. No se trata tanto de arreglar arañazos, que es importante, como de solucionar pequeños desperfectos a los que no se da demasiada importancia pero que a la larga pueden provocar daños serios en la silla. Una silla que cojea o que se ha desencolado es incómoda y puede provocar una caída, pero, además, la estructura puede acabar deformándose por un mal reparto de peso en ella.
Y un último consejo, sobre todo en el caso de esas sillas de comedor que usamos a diario: sentarse correctamente en ellas. Costumbres como la de recostarse hacia atrás haciendo que las patas frontales se separen del suelo a la larga no solo es peligroso, sino que con el tiempo provocará daños severos en la estructura de la silla.