Es cierto que según el Feng Shui, el cabecero de la cama es un elemento fundamental en el dormitorio porque aporta seguridad y estabilidad. Y a nivel decorativo también juega un papel muy relevante dentro de la estancia. Sin embargo, no es imprescindible. De hecho, hay formas muy vistosas de sustituir ese cabecero y, a la vez, dotar de encanto y estilazo al dormitorio.
Si te has planteado renovar tu dormitorio y quieres darle un aire diferente y muy personal, puedes plantearte prescindir del cabecero y optar por otro tipo de soluciones para dar relevancia a esa pared. A continuación, te vamos a dar algunas razones para prescindir del cabecero e ideas para que el resultado no sea soso en absoluto. ¿Te animas a ponerlas en práctica?
Un cabecero deja espacio desnudo en la pared
Salvo que el cabecero sea de tamaño XXL, lo habitual es que buena parte de la pared de la cama quede completamente despejada. El resultado puede ser frío y aburrido, lo que casi siempre obliga a colocar encima de ese cabecero algún elemento decorativo, como cuadros o tapices más o menos llamativos.

La solución, en lugar de combinar ambos elementos, es apostar directamente por esos cuadros o láminas. En lugar de poner uno o dos de pequeño tamaño, se puede colocar uno más grande o hacer un collage con varias obras. El efecto no solo puede ser elegante y muy personal, sino que además el dormitorio vestirá a la última, ya que el arte es tendencia.
Ocupa espacio en el dormitorio
Puede que no sea mucho, que se trate solo de algunos centímetros, pero en habitaciones pequeñas ese espacio que ocupa el cabecero puede ser muy importante. Si a tu dormitorio no le sobran metros, una decisión siempre inteligente es apostar por el minimalismo y en ese estilo, el cabecero de la cama es completamente accesorio.

¿Qué hacer en su lugar? Pintar esa pared de un color algo más oscuro para generar la sensación de que las paredes laterales se alejan. El resultado es simple, pero vistoso y, ante todo, muy efectivo para engañara al ojo y hacerle creer que el dormitorio es más ancho. Si la habitación es luminosa puede, incluso, arriesgarte a pintar esa pared de un color más llamativo y vivaz que el resto para crear en ella el punto focal de la estancia. Hay otra alternativa: el siempre vistoso papel pintado.
Solo sirve como decoración
La función principal de los cabeceros es, sobre todo, decorativa. Y es cierto que pueden ser realmente vistosos y elevar el nivel decorativo del dormitorio si se saben elegir bien. Pero a veces se necesita algo más en esa pared. Algo fundamental para nuestra comodidad y bienestar: aislamiento. Si en lugar de esa pieza optamos por un panelado en madera o en corcho, el efecto no solo será muy decorativo, sino que también servirá de aislamiento térmico y acústico.

Esos paneles pueden tener mil acabados diferentes, y no solo en esos materiales que hemos mencionado, pueden ser también de otros como la piedra o la resina sintética en 3D. En cualquiera de los casos, el dormitorio no necesitará ningún elemento decorativo extra. Es más, un cabecero puede arruinar su efecto estético.
A veces el cabecero no eleva el nivel decorativo
Sobre todo en dormitorios de gran tamaño, un cabecero, por muy elaborado que sea, puede quedarse pequeño. Si es así, el efecto a nivel estético no será agradable. Por eso es buena idea olvidarse de él para pensar en alternativas mucho más llamativas y con un efecto visual innegable. Nos referimos a los doseles.

Una cama con dosel se convertirá en la auténtica protagonista del dormitorio. Paredes o accesorios de decoración pasan a un segundo plano y estos últimos son realmente innecesarios. Y puede que al decir dosel pensemos en una decoración empalagosa, pero no necesariamente es así. Hay modelos de dosel que encajan perfectamente en estilos muy diferentes, incluso en los más modernos.
Limita la decoración del dormitorio
El cabecero puede imponer algunas restricciones a la hora de decorar el dormitorio. Por ejemplo, no es buena idea si tenemos pensado colocar la cama debajo de una ventana, puesto que lo más normal es que la tape parcialmente. Y eso significa, por un lado, menos luz y, por otro, muchos condicionantes a la hora de poner, por ejemplo, cortinas. Sin cabecero hay muchos menos problemas.
Y, si lo que queremos es ver mundo, fantástico o real, prescindir del cabecero nos permite dar rienda suelta a la imaginación. ¿Cómo? Podemos revestir esa pared con trampantojos o con fotomurales que representen bosques, ciudades iluminadas por la noche o cualquier otro motivo que nos apetezca para transformar la pared del cabecero en una maravillosa ventana al exterior.