¿Te encanta la calidez de la madera pero te da miedo poner parquet en la cocina? ¿Buscas un suelo atrevido y diferente? A veces, los revestimientos más tradicionales no son lo que queremos para nuestra casa, o puede que sí, pero resultan demasiado caros. Y todo ello sin mencionar esas obras que nos ponen la casa patas arriba y acaban con nuestros nervios, además de que disparan el presupuesto.
Madera o cerámicos no han pasado de moda, pero ahora hay alternativas mucho más económicas y exactamente igual de vistosas para renovar los suelos de casa. Si hablamos de vinílicos, son perfectos por muchos motivos. De hecho, lo tienen todo para que dejes de retrasar tu idea de dar un nuevo aire a tu hogar cambiando los suelos.
Por qué elegir suelos vinílicos para casa
Los suelos de material vinílico no son nada nuevo, es cierto. Sin embargo, cada vez se comercializan en modelos más atractivos. Por ello, se han convertido en una alternativa que debemos tener muy en cuenta a la hora de cambiar la decoración o el estilo de los revestimientos de nuestra casa.

Son muchas las ventajas de este tipo de suelos para la casa, y puede que alguna de ellas te sorprenda. Vamos a darte alguna de esas razones para que te plantees la opción de los suelos vinílicos en la próxima reforma de tu casa. Toma nota.
Instalación si obras
Es, sin duda, una de las mayores ventajas de los suelos vinílicos. Los puedes colocar sin problemas directamente sobre el viejo solado. Hay dos sistemas para ello: encolado o autoadhesivo y mediante clic. Evitar obras significa rebajar el presupuesto y, si a ello sumamos precios atractivos, es una solución perfecta si no quieres gastar demasiado en esa reforma.

Solo dos cuestiones en este aspecto. La primera es que este tipo de suelos no se pueden colocar sobre tarimas flotantes, en ese caso sí deberás retirarla antes. El segundo es que, aunque las baldosas son de muy poco grosor, es posible que tengas que rebajar ligeramente las puertas.
Variedad de modelos
En laminados puedes encontrar casi cualquier acabado, desde los más clásicos que imitan madera a esos otros que parecen mármol auténtico o baldosa hidráulica. Por ello, es una manera sencilla y económica de aportar a tu hogar esa elegancia y estilo que solo proporcionan materiales que no siempre están al alcance de todos los bolsillos.
Resistencia
No tengas miedo a colocar suelos vinílicos en cualquier estancia de tu hogar. Lo resisten casi todo, incluso la humedad. Por ello son una buena alternativa a la madera natural en baños y en cocinas. Golpes, tránsito intenso y desgaste, si optas por un vinílico de calidad, podrás despreocuparte de todos estos aspectos.
Calidez
Uno de los mayores inconvenientes de suelos cerámicos o de piedra es que resultan fríos y, por ello, las estancias a veces parecen poco acogedoras. Los suelos vinílicos son sintéticos y, por ello, mucho más cálidos al tacto y a la pisada. Es más, también son compatibles con suelos radiantes.

Facilidad de limpieza
Este tipo de suelos son maravillosos cuando hay niños o mascotas en casa. No solo por esa gran resistencia o por su calidez, también porque se limpian con una enorme facilidad, solo con agua y jabón. Además, por el tipo de acabado, impiden la proliferación de microorganismos patógenos en su superficie, de modo que ayudan a evitar riesgos para la salud como alergias o infecciones.
Una apuesta ecológica
Aunque los materiales vinílicos sean sintéticos, en la actualidad muchos suelos se fabrican con materiales totalmente reciclables y libres de emisiones de sustancias volátiles. En algunos casos, el suelo se fabrica ya con material 100 % reciclado, de modo que si apuestas por una decoración respetuosa con el medio ambiente, es una alternativa perfectamente válida.
¿Tienen alguna desventaja los suelos vinílicos?
Evidentemente, sí las tienes. Y es importante que las tengas en cuenta. Principalmente son tres. La primera de ellas es que resisten menos el calor que otros materiales, como los cerámicos. En segundo lugar, la incidencia directa de la luz del sol puede dañarlos y hacer que pierdan color. Y, finalmente, no conviene colocarlos sobre suelos muy irregulares, puesto que es fácil que las irregularidades se aprecien.