Aunque no es lo habitual, colocar la cama debajo de las ventanas del dormitorio es una forma diferente de decorar la estancia. A veces permite incluso aprovechar mejor el espacio o hacer una distribución más cómoda. Pero sustituir el tradicional cabecero por la cama plantea algunos retos que debes tener valorar.
Lo primero que debes tener en cuenta es que si la ventana del dormitorio es muy grande, el efecto decorativo será fantástico. Sin embargo, si marco y cristales no son de calidad, habrá una exposición directa a los puentes térmicos, a esos puntos en los que hay un intercambio entre temperaturas exteriores e interiores. Por lo tanto, cama bajo la ventana, sí, pero solo si la habitación está bien aislada. ¿Es así? Entonces ten en cuenta estas ideas y consejos.
No ocultes las vistas desde el dormitorio
Si las vistas son bonitas, no encontrarás mejor cabecero que ese. Por ello, evita tapar la ventana. Como es una estancia en la que es necesario algo de intimidad, siempre puedes poner unas cortinas o estores traslúcidos, pero mucho mejor si están recogidos cuando no estés usando el dormitorio. De esa manera, además, la estancia será mucho más luminosa, más cálida y te sentirás mejor en ella.
¿No quieres renunciar a un pequeño cabecero? En ese caso siempre puedes rebajar la altura de la cama para tener espacio suficiente para colocar una pieza que sea discreta. Ten en cuenta que de lo que se trata es de dar protagonismo a la ventana, no ocultarla. Una buena idea es colocar un cabecero corrido, es decir, que ocupe toda la pared. Con unas mesillas sencillas quedará espectacular.
Dale protagonismo a la ventana
Hay ventanas que son pequeñas piezas de arte, muy decorativas. Son esas ventanas de madera de las casas antiguas o que tienen forma de vidriera. Si tienes una en el dormitorio, no lo dudes, conviértela en protagonista. No la cubras, deja que se vea a la perfección. Si el marco es blanco, pinta las paredes del dormitorio en un color algo más oscuro para que destaquen aún más.
Con una ventana de este tipo, lo ideal es que optes por una ropa de cama en colores lisos o estampados muy sencillos, unos cojines decorativos y un mobiliario de líneas simples. Si tiene alfeizar interior, puedes colocar alguna pequeña planta o una piza decorativa para darle un toque personal, pero realmente no necesitarás nada para tener un dormitorio espectacular.
¿Y si hay un radiador bajo la ventana?
El radiador puede suponer un pequeño inconveniente, pero hay soluciones perfectamente válidas para no condenarlo. Lo ideal es moverlo de sitio si es posible. Si no, no quedará más remedio que separar ligeramente la cama de la pared para que el calor pueda salir y circular por el dormitorio.
Pero ese espacio vacío no tiene que ser un espacio desaprovechado o que arruine el estilo del dormitorio, en absoluto. Una simples cortinas pueden engañar a la vista y disimular ese espacio. Eso sí, mucho mejor cortinas ligeras, que dejen pasar la luz. Y, por supuesto, si la calefacción está encendida, habrá que abrirlas.
Aprovecha para tener tu rincón de lectura
Tener la cama debajo de la ventaja te puede permitir un pequeño lujo, si eres amante de los libros. Un sillón junto a la mesilla será el lugar perfecto para tener un rincón de lectura. ¿Pero qué pasa si la habitación es pequeña? Prescinde la mesilla para ganar algo de espacio. Con una pequeña balda volada para dejar el reloj será suficiente. Piensa que ese sillón te puede servir también como galán de noche o descalzador, así no tendrás que renunciar a nada en el dormitorio.
¿Cortinas sí o cortinas no?
Si vas a colocar la cama debajo de la ventana seguro que te planteas esta cuestión. Y ya te hemos dado algunas pistas. Es mejor prescindir de las cortinas cuando el fondo es visualmente atractivo, ya sea la vista o la ventana. Si la ventana es decorativa pero el paisaje que se ve desde ella no, coloca unas cortinas que cubran solo los cristales.
¿Cuándo conviene colocar cortinas? Por un lado, si es necesario cubrir una separación entre cama y ventana. Por otro, si queremos enmarcar la cama sin que se vea la ventana, por ejemplo, combinando estores con cortinas más pesadas a los lados. Si la ventana no aísla perfectamente, una cortina gruesa puede cumplir esa doble función de decorar y aislar.