Cultivar ajos es muy fácil. Solo necesitas unos cuantos dientes, maceta, tierra, agua y un lugar soleado. Lo que realmente implica seguimiento es su desarrollo, pues aunque es una planta resistente, es preciso hidratarla y evitar los hongos que suelen afectarla. Lo mejor de todo es que si decides sembrarla en tu jardín tendrás a mano un antibiótico natural, antiviral de amplio espectro, potente limpiador de toxinas en sangre, reductor de colesterol malo LDL e incluso un agente que desaparece las arrugas incipientes.
Como el ajo es una fuente de vitamina A, vitaminas del complejo B y vitamina C, tiene propiedades antioxidantes que sumadas al resto de sus minerales lo hacen un fertilizante e insecticida natural; es decir, que puedes agregar a la tierra usada para sembrar o a la composta algunas cáscaras y dientes, así harás crecer tu planta más rápidamente. Veamos el paso a paso de este proceso.
Dónde cultivar los dientes de ajo
Lo primero que debes preparar es el lugar donde sembrarás tu ajo. Si lo vas a hacer en una maceta, debe ser de 3 litros por al menos 25 cm de profundidad; el objetivo es que las raíces tengan espacio para crecer. También debe posee un sistema de drenaje para que corra el agua sobrante, recuerda que la humedad en exceso es el detonante para que aparezcan hongos en la raíz. La tierra para rellenar el envase puedes combinarla con arena de jardinería o fertilizante orgánico.
Si vas a plantar directamente en el suelo de tu jardín, añade una capa de compost para nutrir la tierra y habilita un buen drenaje. Más adelante explicaremos cuál debe ser la separación para estos casos, pues el desarrollo muy apilado genera un crecimiento lento. Ya sea en maceta o en el suelo, es preciso que sea en un lugar soleado o que al menos reciba 8 horas de luz directa, y que cuando siembres la tierra se encuentre húmeda.
Cuándo cultivar el ajo
Cultivar ajos tiene su momento óptimo que es en otoño, es decir, en los meses de septiembre, octubre, noviembre hasta el 21 de diciembre, pues en esta temporada el clima es el idóneo para que crezcan rápido y saludables. En el caso del ajo morado, la época ideal es la primavera.
Si no te dio tiempo antes o no sabías lo fácil que es sembrar la hortaliza, puedes hacerlo unas 6 semanas previas a que comience el invierno, así las raíces se habrán desarrollado lo suficiente antes de que llegue la temperatura crítica. Algunas personas que viven en lugares con climas menos agresivos, aseguran que crecen perfectamente en primavera.
Cómo cultivar ajos en casa
- Separa los dientes que vienen en la cabeza del ajo, con cuidado de no quitar la cáscara.
- Ubica la maceta, que previamente rellenaste con tierra y fertilizante natural, o el espacio en el huerto donde sembrarás.
- Si vas a usar un envase abre surcos en la tierra con 3 cm de separación, no tan hondos, con 10 cm de profundidad bastará. En el suelo usa la misma profundidad, pero debes dejar una separación de al menos 12 cm entre cada diente y si haces otra línea de cultivo deben estar separadas por 30 cm, recuerda que en esta condición la cabeza del ajo que se desarrollará será más grande que en la maceta.
- Introduce en diente de ajo con la parte de la raíz hacia abajo y el lado puntiagudo hacia arriba, que es de donde brotarán los pequeños tallos. Tapa los orificios cuidando de que no quede compacta la tierra. Debe quedar alrededor de 2 cm de sustrato sobre cada diente.
Cosecha
Al cuarto mes, un poco más o menos, tendrás la primera cosecha de ajos. Cuando veas que más de la mitad de la planta tenga un tono amarillento, deja de regarla para que se seque la tierra y el proceso de secado posterior se agilice.
Para retirar la cabeza de ajo formada debes remover ligeramente la tierra, tomar la planta de una manera firme y sacar junto al bulbo sin que se rompan las hojas. Déjalos en un lugar fresco pero seco durante una semana. Este proceso se conoce como curado.
¿Por qué sembrar ajos en casa?
- Porque es una planta medicinal con propiedades extraordinarias para la salud, usada desde épocas inmemoriables por su gran potencia.
- Porque es un sazonador que no puede faltar en tus recetas.
- Porque es una forma de disminuir el dinero que gastas para comprar esta hortaliza tan usada en la cocina. Además, la tendrás al alcance de tu mano y con una calidad de primera, sin fertilizantes químicos.
- Porque es un insecticida natural que mantendrá alejadas las bacterias e insectos que viven en tu jardín.
- Porque su proceso de sembrar – cosechar es tan fácil y rápido que puedes usarlo para enseñar a tus niños el grandioso mundo de la plantación, la paciencia y la constancia.