Un recuerdo invaluable de la niñez de cualquier iberoamericano en esa última noche del año donde se le dice adiós a lo viejo y se recibe con el mejor ánimo lo que deparan los 12 meses que empiezan, es el consumo de las 12 uvas.
En este un ritual cuasi sagrado donde se mezclan sentimientos de lo recién vivido y propicia el balance de lo logrado, en compañía de la familia, junto con las horas que se cuentan para despedirlo, aparecen las uvas de la nochevieja. Escena reproducida por poetas, tal como lo dice el escritor Andres Eloy Blanco, cuando habla de la nostalgia de «las doce uvas de la noche vieja», en su poema cumbre Las uvas del tiempo.
Así es que dentro de las curiosas tradiciones de cada país para finalizar el año, aparecen las uvas. Tradición que arrancó en España, pero ya se ha extendido a lugares como Portugal o Latinoamérica. Si quieres saber más detalles al respecto, continua leyendo.
Orígenes peninsulares de la tradición
La tradición de tomar las 12 uvas al son de las campanadas que dan la bienvenida al año nuevo comenzó en España. Según lo que narran los historiadores, cada uva representa un deseo para cada uno de los meses del próximo año y también despide el año que termina con las 12 campanadas en la Real Casa de Correos de la Puerta del Sol de Madrid.
Existen diferentes explicaciones para esta tradición. Una de las teorías que acompañan nuestras uvas navideñas remonta los orígenes de esta costumbre a 1909. Al parecer, ese año hubo muy buena cosecha de uva y los productores decidieron darle una mayor salida al producto vendiéndola como “uvas de la suerte” en paquetes preparados de doce uvas, simbolizando los doce meses del año.
Al transcurrir los años, la tradición ha ido modificándose y adquiriendo ligeros matices. En la actualidad, mucha gente dice que las uvas simbolizan la abundancia y cada vez que se come una hay que pedir un deseo. En total, 12 deseos.
Para conocer más detalles entérate porque se cree que es necesario comer las 12 uvas en nochevieja: estas son las 2 versiones del comienzo de esta tradición en Año Nuevo.
¿Es un imán para la abundancia?
Al tratar de compaginar la ingesta de cada una de las doce uvas con cada una de las campanadas, los más competitivos lo hacen como si al final hubiese un premio si se lograse sincronizar a la perfección, el termino del ritual con el inicio del primer segundo del año que empieza.
Otros, a su ritmo, suelen conectarse más bien con el tiempo interior de lo vivido y sin apuros ni velocidades cierran los ojos y como en éxtasis simplemente expresan su sentir levantando las copas donde flotan la uvas en espumante bebida, de cualquier manera hacerlo es sinónimo de buen augurio para los tiempos que comienzan.
Generalmente, la nochevieja es el momento propicio para hacer limpieza de lo que no se dio y así como un reseteo de lo que bloqueo la llegada de lo que se deseó, algunos sacan dinero u objetos de la suerte, otros corren presurosos a levantar copas y dan gracias por la bendición que representa estar presentes en tal celebración.
Por eso, quien no logra comerse todas las uvas a tiempo queda con una extraña sensación, aunque a ciencia cierta, así como sucede con muchas tradiciones populares, esta costumbre también esta imbuida de mucho simbolismo e interpretaciones que cobran mucho sentido como expresión del imaginario popular y expresa con fuerza lo que significa la convivencia humana y su relación con cada año que termina.
Recibamos el año que empezará en pocos días junto con las uvas del tiempo y con el corazón limpio y animado, por los mejores tiempos por venir para todo el planeta, el año 2022, enhorabuena!